SCHILLER BIKE
PEDALEANDO SOBRE EL AGUA
Un placer especial del que pudimos disfrutar con las Schiller Bikes, deslizarnos sobre el agua pedaleando. Una estructura de aluminio, que nos recuerda vagamente a la de una bici de spinning, combinada con una transmisión especial que acciona una hélice y un par de flotadores hinchables son en esencia de lo que consta este original vehículo. Por muy aparatoso que parezca, todo se desmonta en no más de cinco minutos y se puede meter en el maletero de un coche de tamaño medio. Comenzamos con la operación contraria, el montaje, y nos sorprendió que no tardáramos más de 3 minutos en hinchar cada flotador, con una bomba de las de las tablas hinchables de paddle surf. Rafa, gerente de Urkabia, la empresa que importa estas bicis californianas, suele usar una bomba eléctrica conectada a la toma de mechero del coche, pero como él mismo nos dijo, se tarda menos a mano. Unos travesaños tubulares, que también se desmontan, permiten unir el chasis a los flotadores y una especie de tablas perpendiculares a los flotadores nos permiten tener una zona de apoyo. Sobre esas mismas tablas se puede instalar una lona en la que puede ir un pasajero tumbado, por delante, aunque te pierdes la vista directa del fondo del agua, que es una gozada. La bicicleta es de una estabilidad ejemplar, te puedes subir a ella sin titubeos porque no va a volcar, nada que ver con montar en piragua ni ningún otro invento acuático similar. Un apoyo con el pie sobre la base del chasis y ya estás arriba. Nada más arrancar, si hay muy poca profundidad llevaremos alta la hélice que va integrada con el timón, para bajarla a su altura óptima enseguida. El pedaleo ofrece una resistencia mínima que resulta progresiva: moverse entre 6 y 8 km/h prácticamente no cuesta nada pero superar los 10 a 12 km/h empieza a convertirse en un reto, lo cual está genial si lo quieres como herramienta de entrenamiento. Se maniobra con extrema facilidad porque gira mucho, pudiendo desplazarse adelante o atrás simplemente invirtiendo el pedaleo. Se mueve con soltura tanto sobre aguas dulces en embalses o ríos como sobre zonas de mar, siempre que no haya mucho oleaje.