Rafa Lomana
La tele es el último reto de este leonés que prefiere la aventura a la fama que rodea a su apellido.
Luce pulseras, anillos y collares, y le gusta rodearse de objetos que han significado algo en su vida. “Son recuerdos de las experiencias que he vivido, como bolas de Navidad que me animan”, dice Rafa Lomana. Esquiador, preparador físico, deportista extremo… ha probado suerte con su propio programa de superación, Be The Best, de Be Mad, después de trabajar con Jesús Calleja y participar en Supervivientes.
¿El fetichismo es compatible con la religión?
Por supuesto. Soy católico pero poco practicante, y tan vitalista que no puedo pensar que no haya nada después de la muerte.
Tu familia reside en Alicante y tú trabajas en Sierra Nevada. ¿Eres culo de mal asiento?
Soy inquieto, contradictorio, capaz de vivir en situaciones hostiles, y al tiempo comodón.
¿Cómo llevas la conciliación familiar?
Llevo 26 años con Teresa, mi mujer. La quiero ver feliz y respeto su trabajo en el mundo de la banca. Ella prefiere los súper taconazos, ir a la peluquería… Es urbana cien por cien. Y ella me quiere ver bien a mí y me respeta.
Tienes una hija, Adriana.
Cuando estoy en Alicante me paso todo el tiempo abrazándola y dándole besos. Su primer año fue duro. Pasé de ser independiente a cuidar a un ser pequeñito que se hacía caca, pedía biberón y no dormía. ¡Ahora reconozco la abnegación de mi madre!
Creo que tienes miedo a ponerte enfermo.
Soy hipocondríaco. Lo heredé de mi padre, que viajaba con un maletín lleno de pastillas y recetaba de todo a los amigos.
¿Cuándo conociste a Jesús Calleja?
Hace más de 30 años. Los dos somos de León y yo iba a la peluquería familiar de los Calleja. Un día me llamó para trabajar con él en Desafío extremo. Él ha tirado más por el alpinismo y yo por la nieve.
Ahora tienes tu propio espacio.
Be The Best es una experiencia única. He entrenado al máximo con los deportistas de élite que salen en el programa y he descubierto el sacrificio, la perseverancia y el esfuerzo.
También te vimos en Supervivientes. ¿Por qué?
Porque me marco retos. Yo soy comilón y nunca había pasado hambre, pero ese fue el menor de los problemas. Fue una lección increí- ble para conocerme. Ahora me importa más mi conciencia que lo que piensen los demás.
¿De dónde te viene tu espíritu de superación?
Soy el pequeño. Mi padre y yo siempre estábamos enfrentados y mi madre se volcó en mí. Fui un rebelde y por eso estuve interno en colegios. Descubrí mi capacidad de sufrimiento y ahora soy clavado a mi padre.
Fuiste muy crítico con tu hermana Carmen cuando ella entró en Supervivientes.
Te equivocas. Yo soy hijo único y nunca he aireado nada. Me han atribuido tres hermanos, pero me siento una unidad independiente.
He leído que tu lema es: “La fuerza de la mente consigue que el físico no tenga límites”.
Yo escucho a mi cuerpo y sé cómo reacciona. Si le castigo, luego le doy descanso. Si le exijo, le alimento. No soy ningún súper hombre.
“No soy ningún súper hombre”