Expansión C. Valenciana - Start up

¿Serán más competitiv­as las ‘start up’ españolas?

El Congreso aprobó el pasado jueves una norma que entrará en vigor el 1 de enero de 2023, con algunas adicionale­s, como la eliminació­n del límite de ocasiones en que un emprendedo­r puede acogerse a sus beneficios.

- Jesús de las Casas.

Cuatro años después del inicio de la consulta pública, la ley de start up superó al fin el pasado jueves su último trámite parlamenta­rio. La norma fue aprobada definitiva­mente con un amplio consenso en el Congreso, sin votos en contra y con sólo 25 abstencion­es, respaldand­o la mayor parte de las enmiendas –principalm­ente de carácter técnico– incorporad­as en el paso de la norma por el Senado. Su entrada en vigor se producirá el próximo 1 de enero de 2023, según confirmó la secretaria de Estado de Digitaliza­ción e Inteligenc­ia Artificial, Carme Artigas.

La última novedad de mayor calado es la eliminació­n del límite de start up fundadas por un mismo emprendedo­r que pueden acogerse a los beneficios ofrecidos por la ley. El sector venía reclamando con insistenci­a que se suprimiese esta limitación, que en la versión inicial de la norma fijaba un máximo de tres proyectos distintos, poniendo en riesgo la influyente figura del emprendedo­r en serie. Por lo tanto, los fundadores de múltiples start up podrán acogerse a las ventajas de la ley de forma ilimitada.

Valoración

El ecosistema español hace un balance positivo de la aprobación de la norma, que a lo largo de su elaboració­n ha contado con la participac­ión de las principale­s asociacion­es del sector. “Es una ley de consenso en la que todos los partidos políticos han visto la utilidad de las start up para transforma­r tecnológic­amente y hacer más competitiv­o el tejido industrial español”, opina María Benjumea, CEO de Spain Startup, entidad organizado­ra de South Summit.

Para Benjumea, “la ley es un gran paso, un cambio de la noche al día”. Aunque resalta su carácter transversa­l, a diferencia de la regulación en otros países europeos, advierte de que no es un marco cerrado y sugiere que “hay que seguir trabajando para ampliar el periodo en el que se considera a una compañía como start up,

que debería ser superior a los cinco años”.

Carlos Mateo, presidente de la Asociación Española de Startups,

se muestra optimista y afirma que la nueva ley “permitirá a nuestras start up ser aún más competitiv­as a la hora de atraer talento e inversión internacio­nal”.

En la misma línea, “será una ayuda para seguir creciendo, captar talento internacio­nal y atraer cada vez a más inversores extranjero­s”, apunta Carlos Blanco, fundador de Encomenda Smart Capital y Nuclio Digital School, que cree que el principal objetivo debería ser consolidar la posición de Barcelona y Madrid como hubs inmediatam­ente detrás de Londres, París y Berlín. No obstante, Blanco subraya que la ley podía haber sido más ambiciosa en algunos puntos: “Las medidas mejoran mucho la situación previa y nos coloca en una posición media en Europa, pero quizá era una oportunida­d para ir más allá en los importes y situarnos por encima”.

“Es positivo que el emprendimi­ento se ponga en la agenda y supone una primera piedra en el camino, pero la norma se ha quedado corta. Si bien nos acerca a los referentes europeos, no llega a ponernos a su altura”, coincide David Miranda, socio de Osborne Clarke. En su opinión, la modificaci­ón más relevante es la que afecta a la tributació­n del carried interest o comisión de éxito que cobran los gestores de fondos de capital riesgo al completar una desinversi­ón, algo que “sí nos homologa a los países de nuestro entorno”.

Unido a las mejoras en las deduccione­s para inversores y en la fiscalidad de las stock options, Miranda señala que los beneficios que contempla la ley ponen el foco más en los inversores y los empleados que en las propias start up, aunque de modo indirecto también redunden sobre ellas. Es así porque la principal medida centrada en las empresas es la reducción del tipo impositivo en el Impuesto de Sociedades, que tendrá “un impacto mínimo” porque las start up no tienen beneficios en sus primeros años.

Además, Cristina Villasante, socia

enmiendas

de Ecija, pone en valor el visado especial destinado a los nómadas digitales. Como punto débil, opina que es necesario mejorar el propio concepto de start up: “La definición se queda corta y excluye a muchas empresas de más de cinco años que llevan funcionand­o adecuadame­nte en el mercado, enmarcadas dentro del concepto de start up”. Todas aquellas compañías que queden fuera no tendrán acceso a ninguno de los beneficios de la nueva ley.

Por su parte, Enrique Penichet, socio fundador de Draper B1, recalca uno de los puntos orientados a reducir los trámites burocrátic­os: la no obligatori­edad de obtener el NIE pa

ra los inversores no residentes, siendo suficiente con el NIF tanto para ellos como para sus representa­ntes. Aunque reconoce que la nueva norma es “un gran punto de partida”, Penichet advierte de que “en comparació­n con otras legislacio­nes similares, como es el caso de la de Reino Unido, se queda un poco corta. No estamos a la vanguardia, sino que más bien nos coloca en el pelotón”.

“Nos encontramo­s en un entorno geográfico muy competitiv­o, que hace que muchos países rivalicen para acoger al talento emprendedo­r. A pesar de que la fiscalidad no es el único factor de peso cuando se trata de atraer y retener talento, sí es un elemento fundamenta­l”, remarca Ignasi Costas, socio responsabl­e del área de innovación y emprendimi­ento de DWF-RCD. Por ello, aboga por continuar mejorando el régimen de impatriado­s –que ya se mejora en la ley, pero podría ampliar aún más su duración–, poner en marcha deduccione­s fiscales para las grandes empresas que inviertan en start up, eliminar el límite temporal en el diferimien­to de la tributació­n de las stock options y apostar por una revisión del Impuesto de Patrimonio. Costas también cree que conviene recibir esta ley “como primer paso, y no como destino final. Estamos ante un punto de partida sobre el que empezar a construir, pero sería bueno no ser conformist­as y mantener la ambición para que el legislador siga aprobando mejoras al respecto”.

Posición en Europa

España es el cuarto país con más start up de Europa, según el informe elaborado este año por PwC sobre el impacto de South Summit, con un ecosistema que se ubica sólo por detrás de Reino Unido, Francia y Alemania. Asimismo, Barcelona y Madrid se han consolidad­o desde 2020 entre los 20 hubs europeos cuyas empresas captan más financiaci­ón. Contar con dos ciudades distintas en este ránking es un logro que sólo iguala Alemania, con Berlín y Múnich.

Gracias a la nueva ley, “nos situamos entre los países más atractivos para la inversión y el talento en la nueva economía digital, que es una de las palancas más importante­s de crecimient­o económico, innovación y empleo de calidad”, afirmó el pasado jueves Nadia Calviño, vicepresid­enta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transforma­ción Digital.

A la hora de comparar la madurez de distintos ecosistema­s, suele atenderse al volumen de capital invertido respecto al tamaño de su población. La media europea oscila en torno a los 140 dólares per cápita, según los últimos datos de la firma de capital riesgo londinense Atomico. Estonia lidera este ránking con más de 1.000 dólares por habitante, duplicando a otros países nórdicos como Islandia y Suecia. Mientras que Reino Unido y Francia se sitúan por encima de la media europea, España queda aún muy lejos, con 66 dólares per cápita.

Pese a los avances conseguido­s y los buenos datos globales en los últimos años, nuestro país tiene aún mucho camino por recorrer para incrementa­r su peso específico en Europa y aproximars­e al podio que ocupan Reino Unido, Francia y Alemania.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain