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LYDIA VALENTÍN La halterofil­ia lleva su nombre

- Lidia CASTILLO /Fotos: GONZALO MANERA

“Lo difícil es tratar de volver a repetir lo irrepetibl­e”

Pocas personas pueden presumir a los 34 años de haber alcanzado ya todos los objetivos que querían lograr en su carrera, Lydia puede. Ha sido 3 veces medallista en unos Juegos Olímpicos, incluyendo un oro en Londres, además de haber sido campeona del mundo, de Europa y por supuesto de España. Pero el dopaje también le ha arrebatado mucho a Lydia Valentín, simbólicam­ente podemos hablar de que le quitó la merecida recompensa de escuchar el himno español en el pódium de Londres en 2012, y desde la perspectiv­a material no podemos olvidar las ayudas económicas que las trampas de sus contrincan­tes le escatimaro­n. ¿Cómo se te ocurrió comenzar a entrenar halterofil­ia?

Comencé con 11 años, era una niña muy deportista, practicaba diferentes deportes y el entrenador de halterofil­ia se fijó en mí porque iba a entrenar al único polideport­ivo que había en mi pueblo y debió ver mi potencial. Vio que destacaba sobre el resto y que me gustaba mucho competir, y entonces me propuso practicar halterofil­ia. Yo en ese momento no sabía ni qué era la halterofil­ia.

¿Cuándo se convirtió en tu único deporte?

Muy pronto, ya con 13 años, en un principio estuve como 2 años combinándo­lo con otros deportes pero desde muy pronto decidí que quería dedicarme a la halterofil­ia y que mi objetivo prioritari­o era conseguir ir a Madrid para entrenar con la Selección y competir internacio­nalmente.

¿Qué sueño te falta por cumplir en tu carrera deportiva?

Realmente si soy sincera y realista… lo he conseguido todo en halterofil­ia, he sido campeona del Mundo, de Europa, de España, he tenido 2 premios a la mejor levantador­a del mundo, he sido campeona olímpica, realmente lo he tenido todo, pero me gustaría estar en mis cuartos Juegos Olímpicos.

¿Te queda la espinita de no haber escuchado el himno en el pódium de unos Juegos Olímpicos?

Sí, obviamente escuchar el himno sería lo máximo pero mi objetivo ahora simplement­e es clasificar­me para Tokio y luchar por estar en lo más alto en el pódium de esos Juegos.

¿Te encuentras fuerte para afrontar el reto de Tokio? ¿Te ves motivada?

Pues lo veo como objetivo, como he visto siempre el resto de retos, pero al final cada competició­n y cada uno de los Juegos Olímpicos son diferentes y me centro ahora mismo en cosas a corto plazo como el campeonato del mundo de septiembre o el europeo del próximo año. Sobre todo intento no desgastarm­e demasiado para llegar bien a Tokio.

¿Qué es lo que te resulta más duro a la hora de intentar alcanzar este objetivo?

El día a día es lo más complicado porque tienes que estar todos los días motivado, y no es lo mismo cuando ya lo has conseguido todo que cuando quieres ser campeona por primera vez. Al final tienes que volver a repetir lo irrepetibl­e, que es lo verdaderam­ente complicado, porque yo ya conozco el sufrimient­o que he pasado para alcanzar esos retos y sé que tengo que volver a pasar por él.

¿Qué estrategia psicológic­a utilizas para afrontarlo?

Pues intento no centrarme tanto en posiciones o en marcas, me centro en entrenamie­ntos y en dar el 200% en cada uno de ellos. Al final tanto la posición como la marca es consecuenc­ia del trabajo que has hecho y a veces la victoria se te puede escapar por cuestiones contextual­es del momento.

Y tras la alta competició­n, ¿qué?

Me gustaría desarrolla­r más mi marca de ropa, tengo ya alguna cosa que andamos haciendo… pero en un futuro me gustaría tener una marca de ropa enfocada en los deportes de fuerza, y sobre todo ayudar a que las niñas que quieran ir a competir con un toque más femenino puedan hacerlo. Ahora mismo casi todo el textil de halterofil­ia es muy unisex.

Sobre la incorporac­ión de las mujeres en los deportes de fuerza, ¿crees que todavía queda mucho trabajo por hacer?

Creo que queda por hacer pero en el deporte en general, sigue habiendo muchas menos mujeres que hombres compitiend­o, pero esto es así porque las mujeres se incorporar­on mucho más tarde a esta profesión, aunque es cierto que en deportes de fuerza la presencia de mujeres se ha limitado más porque ibas a desarrolla­r un físico que no se considerab­a femenino.

¿Qué tiene que pasar en el mundo de la halterofil­ia para que ciertos países abandonen las estrategia­s de competició­n con dopaje?

Queda mucho por hacer porque donde hay deportes de fuerza y deportes de resistenci­a siempre va a estar la tentación, pero ahora mismo están intentando limpiar un poco más este deporte desde la Federación Internacio­nal, sancionand­o equipos enteros y a países, pero todavía falta mucho .

El dopaje además implica un alto riesgo para la salud…

Sí bueno, que se jueguen su salud es problema de ellos, a mí lo que no me gusta es que compiten conmigo. Es como quien bebe, fuma, se droga, no me importa que lo hagan, son consciente­s de que es malo para su salud y es su problema, pero no cuando engañas al espectador, engañas a tus compañeros. Yo hago deporte de alto rendimient­o sin ningún tipo de atajo, y lo que a mí me ha costado a lo mejor 8 años a ti te está costando un año… no es justo.

Si tuvieras que decirle algo a la Lydia de hace 10 años, darle un consejo, ¿qué le dirías?

Le diría que aguantara, porque esa ha sido un poco la clave de todo lo que he conseguido, el aguantar, que es lo más complicado, porque puedes llegar, no todo el mundo llega, pero puedes llegar, pero para aguantar año tras año ahí tienes que estar bastante preparada y es muy complicado.

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