Expansión C. Valenciana - Start up
Amadeus: la perspectiva del comprador
Amadeus IT, el gigante español especializado en tecnología en el sector de los viajes, es un grupo especialmente activo en el mundo del M&A. Cada año, adquiere unas dos compañías innovadoras de tamaño medio pero de rápido crecimiento –algún ejercicio ha llegado a sumar hasta seis– y protagoniza anualmente en torno a diez operaciones relacionadas con ‘venture capital’ –desde inversiones minoritarias en ‘start up’ hasta rondas de financiación en alguna de sus participadas–. Cuando se habla de adquisiciones de compañías de rápido crecimiento (como es el caso de los unicornios), “el principal problema es superar la brecha en la valoración”, explica Gerardo Faundez, ‘associate general counsel payments, regulatory & growth’ de Amadeus. Al frente del área de fusiones y adquisiciones, está acostumbrado a que el equipo vendedor presente unas proyecciones espectaculares de su negocio, pero sin un histórico que respalde esas cifras. En su caso, la solución que han encontrado es pagar una parte en el momento de la compra y el resto condicionarlo al cumplimiento de ciertos hitos. Faundez reconoce que no es una fórmula sencilla, pero sí muy efectiva si se hace bien. “Exige mucha preparación contractual por ambas partes y anticiparse a posibles escenarios” que, a la larga, exigirán también flexibilidad para alcanzar los objetivos, porque el papel no siempre soporta el contacto con la realidad. “Hay que tener
capacidad y voluntad de negociar” y, por supuesto, “hacer partícipe” al equipo gestor de la compañía adquirida de todo el proceso. Esa es una de las grandes claves del éxito para que este tipo de operaciones funcionen. “Hay que darles libertad para que trabajen”, reconoce el directivo de Amadeus, ya que este tipo de compañías no están acostumbradas, por ejemplo, a los complejos procesos que se siguen en grandes multinacionales y exigirles que se adapten a esa estructura podría echar por tierra todo el proceso porque implicaría no alcanzar los objetivos. Y, seamos realistas, lo último que quiere el comprador y el vendedor “es un litigio con la gente con la que trabajas” cada día.