Fundadores de éxito fácil que caen a los infiernos
Eran emprendedores de moda en Silicon Valley y captaron miles de millones de dólares, pero han acabado protagonizando debacles de escándalo. ¿Hay segundas oportunidades para los fundadores que fracasan a lo grande?
Madrid
“Lo siento. Eso es lo más importante. La cagué, y debería haberlo hecho mejor”. Con estas palabras reapareció en Twitter hace unos días Sam Bankman-Fried, el fundador de la plataforma de criptomonedas FTX. El emprendedor, que era una de las personas más influyentes del mundo en este ámbito, está en el ojo del huracán tras la fulminante quiebra de la compañía.
Se trata de uno de los casos más escandalosos que se recuerdan, pero no es la única ocasión en la que un fundador que había conquistado el prestigio y la credibilidad de los inversores y la opinión pública protagoniza una debacle estrepitosa.
¿Cómo es posible que emprendedores de éxito destruyan algo que les costó tanto esfuerzo crear? Especialmente en Estados Unidos “hay una cierta cultura del fundador como estrella o ídolo, que puede ser útil para la propia empresa, los inversores e incluso los medios”, apunta Enrique
Penichet, socio fundador de Draper B1. No obstante, las expectativas desatadas por este bombo mediático responden a promesas de futuro, que aún no se plasman en la cuenta de resultados. “Es una presión difícil de gestionar”, matiza Penichet.
Además, la caída de FTX se produce en un sector que viene enfriándose en los últimos meses. “Probablemente se debería avanzar hacia una mayor regulación en el ámbito cripto y blockchain para prevenir este tipo de situaciones”, plantea Carlos Blanco, fundador de Encomenda Smart Capital y Nuclio Digital School. La relación de estas compañías con los paraísos fiscales es otro punto polémico: no es casualidad que FTX tuviese su sede en Bahamas.
Los inversores distinguen entre el fracaso derivado de la mala gestión y aquellos casos en los que se debe a un delito de estafa. No resulta sencillo determinar con certeza cuándo existe mala fe, puesto que la negligencia puede entremezclarse con la voluntad de engañar. Es una delgada línea que traspasó Elizabeth Holmes, la emprendedora que prometía detectar enfermedades con sus milagrosos análisis de sangre, pero terminó revelándose como un fraude.
Siempre que no se supere este límite, ¿hay una segunda oportunidad? “No hay problema en invertir en personas que han fracasado antes, porque lo normal es que hayan aprendido de ello, aunque conviene cerciorarse de que ha sido así”, señala Carlos Blanco, que advierte sobre la importancia de contar con un pacto de socios que permita lidiar con posibles escenarios conflictivos.
de que los usuarios optasen por retirar sus fondos.
El nuevo CEO de FTX, John Ray
cargó el pasado jueves contra la gestión del emprendedor en un documento presentado ante la Justicia estadounidense: “Jamás en mi carrera había visto semejante falta de controles corporativos y ausencia total de registros financieros”. BankmanFried se enfrenta ahora a las investigaciones tanto de los reguladores estadounidenses como de la Policía de Bahamas para esclarecer esta controvertida gestión del dinero de sus clientes.