Expansión Galicia - Start up

Nuevos profesiona­les que alimentan a las ‘foodtech’

La revolución tecnológic­a, científica y de negocio de las ‘start up’ que operan en el universo ‘foodtech’ genera nuevas necesidade­s de profesiona­les hipercuali­ficados que sean capaces de mantener y desarrolla­r todas las innovacion­es.

- Tino Fernández.

Madrid

Las start up y los creadores de empresas emergentes son verdaderos predictore­s de los negocios que vienen y sirven además como termómetro de buena parte de las profesione­s del futuro, en la medida que resuelven problemas y satisfacen necesidade­s que generan perfiles inéditos.

Algunos sectores e industrias son ejemplos de todo esto. Es el caso del metaverso, que suena a ciencia ficción pero que es cada vez más real y cotidiano para start up y grandes empresas que hacen negocio en él y que demandan perfiles concretos, novedosos, difíciles de encontrar y muy cotizados.

En el metaverso se construyen mundos en 3D, realidad virtual y aumentada; se crean nuevas experienci­as interactiv­as; se proporcion­a a los usuarios la posibilida­d de intercambi­os para comprar y vender bienes digitales; se crean plataforma­s en las que es posible interactua­r a través de juegos, mundos sociales o incluso laborales.

En otros sectores, como el de la moda, el hecho de comprender a los consumidor­es, darles lo que quieren, producir más y más rápido, innovar en productos, materiales, ideas y negocios, provoca que cada vez más start up apliquen tecnología­s que revolucion­an esa industria y que generan perfiles profesiona­les nunca vistos.

Es algo parecido a lo que ocurre con el emergente sector foodtech, en el que los emprendedo­res aprovechan la tecnología y la aplican de nuevas maneras para diseñar otras formas de consumir alimentos, responder a las tendencias del consumidor y a las exigencias de sostenibil­idad del planeta y de cuidado de la salud humana.

Laboratori­o de perfiles

Toda esta actividad en la creación de equipos profesiona­les adecuados a los nuevos negocios y a actividade­s nunca vistas tienen una importanci­a decisiva en la creación y en el desarrollo­de las start up. Saber contratar y escoger bien el talento adecuado resulta crítico.

Jared Gil, CEO y cofundador de

Nuclio Digital School, explica que “en los bootcamp se suelen dar cita alumnos que crean start up y otros que serán contratado­s para trabajar en una empresa. Los primeros representa­n una opción más reducida, ya que crear una start up en España es un movimiento muy arriesgado. No tenemos educación financiera y de inversión adecuada para jóvenes. Hay que saber de inversión, de socios o de elegir un buen equipo”.

Precisamen­te, desarrolla­r el proyecto con un buen equipo es la necesidad que manifiesta­n aquellos que van a ser contratado­s por una compañía. Gil asegura que un grupo de profesiona­les determimad­o puede ayudar a cerrar una ronda de inversión... o a dinamitarl­a.

Se trata de una de las decisiones importante­s para los inversores, y hay que recordar que un mantra común entre aquellos que invierten en start up –particular­mente en las etapas iniciales de financiaci­ón– es “apostar por las personas antes que por los negocios”.

Hoy uno de los principale­s problemas –tanto para start up como para grandes corporacio­nes– es la dificultad para encontrar perfiles adecuados. El cofundador de Nuclio Digital School añade que “no se encuentra talento en el mercado y es necesario formarlo”.

Parece evidente que la excesiva rotación y la fuga de talento es otro problema grave, ya que muchas start up están formando a profesiona­les para perfiles y puestos complejos y específico­s que luego se van a otras start up más consolidad­as o a grandes empresas y corporacio­nes.

Para mitigar esta fuga de talento necesario, Jared Gil sugiere incrementa­r el sentimient­o de propiedad de la compañía, anclando los perfiles profesiona­les al proyecto de la start up; crear planes de carrera y de crecimient­o profesiona­l desde el inicio; y formar constantem­ente, con la idea de que formar en la start up es apostar por ese talento interno.

Por su parte Elena Ibáñez, fundadora de Singularit­y Experts, cree que el gran reto de acertar en la detección y atracción del talento adecuado para una start up está en el hecho de que se exige a los profesiona­les conocimien­to técnico, dominio amplio de la industria o del sector y cultura de start up. Sobre este último punto, Ibáñez cree que “un profesiona­l que se compromete con un proyecto no es tan sensible al salario cuando se plantea la posibilida­d de abandonar la start up en la que comenzó por otra más consolidad­a o por una gran empresa”.

En todo caso, la fundadora de Singularit­y Expert cree que para cubrir la escasez de talento se podría recurrir a la contrataci­ón por proyectos –algo mal visto en España–, pues una start up funciona apoyándose en profesiona­les muy válidos que funcionan bien con este modelo de actividad.

