San Fermín, casas, arte... así se ‘tokeniza’ el día a día
Más allá de la especulación y la inversión, las criptomonedas y los ‘tokens’ se utilizan cada vez en más ambitos de la vida diaria para dar valor a activos como la venta de viviendas, obras de arte o la inversión en valores.
“Falta mayor conocimiento y entendimiento por parte del ciudadano de a pie. Pero, poco a poco, la criptoeconomía y la tokenización se van adoptando en el día a día de muchas actividades”. Con estas palabras Marcos Muñoz, fundador de Bitnovo, start up especializada en la compraventa de criptomonedas nacida en 2015, defiende que estos dos conceptos son cada vez más palpables. Aún queda algún tiempo para que cualquiera pueda usar dinero digital de forma habitual, que se produzca una mayor democratización de las criptomonedas como un medio de pago y de los token como un valor otorgado a un activo, un contrato o a una transacción digital.
Para lograr este objetivo, Bitnovo lleva trabajando desde hace años en distintas iniciativas orientadas a acercar el dinero digital a la gente, como la última campaña lanzada bajo el lema Que no te pille el toro sin tu cripto, aprovechando la popular fiesta de San Fermín. Durante la semana pasada, en los que tuvieron lugar los festejos por las calles de Pamplona, se pudieron escanear códigos QR en marquesinas, balcones y calles de la capital navarra para participar en un sorteo virtual con premios para canjear por criptos o NFT, uno de los tipos de token con más crecimiento en los últimos meses en el mundo digital. Se pusieron en juego 5.000 euros.
Fue una manera fácil de acercar estos nuevos activos a los miles de visitantes que acudieron a la ciudad en los últimos días. En este empeño también trabajan otras firmas como la valenciana Criptan, proyecto liderado por Jorge Soriano y en el que ha invertido Juan Roig a través de su sociedad Angels. Uno de los últimos lanzamientos de la start up es un producto de ahorro basado en la stablecoin USDC, una moneda digital cuyo valor está siempre ligado al del dólar, de tal modo que no está expuesto a la volatilidad y a la especulación que inevitablemente se asocian a las criptomonedas. Los usuarios pueden acceder a este producto a través de euros y distintas monedas digitales como el bitcoin, ethereum o litecoin y obtendrán un rendimiento anual del 5%.
Por su parte, EthicHub vincula el dinero digital a proyectos sociales, en concreto en países de Latinoamérica con comunidades de personas con pocos recursos. Uno de ellos permite financiar el comercio y la producción de café de pequeños productores a través de criptomonedas. Íñigo Molero, fundador de esta firma, cree que todos ganan: “Los productores de café se financian a tipos más baratos y el inversor en esta iniciativa recibe un importante retorno anual por sus préstamos”.
Al creciente uso de las criptos se suma la llegada de los tokens a ámbitos como el inmobiliario, los fondos de inversión o la compraventa de obras de arte. Con ellos, además de dar un valor digital a estos productos, se fomenta una mayor agilidad y transparencia en las transacciones dentro de estas actividades. Para Alberto Fernández, profesor del programa de blockchain e innovación digital del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), el principal limitante para lograr una mayor tokenización de la economía “es la regulación de cada país, ya que las normas no están definidas en la mayoría de ellos”.
El profesor resalta que las finanzas, los productos derivados de distintos activos digitales y el negocio deportivo constituyen, en su opinión, los sectores que más están adoptando los tokens como nuevas vías para crecer y, sobre todo, de reinventarse. En el deporte destacan los ejemplos de dos clubes de fútbol: el Barcelona y el Valencia. Ambos han lanzado los llamados fans tokens, con los que sus seguidores pueden votar en distintas encuestas y decisiones de cada club.
El ‘ladrillo’ se digitaliza
El uso de estos valores digitales al ámbito inmobiliario es uno de los que más fuerza han cogido y que mayores oportunidades están brindando a los emprendedores. Destaca el proyecto de Nash21, nacido este año de la mano de Nicolás Barilari, Miguel Caballero, Gabriela Roberto Baró y Jesús Pérez. Su tecnología permite dividir los contratos de alquiler en distintos tokens, de tal forma que se agiliza la operativa de las rentas entre el inquilino y el propietario. A esto se añade que se pueden comprar, vender y negociar estos contratos digitales en cualquier momento, sin la necesidad de un intermediario.
En el negocio náutico estos valores digitales también pueden aportar valor con soluciones como la propuesta por Seacoast, una firma cofundada por Javier Lasarte, que cuenta con su propio token: el coast. Con él se pueden establecer intercambios de servicios, productos y actividades relacionados con el mar entre distintos profesionales. El objetivo, resalta Lasarte, “es proporcionar soluciones más eficientes a las actualmente existentes en el sector náutico”.
Y el auge de los NFT en el último año se deja notar en negocios como Sorare, firma que levantó hace unos meses 575 millones de euros en el ámbito de los fantasy sport. La compañía ha logrado hacer del intercambio de NFT de grandes estrellas del fútbol mundial, o cromos virtuales, un suculento negocio con millones de seguidores.
Por su parte, Woonkly se presenta como una red social para que los usuarios conviertan sus experiencias, publicaciones o vídeos en NFT de forma automática. “A diferencia de las redes sociales tradicionales donde las empresas utilizan los datos de los usuarios para venderlos y lucrarse a través de la publicidad, en
Woonkly esto no ocurre ni ocurrirá, ya que toda nuestra plataforma funciona en Web 3 y, por ende, es descentralizada. Cada usuario es el único dueño de sus datos y contenidos (NFT) y puede decidir qué hacer con ellos”, defiende Sara Santos, directora de márketing de Woonkly.