El teleadicto
Valoro el empeño del equipo de
para dar una despedida apropiada a Mercedes Milá, un objetivo probablemente imposible de lograr. Quizá soy injusto pero, pese a tantos vítores de parte de los exconcursantes y de las palabras, –correctas y previsibles– de Jorge Javier, me queda la imagen de Mercedes saliendo del plató sola, despacio, mirando atrás por última vez mientras su relevo ya daba paso al siguiente vídeo. No tengo datos que lo corroboren, pero mi teoría es que desde la cadena llevaban tiempo queriendo darle salida a la periodista para poner al frente a un presentador un poco más ‘actual’, acorde con el público del reality, que arrasa entre los menores de 25 años, y aprovecharon la mínima pega de Milá para señalarle la puerta. Le dejan un programa de libros como premio de consolación, pero me temo que si pretende mantenerse como un rostro importante de Mediaset, deberá estar dispuesta a ‘salvamizarse’ al estilo de María Teresa Campos. Y por ahora no veo ganas ni en ella ni en Telecinco.
En cuanto a Jorge Javier, toreó con oficio y poca emoción la traca final de Mercedes y continuó la primera gala, algo embrollada y con poca chica, como si fuera una cualquiera de Supervivientes. Jorge ha optado por no darle bombo al hecho de ponerse al frente de un formato tan mítico, y seguramente hace bien. Primero, porque si no funciona, amortigua el batacazo; segundo, porque en programas tan vivos conviene huir de los planes cerrados y sacar el jugo según las circunstancias. Mi sensación es que GHpuede aportarle más a él que viceversa, y para entrar en ese universo da mejor resultado lo visceral que el cinismo o la ironía.