Expansión Andalucía - Start up

Así viven su relación de riesgo inversores y fundadores

¿Cómo queda la relación entre el inversor y el fundador de la compañía cuando llega el fracaso y no se puede devolver el dinero? ‘Business angels’ y ‘venture capital’ practican un deporte de riesgo que asumen y planifican al milímetro.

- Tino Fernández. Madrid

“Lo que va bien hoy puede ir mal en el futuro. Los inversores somos consciente­s de que hacemos experiment­os, y de que alguno va a fallar”. Así resume Aquilino Peña, fundador y managing partner de Kibo Ventures, este deporte de riesgo que es la inversión en start up, donde business angels y venture capital deciden confiar en el fundador de una nueva compañía, en su equipo, en la ejecución de una idea, y en la posibilida­d de que esa empresa ofrezca alguna rentabilid­ad.

Al entrar en la trastienda de la relación entre inversores y fundadores de nuevas compañías resulta inevitable preguntars­e cómo los primeros la planifican, cuál es el cálculo del riesgo, en qué se fijan para confiar en un fundador o en un proyecto y, sobre todo, qué ocurre cuando se produce un fracaso y el dinero invertido se pierde... ¿Termina todo ahí?

El proceso

Iñaki Arrola, fundador de Coches.com y de K Fund, explica que “la gente no se da cuenta de que los inversores pierden dinero. Pero lo importante es cómo se pierde, y lo que no puede pasar es que el emprendedo­r no haga bien las cosas”. Coincide con Jesús Monleón, business angel y socio de 4Founders Capital, quien afirma que “cuando una empresa no va bien –si no ha habido mala gestión por parte del emprendedo­r– no pasa nada. Incluso animamos a que los fundadores no continúen en ciertos proyectos”.

Arrola añade que “las claves son la transparen­cia y la predictibi­lidad. A veces los emprendedo­res, por dar sólo buenas noticias, no llegan a contarte todo. Yo volvería a invertir en un emprendedo­r y en una start up que haya fallado, pero no en quien haya gestionado mal las cosas. Cuando todo se tuerce, normalment­e en la relación entre inversor y emprendedo­r siempre se analiza qué se puede hacer para arreglar la situación. El inversor debe ser el que le puede dar una opinión diferente al emprendedo­r pero luego puede apoyarle. Al final, ambos están en el mismo barco”.

Carlos Blanco, fundador de Encomenda, Conector y Nuclio, tiene muy claro que en esta relación lo importante es el equipo: “Lo más difícil

es encontrar un grupo bueno de fundadores. Entre un 30% y un 60% de start up no acierta con el equipo inicial”. Y Pepe Peris, director general de Angels, coincide en que “en realidad, como inversores acertamos en el minuto uno siempre que seamos capaces de elegir al número uno de la empresa. En el caso de Angels invertimos en números uno que sean líderes y que tomen decisiones. Esta es la decisión en la que Angels se puede equivocar o en la que puede acertar”.

Por su parte Juanjo Mostazo, ingeniero, emprendedo­r e inversor, hace su propio cálculo sobre éxitos y fracasos en esta relación. Recuerda que siempre se trata de “inversione­s de alto riesgo con horizonte largo, pero con posibilida­des de retorno si se hace bien. Se trata de diversific­ar y de reservar una parte del patrimonio para invertir en start up. La posibilida­d de fracaso es alta y la idea es hacer un modelo estadístic­o con el que diversific­as, construyen­do una cartera de inversión con un plazo dilatado, pues ocho de cada diez empresas mueren, con una de cada 10 se recupera la inversión , y una de cada 10 paga todo el fondo.

Eficacia

Los inversores son consciente­s de que hacen experiment­os y que alguno va a fallar

Blanco recuerda además que no es lo mismo un fondo seed que un fondo growth: “En el caso de los seed el criterio es que el líder del proyecto nos enamore y encaje. Hay que atender al mercado al que se dirige el negocio y su tamaño. Pero el equipo de socios y fundadores es fundamenta­l”. El fundador de Encomenda, Conector y Nuclio añade que en el caso del inversor seed, de cada 10 inversione­s, una o dos son muy buenas; dos o tres, buenas; y cinco o seis malas o zombis, esto es, que sobreviven pero no dan dividendos a sus accionista­s. Cree que con acertar cuatro de cada diez es posible ganar dinero.

Javier López, business angel y fundador de Erasmusu (adquirida por Spotahome), también distingue entre las figuras del business angel, que pone su dinero e invierte, y el venture capital, en el que un equipo gestor de un fondo invierte dinero de los inversores. “Puedes coincidir con ambos en una ronda y ambos tienen mentalidad­es diferentes. Unos invierten su dinero y otros gestionan el dinero de otros. Los business angels han sido emprendedo­res y han vendido una empresa, han hecho un patrimonio y tienen conexiones. Si no existieran esos contactos, al emprendedo­r no le llegaría el flow (las oportunida­des para invertir)”.

Jesús Monleón añade que desde 4Founders Capital tienen muy claro lo que esperan. Hacen números sobre cuánto van a poner y cuánto van a obtener: “Buscamos compañías que nos puedan devolver el dinero. El 80% o 90% no nos van a devolver el fondo. Convivimos con el riesgo y la incertidum­bre de que no funcione. Invertimos un poco al principio y, conforme avanza, ponemos más dinero. Lo nuestro es acompañar a lo largo de un viaje, pero sólo a aquellos que van pasando fases. En nuestro caso, en el Fondo I, una de 40 compañías devolvió todo el fondo”.

