Sportlife

EL ULTRAMAN DE JOSEF AJRAM

REGRESO AL ULTRAMAN

- POR FRAN CHICO FOTOS: SEBAS ROMERO

Tres días de deporte-aventurasu­pervivenci­a en Hawai.

Doce años después el deportista-aventurero catalán regresaba a Hawai para afrontar el Ultraman, un reto en 3 episodios. Josef se enfrentaba a tres días infernales: 10 km de natación y 150 km de bici el primer día, 280 km de bici el segundo y, como despedida, un doble maratón corriendo. ¿Cómo puede entrenar uno para sentirse preparado y no sentirse muy pequeño ante un reto gigante?

“Este año hablé con mi entrenador de centrar la primera parte de la temporada en la bici, empezando por hacer Cape Epic, y luego a partir de mayo ya empezamos a pensar en Ultraman. Y he llegado a la salida más confiado que nunca. En los entrenamie­ntos estaba nadando mejor que nunca, haciendo calidad en la carrera a pie aunque en la bici había hecho algo menos de lo que hubiera querido. Había hecho las cosas bien y ya sabes que en deporte dos más dos casi siempre son cuatro. El gran cambio han sido los volúmenes. Lo que me han transmitid­o es que hay que bajar volumen y subir la calidad y, especialme­nte, dar el valor que tiene al entrenamie­nto de fuerza. Te puedo decir que este año he hecho más horas de gimnasio que en toda mi vida junta. Podía hacer 15-18 horas de entrenamie­nto total a la semana, pero muy bien hechas. No era cuestión de salir en bici sino de salir a entrenar en bici. En una semana podían salirme 9 km de natación, 250 de bici y 60-70 corriendo”.

También has hecho un cambio radical en tu dieta, ¿no?

Sí, el cambio en la alimentaci­ón ha sido decisivo. Para empezar cero carne en mi dieta, nada de embutido tampoco. Para el desayuno tomo cereales, un zumo y un café. Después del entreno, unos huevos o una tostada con queso, la comida puede ser algo de verdura con pasta, de merienda algo de frutos secos y cena ensalada con pescado o garbanzos.

Otro punto clave que has trabajado ha sido lo que se llama “el entrenamie­nto invisible”: el descanso.

Tuve la suerte de trabajar con el Doctor Estivill, una verdadera eminencia en el tema del sueño, que quería hacer un estudio con deportista­s. De las primeras cosas que me dijo es que todos deberíamos dormir con tapones y en plena oscuridad. Desde que duermo con tapones descanso mucho más.

¿Cómo ha sido regresar al Ultraman 12 años después?

“La primera vez que vine al Ultraman fue en 2007. Yo había hecho ya un par de Ironman, maratón des Sables, la primera Titan Desert, el Maratón de la Muralla China…en esa época busca

ba viajar y carreras increíbles. Y mirando por internet me tropecé con el Ultraman… ¡sólo el nombre ya era impresiona­nte! Mandé el formulario de inscripció­n sin mucha esperanza de que me selecciona­ran porque no tenía demasiada experienci­a y para mi sorpresa me cogieron. Fui acojonado. Para mí entonces nadar 10 kilómetros era algo de ciencia ficción, pero terminé. Ha sido especial volver 12 años después al mismo sitio y sobre todo haber disfrutado mucho más y haber terminado mucho mejor.

Vamos etapa por etapa. Comenzamos con los 10 km de natación con esos 150 km de bici a continuaci­ón.

Me fui a dormir sobre las siete y media y a las cuatro de la mañana ya estaba en pie. Un desayuno normal (cereales y una tostada con mermelada) y para la salida. La primera incertidum­bre fue nadar con o sin neopreno. El agua estaba muy caliente a 28 grados, y tres horas y pico con el neopreno... te puedes cocer. Yo otros años había salido del agua con calambres y al final me decidí por salir a pelo. De los 28 que estábamos en la salida sólo un hawaiano y yo salimos sin neopreno. La gente que me guiaba en el kayak fue dándome geles y bebida isotónica. Salí con el mejor tiempo de nunca allí en la natación. Fue un buen golpe de confianza. Cuando salí del agua, mi equipo, que lo formaban mi mujer y mi mejor amigo, ya lo tenían todo preparado. Allí tienes que ser autosufici­ente y ellos te hacen los avituallam­ientos y están en los cruces que puedan ser más complicado­s. El resto del día era para hacer los 150 km con 2500 metros de desnivel con final arriba del volcán. Tuve un problema con el cambio que no me dejaba usar los piñones grandes en las subidas y además tuvimos todo el día un viento y una lluvia de la leche pero finalmente llegué a la cima, a 1500 metros, en algo menos de seis horas.

El segundo día era todo bici y más bici.

En esta segunda jornada sí desayuné pasta (unos 200 gramos). El primer día no lo hice porque si cargo carbohidra­tos tengo problema de deshidrata­ción. El día entero lloviendo y son 280 km con 2900 metros de desnivel. Casi un Madrid-Zaragoza tú sólo, porque rara vez te juntas con otro ciclista y por supuesto siempre tienes que dejar los 10 metros de separación de los triatlones. Yo entreno mucho solo para estar mentalment­e adaptado a esta situación. Estoy lejos de mis mejores tiempos pero termino la etapa con solvencia.

Todo parecía que iba bien pero el último día estuviste muy cerca de abandonar.

La sensación de esos primeros 500 metros del doble maratón, que encima pican para arriba, te lleva a decirte “¡pero cómo voy a terminar esto! Pero la musculatur­a se va ajustando y además entras en una zona con perfil descendent­e que te ayuda a ir avanzando- En el kilómetro 28 vi un cartel que decía que quedaban para Kailua, donde estaba la meta, 36 millas. Me bloqueé completame­nte, me paré y me dije no llegó. Iba muy bien, compartien­do la quinta plaza con un hondureño, y uno de sus asistencia­s fue el que me hizo reaccionar. “Amigo, anda dos km que se te pasa”. En el 31 le dije a mi asistencia que iba a correr hasta el maratón y que me iba para casa, que ya no podía más. Sin embargo, cuando estaba ya casi allí, en el km 41 me acordé de un Informe Robinson que habíamos hecho en 2008 y que yo decía esta frase: “la cabeza es increíble porque pasas el maratón y es pan comido”. Y me vine arriba. Le dije a mi equipo que nos quedaban 26 avituallam­ientos, que íbamos a ir de milla en milla, y la verdad es que fue de puta madre… no soy mucho de llorar pero cuando entré en meta lo hice como una magdalena. Tenía mucha tensión. Necesitaba esa meta, necesitaba acabar, tenía que cerrar un ciclo”.

¿Habrá otro Ultraman en tu vida?

Sí, y pronto. El año que viene vuelvo seguro. Cada uno tiene su espacio y esta es mi carrera. Yo no diría que el Ultraman es realmente un triatlón, porque están los descansos entre las pruebas; yo lo veo más como un viaje en el que te pueden pasar muchas cosas, como una aventura, y eso, la aventura, es lo que realmente me apasiona, por eso he hecho 5 veces el Maratón de Sables, 5 Epic… y por eso volveré al Ultraman”.

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