El momento adecuado
Una de las dudas es cuándo aplicar el fallo muscular en la sesión ¿en el primer ejercicio o en el último? Lo cierto es que las dos opciones son incorrectas. Si se aplica en el primer ejercicio, el problema con el que nos encontraremos es que asumiremos los siguientes movimientos con una elevada fatiga, no solo muscular sino sobre todo neural, los ejercicios posteriores se verán interferidos negativamente en intensidad de contracción y coordinación. Si se decide aplicar al final de varios ejercicios, el inconveniente será la fatiga acumulada, muscular y neural, no siendo el mejor momento para exigir al sistema neuromuscular su máxima implicación y rendimiento. La situación ideal, por tanto, es aplicarlo en un solo ejercicio y nada más, es decir que si por ejemplo elegimos aplicarlo en un press de banca, este debe ser el único ejercicio donde se implique a este grupo muscular, añadir un ejercicio adicional antes o después ya sería un inconveniente. Debemos valorar el beneficio que aporta esta técnica frente a los inconvenientes o riesgos que se asumen, y en esta balanza sopesada a medio y largo plazo parece ser que difícilmente compensa esta técnica, sobre todo cuando se utiliza continuamente. Como resumen de todo lo expuesto, estos son los criterios que se deben respetar si se decide aplicar esta técnica: Solo para deportistas de nivel muy avanzado. Aplicado en ejercicios que permitan una mecánica con menor riesgo. Utilizarlo de forma puntual, no de forma sistemática. Respetar la tensión continua. No utilizar un margen de repeticiones bajas con elevadas cargas. Son preferibles los ejercicios estables con algún soporte que no exigen mucha estabilización o coordinación. Mejor ejercicios con barra que con mancuernas. Los criterios encajan mejor para ejercicios de miembro superior que para los del inferior. Selecciona un solo ejercicio y utiliza el fallo en la última serie, no en todas. Requiere una mayor recuperación entre series y entre sesiones.