De los insultos al ‘buenrollismo’
Enemigos irreconciliables mientras coincidieron en las madrugadas radiofónicas, los periodistas deportivos José María García y José Ramón de la Morena charlaron cordialmente en la última entrega de Salvados.
El primero en entrevistarse con Jordi Évole fue García, el más beligerante y faltón en aquellos años. Recordó sus polémicas con los ya fallecidos Jesús Gil y Ramón Mendoza, expresidentes del Atlético y el Real Madrid, sus conexiones con el poder –se declara amigo de José María Aznar o Soraya Saénz de Santamaría– y su buena relación con Juan Carlos de Borbón. Momento que Évole aprovechó para llamar al rey emérito. Pero lo que pretendía ser una sorpresa, acabó bruscamente cuando Jordi le mencionó la famosa cacería en Botsuana. “Que me ha colgado…”, le decía incrédulo a su invitado.
Un periodismo salvaje
Entonces llegó De la Morena y tras un efusivo apretón de manos, lamentaron aquellas noches salpicadas de insultos y bochornosas acusaciones. “Era un periodismo un poco salvaje. Una guerra insoportable, en la que nos dijimos barbaridades. Estábamos equivocados”, coincidieron.
Rivalizaban por exclusivas y entrevistas, como relató el exciclis- ta Pedro Delgado, que contó como el exlocutor de Antena 3 Radio lo menospreció a él y a su familia cuando firmó por su rival, en la SER, para comentar la Vuelta.
“Fue una época dura, una batalla empresarial con muchos daños colaterales. Pero es tiempo de reconciliación y de dar más que recibir”, concluyó José María.
Un ‘buenrollismo’, alejado de las faltas de respeto, que no está reñido con el periodismo incisivo, por ejemplo, de Ana Pastor o Risto Mejide, una en La Sexta y el otro en Cuatro.