FASCITIS PLANTAR
El pie es una de las estructuras anatómicas clave en el deportista. Cualquier molestia que afecte a esta zona condiciona la mecánica del movimiento y puede provocar otras lesiones en las rodillas y/o la cadera. Entre las lesiones más habituales en esta zona del cuerpo se encuentra la fascitis plantar. Cualquier deportista que haya sufrido fascitis plantar tarda en olvidar esta lesión, que no es la más grave ni aparatosa, pero es silenciosa y llega sin esperarlo.
La fascitis plantar o “espolón calcáneo”, es un dolor que nace en la inserción de la fascia plantar a la altura del calcáneo, aunque a veces se localiza más adelantada. La función de la fascia plantar es la de proveer estabilidad y capacidad de absorción de impactos al arco plantar. Se produce debido a la inflamación de la membrana que recubre la musculatura de la planta del pie y su zona de inserción en el talón y normalmente viene provocada por las tracciones continuadas y repetitivas debidas a los impactos durante la carrera.
Esta lesión provoca microrroturas a nivel de la inserción de la fascia plantar (o en la propia fascia), que no cicatrizan bien, apareciendo dolor al apoyar el pie. Los deportistas que practican deportes de impacto repetido son los más propensos a padecer una fascitis plantar.
Entre las principales causas de aparición de la fascitis se encuentran las siguientes:
Una excesiva pronunciación del arco plantar (pie cavo). Sobrepeso
Exceso de suma de km sobre superficies duras.
Uso de calzado inadecuado o con poca amortiguación. Desconocimiento de nuestro tipo de pisada (pronadores o supinadores principalmente)
El tratamiento varía en función de la evolución de la propia lesión. Una fascitis aguda, de reciente aparición que presenta inflamación puede solucionarse con la aplicación de hielo y masajes de unos 20 segundos sobre la zona, 3 o 4 veces al día. se aplicarán masajes de sobre la zona de 10 o 20 segundos, 3 o 4 veces al día. Si la fascitis perdura en el tiempo y se han producido microrroturas es el momento de acudir a tu fisioterapeuta. Allí probablemente te apliquen electrólisis percutánea intratisular (EPI) y utilicen otras técnicas como la diatermia o la hipertermia, las ondas de choque e incluso plantillas.
Recuerda siempre consultar con tu médico especialista, fisioterapeuta o podólogo para que el tratamiento y las valoraciones oportunas sean lo más precisas posibles.