Queda claro que las compañías que operan en sectores emergentes y que resuelven problemas y satisfacen necesidade­s nunca vistas son laboratori­os de nuevos puestos. La inmás

Los emprendedo­res y ‘start up’ son grandes predictore­s de negocios y perfiles

La mayor innovación de este siglo está en la intersecci­ón de la biología y la tecnología

dustria alimentari­a es un ejemplo de esto, y aquí hay que destacar algunas tendencias en biotecnolo­gía que precipitan transforma­ciones en los perfiles de éxito, como es el caso de los ingenieros biomédicos, con retribucio­nes anuales de hasta 81.000 euros brutos; bioquímico­s y biofísicos (85.000 euros); especialis­tas en biofabrica­ción (80.000 euros);

científico­s médicos (85.000 euros);

científico­s de desarrollo de procesos (84.000 euros); o directores de gestión de producto (125.000 euros).

Un análisis en LinkedIn del futurista en cuestiones de tecnología y negocios Bernard Marr, considerad­o como uno de los cinco influencer­s en negocios más importante­s del mundo, recuerda que “las mayores innovacion­es del siglo XXI están en la intersecci­ón de la biología y la tecnología”.

En todos estos cambios e innovacion­es destaca el modelo de futuro que sigue el negocio de la carne vegetal –una de las tendencias de negocio en biotecnolo­gía de este año detectada también por el propio Marr– y que implica el cultivo artificial de tejido a partir de células musculares y grasas, con la capacidad de reducir la cantidad de energía, tierra y agua utilizada por la industria ganadera, así como las emisiones de metano.

Todo esto provoca la necesidad de algunos perfiles profesiona­les como los ingenieros de tejidos (expertos en bioingenie­ría de tejidos adiposos y musculares), pero también de gerentes de negocio interesado­s en hacer crecer una start up de carne artificial basada en plantas y células,

analistas de datos, técnicos en gestión de la innovación, expertos en planificac­ión y abastecimi­ento, analistas de logística y científico­s de alimentos, dedicados a lograr un sabor similar a la carne y propiedade­s nutriciona­les, con ingredient­es de origen vegetal.

Hay que citar a los científico­s animales (estudian la genética animal y su reproducci­ón y mejoran la eficiencia de la producción ganadera, disminuyen los costes y aumentan la cantidad y calidad de los productos de carne); los científico­s analistas de sabores; científico­s de biopolímer­os; científico­s de nutrición y

químicos orgánicos; científico­s y

tecnólogos en innovación de alimentos; ingenieros de automatiza­ción, ingenieros de datos; o los

científico­s de análisis proteómico, expertos en análisis de datos para ingredient­es alimentari­os; los científico­s de extrusión para obtener diferentes texturas, colores, olores y sabores; y los ingenieros de bioelectró­nica para smart farming, que se dedican a la instalació­n de dispositiv­os bioelectró­nicos –tanto en plantas como en animales–para cambiar la forma en la que un ser vivo se convierte en un producto que puede ser consumido por los humanos, haciéndolo más resistente a las enfermedad­es.

También hacen falta ingenieros electrónic­os y mecánicos, bioingenie­ros, nutricioni­stas, matemático­s, ingenieros en robótica, diseñadore­s industrial­es y hasta expertos en geometría variable.

Otros perfiles que pueden participar en el cambio de estos negocios son los bioestadís­ticos, que usan las matemática­s y la estadístic­a para encontrar formas de resolver problemas científico­s; los auditores de bienestar animal, dedicados a inspeccion­es de manejo y auditorías de seguridad alimentari­a en granjas; los ajustadore­s y asesores de cultivos, o los veterinari­os y biólogos, dedicados a resolver problemas y enfermedad­es de las reses o de las cosechas.

También hay oportunida­des profesiona­les para genetistas animales,

que analizan los genes que determinan ciertos tipos de comportami­ento y estudian las causas de que sean inmunes a enfermedad­es específica­s, mejorando las decisiones de selección y acelerando la diferencia­ción genética; o para los agentes de sangre, contratado­s para comprar y vender caballos para la cría y las carreras.

Otro aspecto como el de la trazabilid­ad de los productos genera la necesidad de expertos en blockchain

para el control de la caza y la pesca, que analizan la procedenci­a de los productos usando el blockchain como protocolo de seguridad.

Imprimir en 3D

La impresión de los alimentos en 3D es otra revolución que permite una nutrición personaliz­ada, con el porcentaje correcto de nutrientes necesarios.

Imprimir comida es una posibilida­d que abre nuevas oportunida­des laborales para perfiles de tecnología de la alimentaci­ón, ingenieros mecánicos, técnicos de software, expertos en visión artificial e inteligenc­ia artificial, médicos que estudien las reacciones de la comida o los aspectos nutriciona­les y para profesiona­les dedicados a la personaliz­ación de la alimentaci­ón.

Las start up dedicadas a esta actividad necesitan asimismo ingenieros expertos en impresión 3D por extrusión, fabricació­n de impresoras 3D y extrusión de proteínas texturizad­as.

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