La madurez de un actor
A sus 47 años, este canadiense que también dirige y produce vive su mejor momento como investigador.
Su cara ya no adorna las carpetas de las chicas ni es un ídolo juvenil, pero Jason Priestley tiene una carrera de la que puede presumir. El actor que daba vida a Brandon Walsh en Sensación de vivir lidera ahora Private Eyes, la nueva serie procedimental de Fox Life sobre un ex jugador de hockey que empieza a utilizar sus aptitudes en el deporte para ganarse la vida como detective pr ivado. “Tengo una carrera increíblemente activa y muy exitosa que, sin embargo, resulta prácticamente invisible para Hollywood. Trabajo por todo el mundo y gano premios”.
Detrás de las cámaras
Con 47 años recién cumplidos, presume de un extenso currículo en series canadienses ( Everest) y ha dirigido capítulos de producciones como Satisfaction, Dark Matter y Van Helsing, la más reciente y aún por estrenar en España.
“He llegado a un punto en el que disfruto en labores como la dirección o producción. Ya no me gusta que el foco esté siempre sobre mí”, dice el actor, que relaciona esta actitud con haber crecido en Toronto, Canadá, y no en Hollywood. “Vengo de una familia trabajadora que me ha enseñado a levantarme de la cama y a hacer bien las cosas. No me crezco con los éxitos ni me hundo en los fracasos”.
Un nuevo trabajo
En Private Eyes, Jason Priestley vuelve a la interpretación y lo hace como protagonista. Es Matt Shade, un exdeportista que encuentra la forma de canalizar sus habilidades t r a s abandonar la competición.
En el primer episodio, ayuda de mala gana a la detective Everett (Cindy Sampson) a resolver un asesinato y descubre que pueden ser un buen tándem. Después, investigarán casos relacionados con las carreras de caballos, el hip hop o los clubs de magia. “Son diez capítulos divertidos y cínicos, que no amargan”.
En el reparto también Barry Flatman ( Fargo), como Don Shade, el padre de Matt, y Jordyn Negri ( Almacén 13) como Jules, su hija de 14 años con discapacidad visual.
“Comparo la serie con Castle. No recuerdo la última vez que me divertí tanto”.
“Hacía tiempo
que no me divertía tanto”