‘El comidista’.
Recetas fáciles e información culinaria, elaboradas con humor y rigor periodístico, distinguen el formato.
Mikel López Iturriaga da el salto a la tele
Después de su éxito durante siete años en internet, El comidista da el salto a la televisión de la mano de La Sexta. Su creador y presentador, Mikel López Iturriaga, hermano de Juanma, el jugador de baloncesto, asegura que el director de antena de la cadena, Mario López, ‘perturbó su paz’ cuando le propuso este proyecto en colaboración con la productora Unto, responsable del cambio del blog a la web. “Me comentó que quería hacer algo entretenido y con una factura visual distinta”, recuerda.
Recetas con humor
El programa ofrece recetas fáciles, trucos, algo de cocina y lugares culinarios de interés, con el toque de humor y el rigor pe- riodístico que han hecho famoso a su presentador. “Grabarlo ha sido muy entretenido, entre gozoso y duro. Yo soy una persona neurótica y autoexigente, y estos tres meses de rodaje y de adaptación han sido un trabajo de terapia psicológica para mí. Hemos pasado mucho calor, pero hemos demostrado que hay otras formas de hablar de comida en televisión”.
Las ocho entregas serán temáticas, comenzando por un análisis del mundo del azúcar, al que seguirán otro repaso peculiar a la tortilla de patata y al vegetarianismo versus ‘carnivorismo’. Siempre aderezados con las visitas de coci- neros famosos como Ferran Adrià o Andoni Luis Aduriz, que pondrán a Mikel en situaciones comprometidas, y de actores como Llum Barrera y Lluvia Rojo.
Comer por placer
Mikel, que dejó el periodismo musical para lanzarse a la aventura de la cocina, asegura que será tan independiente y fiel a su estilo en televisión como lo es en la web. “No nos debemos a ninguna marca ni a ninguna institución. Es un programa para todo el mundo. El objetivo es hacer recetas para gente muy torpe, pero dando pistas de técnicas culinarias sofisticadas, como cocer los langostinos al estilo de Quique Dacosta o hacer una tortilla de diez y, sobre todo, transmitir la idea de la comida como un gozo y un placer, pero sin dejar de ser críticos”.
“El programa ha sido una
terapia psicológica”