KILÓMETROS PARA EL MUNDO
¡¡Hola hola!! Soy Clara Ruiz, y te quiero presentar mi proyecto: kilómetros para el mundo. Pero antes de eso, déjame contarte mi historia, que estoy segura de que no te va a aburrir. Eso sí, no te garantizo que después de leerla, ¡no vayas a echar a correr tú también!
Demostrando que se puede llevar a cabo el sueño de viajar y correr
Respecto a lo profesional, soy economista por la UCM y me especialicé en Auditoría y Finanzas en ICADE. Después de haber pasado por sitios de renombre (el Banco Central Europeo entre ellos), terminé de analista financiero en la parte de Corporate & Investment Banking de BBVA. Como te puedes imaginar, mi carrera profesional no era nada desdeñable; y encima contaba con un curro interesante, buenos compis y condiciones holgadas. Pero me di cuenta de que lo más preciado que tenía era el tiempo, y estaba dedicándolo a algo que no me llenaba al 100%. Decidí dar un giro a mi vida y hacer lo que más me gusta: viajar y correr. ¿Te suena? En lo personal, ¡estaba muy contenta con mi entorno! Vivía en una buhardilla fenomenal en el madrileño barrio de Chueca, tenía amigos estupendos alrededor y estaba cerca de mi familia, con quienes hacía muchos planes. Viajaba lo que podía, sola o acompañada. Pero de nuevo, me di cuenta de que me apetecía más descubrir nuevos sitios y nueva gente. Me armé de valor y dejé mi zona de confort.
Además, respecto a lo deportivo tampoco me podía quejar. Era miembro de un equipo de atletismo, Myrmidons, con quienes entrenaba varios días por semana y con quienes además de series compartía alguna que otra birra. Para más inri, competía tanto en asfalto como en montaña, y me iba bastante bien (mi marca en 10k es 39’06’’ y la de media maratón es 1h 28’), y en los trails rara era la vez que no me subía al podio. Pero, aun así decidí cambiar las carreras y las series por correr por rutas nuevas cada día.
Así que en Octubre de 2019, di vida a mi proyecto, Kilómetros para el Mundo, que consiste en dar la vuelta al mundo corriendo. El propósito del viaje es descubrir nuevos sitios, aunando deporte y aventura. Aunque por ahora la mayor parte de las rutas las hago sola (viajo sola), no descarto que en el futuro gente con afinidades parecidas se una (lo digo por ti, para que te animes a venirte). Cambié los tacones por zapas, despedí a mis allegados sabiendo que les vería en ruta y pasé de correr con los Myrmidons a hacerlo sola y por el mundo, ¡y no me arrepiento en absoluto!
Aunque técnicamente no me desplazo corriendo, sí que le doy zapatilla en todos los sitios a dónde llego, ¡15K al día! La distancia la decidí así porque menos es justo para ver cosas (no me pillaba de nuevas esto de hacer turismo corriendo), y porque más es limitante a la hora de hacer más actividades: además de correr, no me quería perder otras experiencias (como montar en kayak, dar un paseo por la city o hacer un trekking por los alrededores). Y así, sumando 15K tras 15K, ¡llevo corridos más de 3.200K!
Empecé por Nepal, donde anoté 396 km. Lo elegí por sus montañas, y volveré por su gente. Además de correr mucho y hacer un par de carreras (en las que me subí al podio en ambas ocasiones), hice el trekking del Campo Base del Everest. La experiencia fue inolvidable: primera vez que ascendía una altura de más de 5.000 m, y con buena compañía (mi hermano Tuko se vino). Los paisajes que vi por allí (senderos adentrándose en la naturaleza, ríos de un color azul intenso al fondo de cañones y montañas gigantes con cumbres nevadas al fondo) voy a tardar en olvidarlos.
En India anoté muchos kilómetros más (528 km), a pesar de pasar el mismo tiempo que en Nepal (dos meses). India es intensa en todos los aspectos (sabores, olores, colores, costumbres, gentes). Uno de los recuerdos más bonitos que tengo es que ¡vi un tigre salvaje! A la excursión se apuntó mi hermana Jimena (como verás, desde casa me siguen dando cobertura), y a pesar de que el primer día no tuvimos éxito, el dueño del hotel donde nos alojábamos se
apenó tanto viendo nuestra desilusión que nos invitó a repetir safari al día siguiente. ¡Todo un éxito, tigre visto! Allí es donde más carreras he corrido desde que viajo, ¡y fue en Navi Mumbai Half Marathon la primera vez que he quedado primera absoluta!
De ahí cambié Asia Central por Sudeste Asiático y viajé primero a Camboya (donde anoté 258K), que me sobrecogió por su pasado más reciente (la brutal historia de los Jemeres Rojos es una de las grandes tragedias del siglo XX) y me maravilló con sus increíbles templos (que han aparecido en más de una peli). Luego pasé a Myanmar (apunté otros 246K), donde además de correr y ganar mi carrera más larga hasta la fecha (de 24K, porque aún no he hecho una maratón), tuve la oportunidad de conocer la meditación y el voluntariado en un monasterio budista. Finalmente llegué a Tailandia (corrí la bestialidad de 928K, pero es que
estuve en el país más de 5 meses), donde me atrapó el virus en una isla paradisíaca, KoKut; y donde también gracias al virus pude emprender una aventura en bicicleta que duró más de 60 días.
Dada la situación (pandemia mundial), mi rumbo cambió y tuve que abandonar mi querida Asia rumbo a los Balcanes. Empecé corriendo 321K por Croacia. ¡Me encantó descubrir que son súper mediterráneos, y tener al mar como compañero de ruta! Luego crucé a Eslovenia, que me recordó lo que echaba de menos las montañas, y me regaló más de una tarde corriendo por sus fantásticos lagos. Allí pasé apenas una semana y apunté 71K al contador. Serbia fue mi siguiente destino, y ahí percibí que había llegado a Europa del Este, rodeada de edificios soviéticos y de gente con una historia dura a sus espaldas. ¡Pero ente sus paisajes sublimes, con ríos de meandros imposibles y colinas pobladas predominantemente por pinos, pude correr estupendas rutas (126K en total)! Montenegro lo recorrí en coche por sus carreteras panorámicas (bueno, y también corriendo, que sumé 117K). Me quedé atrapada unos días en mi sitio preferido de los Balcanes hasta la fecha, la fantástica bahía de Kotor.
Y de ahí he llegado a Albania. El país está siendo un gran descubrimiento, porque poco tiene que ver con lo que he visitado hasta ahora por aquí, por la religión para empezar (son musulmanes). Además, ¡los precios parecen asiáticos! He pasado por los Alpes Dináricos (al norte), por Tirana (la capital) y por dos pueblos históricos: Berat y Gjirokaster (con estilo arquitectónico otomano). Aún no he hecho la cuenta de los kilómetros pero ¡es que todavía no sé cuándo cruzaré una nueva frontera!
De aquí mi intención es pasar a Macedonia, y de ahí, ¿quién sabe? Grecia o Turquía; y saltar a América, ¿por qué no? Se admiten sugerencias... Lo que es seguro es que correré al menos 3.000 km más.
¿Te he convencido? Si has llegado leyendo hasta aquí, estoy segura de que a ti también te han entrado ganas de correr y recorrer el planeta. ¡Vente conmigo, con kilómetros para el mundo! Y si no te puedes venir, sígueme en Instagram @kilometrosparaelmundo y en mi página web
www.kilometrosparaelmundo.com