Monólogos con Midge.
La vida de una ama de casa en el Nueva York de los años 50 da un cambio radical cuando tras una terrible noticia se sube a un escenario a contar su historia personal.
Rachel Brosnahan protagoniza The Marvelous Mrs. Maisel, en Amazon
Amazon va a por todas. El gigante del comercio electrónico quiere convertirse también en el principal servicio de series bajo demanda del mundo. Tras éxitos como Transparent o Crisis in Six Scenes de Woody Allen, quiere asaltar la posición de Netf lix con la compra de los derechos televisivos de El Señor de
los Anillos por 250 millones de dólares y el estreno de The Marvelous Mrs. Maisel, cuyo episodio piloto es uno de los mejor valorados de la temporada y que viene bajo el sello de Amy Sherman-Palladino y Daniel Palladino, creadores de
Las Chicas Gilmore.
Don para la comedia
Miriam ‘ Midge’ Maisel ( Rachel Brosnahan) es una joven de 25 años que vive con su marido Joel (Michael Zegen) y sus dos hijos en un elegante apartamento del Upper West Side de Nueva York y ejemplo perfecto de la mujer de los años 50: hija obediente y esposa que cuida de su marido. Pero la noche que descubre que Joel t iene una amante abandona su hogar. Borracha y desesperada, va a parar a un sucio bar de Greenwich Village donde sube al escenario y relata su vida de una forma que atrapa a todo el local, así descubre que tiene un don para la comedia. Una experiencia que la lleva a convertirse en una de las primeras mujeres monologuistas. “Es una patada a todos los hombres que creen que las mujeres no pueden ser graciosas“, afirma Sherman, guionista y directora de los ocho capítulos. “No hicimos investigación de la época porque no hay. Nos basamos en Phyllis Diller y Joan Rivers, dos amas de casa que se convirtieron en estrellas de comedia en los años 60”.
Par a e n - contrar a la act r i z que diese v ida a Midge probaron con actrices cómicas, pero finalmente se decantaron por Rachel Brosnahan, conocida por un dramático papel de prostituta en House
of Cards. “En el casting captó la esencia del directo y basó su interpretación en la ira, como hacen los buenos profesionales”.
“Hubiera tirado la puerta abajo por hacerme con este papel”, reconoce la protagonista, que se preparó leyendo revistas de la época. “La admiro porque si me imagino con un micro en el escenario me dan ganas de vomitar”.
I. Herruzo. Fotos: N. Rivelli
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