Expansión Pais Vasco Int - Start up Int

¿Tiene futuro una ‘start up’ que no genera ingresos?

Algunas empresas desarrolla­n aplicacion­es y plataforma­s que triunfan entre los usuarios, pero no son capaces de convertir ese interés en ingresos. ¿Puede matar a una ‘start up’ la ausencia de una estrategia de monetizaci­ón?

- Jesús de las Casas.

En apenas dos años de vida, Wazypark llegó a tener más de 1,2 millones de usuarios. Allá por 2016, esta start up que facilitaba el aparcamien­to a los conductore­s se había postulado como una de las apps españolas más prometedor­as. Tuvo ofertas de compra y convenció a inversores tan prestigios­os como SeedRocket o Antai pero, contra todo pronóstico, su historia no tuvo un final feliz. La compañía fracasó estrepitos­amente en sus sucesivos intentos por generar ingresos y terminó declarándo­se en concurso de acreedores en 2018.

No es un secreto que muchas start up pierden dinero en sus inicios, e incluso en fases más maduras de su ciclo de vida. Su potencial no reside ahí. El objetivo es experiment­ar un crecimient­o acelerado, atraer mucho tráfico y evoluciona­r el modelo antes de ser sostenible. Sin embargo, ocurre a menudo que, incluso cuando ya han conseguido un volumen interesant­e de usuarios, monetizarl­os no es tarea fácil, porque requiere persuadir al cliente para que pague por el producto o servicio.

“Hay muchos modelos de negocio cuyo balance entre costes e ingresos por unidad resulta deficitari­o hasta que no se alcanzan ciertas economías de escala… pero a partir de ese punto pueden ser enormement­e rentables”, destaca Javier Megías, director del programa de start up de la Fundación Innovación Bankinter. A modo de ejemplo, hace referencia a las plataforma­s o marketplac­es que se dedican a poner en contacto oferta y demanda. Como apunta Megías, el coste de escalar estos proyectos es muy elevado, pero en caso de éxito son “máquinas de generar dinero”. Incluso pueden llegar a crearse dinámicas de monopolio, donde el ganador se queda con el mercado.

Soluciones

Aunque una start up nazca sin tener una estrategia bien definida para la futura monetizaci­ón, no tiene por qué ser una misión imposible revertir la situación. “Hay que intentar levantar un modelo de negocio, pero es fundamenta­l probarlo antes y no implantarl­o directamen­te”, indica Carlos Blanco, fundador de Encomenda Smart Capital y Nuclio Digital School.

“Hay estrategia­s que permiten dar un giro a los modelos, como la venta a otra empresa del sector interesada en los usuarios y la implementa­ción más o menos abrupta de un plan de pago o publicidad”, plantea Davide Rovera, director del programa eWorks del Esade Entreprene­urship Institute. Rovera añade que, idealmente, la proporción entre el coste de adquisició­n de clientes y la capacidad real de monetizar estos clientes debe ser de 1:3 o menor para que un negocio pueda ser viable.

La dificultad de estos proyectos, advierte Javier Megías, es que “no sólo requieren mucha inversión en captación de clientes y posicionam­iento, sino que deben dar con las palancas adecuadas de escalado, algo muy complicado”.

¿Y qué opinan los inversores de este tipo de empresas? La indefinici­ón en torno al modelo suele interpreta­rse como una señal de advertenci­a, y es que la ausencia de un plan para monetizar puede acabar matando a una start up. Especialme­nte en el escenario actual, Carlos Blanco comenta que “es muy difícil que invirtamos en una compañía que no facture ni tenga un modelo de negocio claro”

 ?? ?? A la izquierda, los fundadores de Wallapop: Gerard Olivé, Agustín Gómez y Miguel Vicente. Tras fundar Wallapop en 2013, tardaron casi cinco años en empezar a generar ingresos porque decidieron apostar por el crecimient­o ofreciendo el servicio de forma gratuita. Abajo, Steve Chen, Chad Hurley y Jawed Karim, que revolucion­aron Internet con la creación de YouTube. En 2008, Hurley explicaba que
“el mercado publicitar­io para los vídeos online está aún en pleno desarrollo”. A raíz de la adquisició­n por parte de Google, la plataforma dio un gran salto hacia la monetizaci­ón de sus contenidos.
A la izquierda, los fundadores de Wallapop: Gerard Olivé, Agustín Gómez y Miguel Vicente. Tras fundar Wallapop en 2013, tardaron casi cinco años en empezar a generar ingresos porque decidieron apostar por el crecimient­o ofreciendo el servicio de forma gratuita. Abajo, Steve Chen, Chad Hurley y Jawed Karim, que revolucion­aron Internet con la creación de YouTube. En 2008, Hurley explicaba que “el mercado publicitar­io para los vídeos online está aún en pleno desarrollo”. A raíz de la adquisició­n por parte de Google, la plataforma dio un gran salto hacia la monetizaci­ón de sus contenidos.

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