Un café con…
Armando del Río
Lo vimos como Andrés Vega en Bajo sospecha, de Augusto Arístides en Gran Reserva… Y ahora interpreta a Tomás Contreras, excombatiente de la División Azul dado por muerto, en Amar es para siempre. Pero Armando del Río tiene otras caras detrás de la cámara: escribe guiones y produce y dirige teatro y cine.
Tomás ha sufrido mucho en la vida. ¿A ti cómo te va?
Viendo cómo está el mundo me considero un privilegiado. He podido trabajar en lo que elegí y sigo en esa lucha.
¿Te has enriquecido?
Este oficio me ha hecho más libre y algo más sabio, pero yo siempre he sido buena persona.
¿Es agradecido hacer de malo?
Los personajes más alejados de ti son los más difíciles porque hay que sacar el lado oscuro que todos tenemos.
Tienes productora propia…
Sí, Cromagnon Producciones. Sigo con ella, pero estuvo parada un tiempo porque me arruiné con Calígula. Tuve que vender mi coche para pagar a la gente, pero algo he aprendido. Ahora estoy en un nuevo proyecto teatral, Dani y Roberta, que haré con mi mujer [Laia Alemany].
¿Es difícil mezclar amor y trabajo?
Con Laia todo es fácil. Tenemos mucho en común y estábamos buscando una obra donde pudiéramos trabajar juntos.
Habéis sido papás hace poco. ¿Cómo concilias?
Quiero aprovechar el tiempo para estar con mi bebita [Alma nació el 1 de julio]. De momento, nos la llevaremos a los ensayos y durante las funciones alguien se quedará con ella.
¿Te ha robado el corazón?
Totalmente. He descubierto un amor muy distinto al que había disfrutado hasta ahora, como el que tenía a mi madre cuando era niño. Quiero tanto a esa personita que conozco solo hace tres meses, que tengo ganas de apretujarla y hasta de llorar.
Aragonés de nacimiento. ¿Eres tozudo como dice el tópico?
Sí, muy cabezón. Para lo bueno y para lo malo, aunque también soy de los que me doy contra la pared (risas).
Háblame de tus comienzos.
Era un niño tímido y me gustaba el cine. Quería vivir aventuras como las de Indiana Jones o La guerra de las galaxias, pero no pensé en ser actor hasta que tuve 14 años. Me considero lento y necesito tiempo para mascar las ideas; solo así me lanzo. Curiosamente no me gustaba estudiar y ¡ahora me paso el día haciéndolo!
¿Siempre has sido inquieto?
He hecho de todo por amor al arte, por aprender. Aparte de la interpretación, hice un curso de dirección y producción de cine y siempre me ha gustado escribir, aunque no soy escritor. Cuando me ha tocado, me he encargado hasta de cambiar las luces y limpiar los baños. En este oficio no puedes quedarte estancado.
Al menos tendrás un refugio...
Sí, una casita de madera en el Alto Tajo [Guadalajara]. Al l í he grabado a mi mujer durante todo el embarazo, leo y me relajo de las prisas de Madrid.
“Soy lento, necesito tiempo para mascar las ideas”
Para la película Sin finaprendiste a tocar el bajo. ¿Sigues?
Aprendí lo básico, pero me gustó tanto que hasta me compré uno. Hay que dedicarle mucho tiempo y ahora lo tengo abandonado.
¿Curioso con las tecnologías?
Me interesa todo lo relativo a la postproducción de cine y de televisión. Voy todo el día grabando cosas, luego las monto y aprendo colorimetría, técnicas 3D…
Tu corto La leyenda delhombre lentofue un éxito.
Sí. Tengo que hablar con un amigo guionista para rodar otro en Semana Santa. Lo malo es que tienen pocas salidas comerciales. De todas formas, cuatro o cinco años después de estrenar este me pidieron los derechos para distribuirlo en Japón. Nunca se sabe.