Viajes. Un paseo por Tarraco
La ciudad mediterránea despliega su glorioso legado romano en el festival Historia Viva del 15 de julio al 2 de septiembre.
Los sábados por la noche, Tarragona, capital de la costa Dorada, celebra Historia Viva, una ocasión única para conocer como vivían los habitantes de Tarraco, el primer asentamiento romano fuera de la península itálica fundado en el año 218 a. C., donde pasó largas temporadas el emperador Octavio Augusto. El anfiteatro, el circo, las murallas y el pretorio, entre otras zonas emblemáticas, acogen espectáculos de reconstrucción histórica que trasladan al visitante al pasado.
Frente al Mediterráneo se levanta el anfiteatro, del siglo II, con gradas ex- cavadas en la roca, donde se escenifican luchas de gladiadores. La vía Augusta llega hasta el circo, sobre el que creció la ciudad, con las bóvedas subterráneas que soportaban las graderías. Cerca está Museo Arqueológico, y junto a él, el pretorio, con el sarcófago de Hipólito, y residencia real en el medievo, con bonitas vistas.
Un gran acueducto
Otros vestigios romanos son el Foro de la Colonia, cerca del Mercado Central, por fin reabierto; los restos de la muralla, convertida en un agradable paseo; la necrópolis paleocristiana, y el acue- ducto de Les Ferreres, de 217 metros, con dos niveles de arcadas.
La rambla Nova, que desemboca en el Balcón del Meditarráneo, desde el que se divisa el puerto y la playa del Miracle, con balaustrada de hierro de Ramón Salas i Ricomá, es la una de las arterias más céntricas. Cuenta con un monumento a los castellers y está f lanqueada por joyas modernistas como la Casa Bofarull; el teatro Metropol, hoy cerrado y cuyo onírico interior es de Josep Maria Jujol, discípulo de Gaudí, al igual que la Casa Tomás Rosell y la de Castellví, y el Convento de las Teresia- nas, de Barnardi Martorell i Puig, diseñador además de la custodia de la catedral en la parte alta.
La seo, dedicada a la patrona, Santa Tecla, que celebra su fiesta el 23 de septiembre, se levanta sobre el templo de Augusto y es un buen ejemplo de la transición del románico al gótico, de gran portalada y rosetón. En torno a ella, en lo que fue el Foro Provincial, se articula el casco histórico, con el antiguo hospital de Santa Tecla, donde George Orwell se recuperó de una herida de bala durante la Guerra Civil; los soportales góticos de la calle de la Mercería, y la vicaría.