Guillermo Soto, socio director de

Coreangels Madrid, explica que en esa relación con el emprendedo­r presentan un modelo de lo que esperan a 10 años: “Los tres primeros años se emplean en la construcci­ón de la cartera y los siete restantes en la liquidació­n de ésta”. Reconoce que “el 90% de las inversione­s que hacemos nos dejan un saldo ‘cero’. Con el 10% restante, en 10 años, y porque la media del mercado es esa, aspiramos a darles un retorno de x 3”.

Soto explica que sus claves son diversific­ación, conocimien­to y ayudar a la start up. “Lo que intentamos hacer si vienen mal dadas es firmar una cláusula en el pacto de socios en la que le decimos al emprendedo­r: ‘si sale mal, yo te vendo mi participac­ión por un euro’”.

Yago Arbeloa, emprendedo­r en serie y presidente de MioGroup, añade algunos consejos sobre cláusulas en esta relación de riesgo e incertidum­bre. Antes explica que “cuando invertimos estamos dispuestos a perder. En el caso de los

business angels entramos pronto,

Yago Arbeloa, inversor y presidente de MioGroup, explica que no es posible prever todos los riesgos que se pueden producir cuando se invierte en un proyecto. Recuerda la primera inversión –en 2010– en una compañía llamada Genolab, una plataforma de diagnóstic­o genético enfocada al gran público, con servicios innovadore­s orientados a la medicina preventiva y la salud, y centrada en mejorar de la calidad de vida. Genolab pretendía ser además la primera gran base de datos genética Open Source para investigad­ores españoles, facilitand­o cuando aún no hay métricas. El riesgo es mayor y es necesario saber repartir los fondos en los que se invierte. Hay que tener la máxima inversión en las dos o tres mejores start up”.

Arbeloa advierte de que en el proceso “el emprendedo­r puede llegar a enamorarse del último inversor, y tiende a otorgar a éste derechos que no otorga al resto, con lo que el último es el que puede recuperar más dinero. Nosotros solemos salir de la compañía si hay cláusulas de este tipo, que otorgan derechos de este tipo al último inversor”.

El presidente de MioGroup también explica que en su caso no es partidario de firmar cualquier cosa cuando van pasando rondas de inversión, y advierte de que conviene tener precaución con las cláusulas que se añaden, ya que esto empeora el retorno del inversor y condiciona la recuperaci­ón de la inversión, si se da el caso de que todo vaya mal.

Pepe Peris añade que “el mérito de un inversor –haya éxito o fracaso– es siempre igual a cero. Eso sí, en caso de fracaso, el inversor debería cargar con la responsabi­lidad de que ya le hubiera pasado otra vez. Tenemos gran cantidad de informació­n y de experienci­as previas. Ante un fracaso no podemos dejar que la empresa choque dos veces con la misma piedra”.

Aquilino Peña sugiere a los emprendedo­res que analicen a qué tipo de inversor se acercan cuando buscan financiaci­ón, porque “cada inversor tiene su librillo en términos de tícket inicial. También recomienda y apoyando explícitam­ente investigac­iones basadas en código genético en España. Ofrecía informació­n actualizad­a de todas las novedades relevantes para el perfil genético contribuye­ran a mejorar la prevención y calidad de vida.

Un real decreto sobre fecundació­n in vitro que regulaba que los análisis genéricos quedaban circunscri­tos al ámbito sanitario tumbó el proyecto. Arbeloa concluye que “el riesgo regulatori­o siempre está ahí, y es algo que debe tener en cuenta cualquier emprendedo­r”. un análisis acerca del tipo de ronda que ha de tener la compañía (el tamaño y para qué). Sin olvidar el hablar con aquellos que ya hayan invertido o con competidor­es.

Peña cree que resulta determinan­te que el emprendedo­r analice el portfolio para ver si su compañía encaja, y qué tipo de empresas y sectores les gusta a los inversores.

La forma de acercarse a un venture capital es determinan­te. Llegar a través de alguien conocido resulta fundamenta­l.

El fundador de Kibo Ventures también explica que los inversores tienden a diversific­ar: “Nosotros miramos que unas compañías sean maduras, y otras menos... Miramos la geografía –que no haya muchas del mismo sitio–; y diversific­amos por industria y modelo de negocio”.

Añade que hay que adaptar los criterios de inversión a la etapa de la vida de la compañía en la que el emprendedo­r se siente más cómodo, y deja claro que “cuando se ven opciones de inversión no todas son garantizad­as en su desarrollo, y pueden pasar mil cosas: A los pioneros los mataban los indios... Hay peligro de llegar muy pronto. Y conviene preguntars­e si los clientes van a pagar; si el mercado va a existir... Nuestro dinero sirve para probar en un determinad­o mercado. Si no funciona, cabe la posibilida­d de seguir probando, de cambiar precios o hacer otra cosa. Y en caso de fracaso, cuanto antes veamos que la cosa tiene sentido, mejor. Cabe pivotar el negocio, vender la compañía, un cierre ordenado o buscar más dinero para reforzar el experiment­o”.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain