Daniel Guzmán, de cine y teatro
Siempre ha sido un hombre inquieto y creativo que ahora compagina el guión de su segunda película, que también será una serie de televisión –“una comedia ácida y canalla sobre un antihéroe, nuevo rico, con una idiosincrasia muy española”–, con la comedia Dos más dos, en el Teatro de La Latina de Madrid hasta el 10 de septiembre. Cuando termine, tiene previsto salir de gira con la obra por varias ciudades españolas.
A sus 43 años y con un Goya como director por, A cambio de nada, un homenaje a su abuela Antonia, Daniel Guzmán ha encontrado en ambas labores un complemento a su carrera de actor.
¿Qué te atrajo del papel de Adrián en la obra de teatro?
Sobre todo, el tema, ya que el intercambio de parejas puede dar mucho juego para reflexionar después. Me gustó mucho la dimensión del personaje, aunque reconozco que es agotador porque me paso más de dos horas en el escenario.
Y el tema es algo peliagudo, aunque se aborda desde el humor…
Desde la comedia puedes plantear cualquier cuestión. Yo creo que este es todavía un asunto tabú, pero la obra también habla de la amistad, de los celos, de la sexualidad…
¿Echabas de menos hacer teatro?
Ya volví el año pasado con Los miércoles no existen, que funcionó muy bien, y me apetecía regresar y trabajar con sus directores, David Serrano y Maite Pérez. Vi que Adrián tenía un potencial muy rico como personaje, pero también su riesgo, porque es el que sustenta la trama.
¿Tienes previsto volver a la tele?
De momento estoy escribiendo mi segunda película, que luego se convertirá en una serie. Pero no puedo contar mucho más porque estoy en pleno proceso de creación y no se adonde me va a llevar.
¿Y vas a protagonizarla?
No. Cuando escribo y dirijo no me gusta actuar. Es mucho trabajo hacer las dos últimas cosas a la vez.
¿Te veremos algún día en La que se avecinacomo se comentó?
Todo depende de lo que surja y de si me interesa o no lo que me ofrezcan Alberto y Laura Caballero, de los que soy muy buen amigo.
¿Cuándo empezó a interesarte escribir y dirigir?
Siempre tuve las dos inquietudes. Empecé con 14 años como actor y me fui formando poco a poco. En 2003 rodé Sueños, mi primer cortometraje, y eso me animó a hacer esa película sobre mi abuela, que me costó diez años sacar adelante. Lo dejé todo para poder rodarla.