El Carnaval de Basilea
La ciudad suiza vive los ‘tres días más hermosos del año’, fiesta que se inicia cuando acaba en el resto del mundo.
El lunes siguiente al Miércoles de Ceniza, Basilea celebra el Fasnacht, el carnaval más importante de Suiza, Patrimonio Cultural de la Humanidad de la Unesco. Durante tres días, “los más hermosos del año”, esta fiesta sumerge a sus habitantes en un estado de alegría y excitación inusuales en los suizos.
Con la ciudad a oscuras, el Morgestraich, o toque de diana desde el reloj de la torre de San Martín, marca el inicio de la fiesta el lunes 19 a las cuatro de la mañana. Desafiando al frío, miles de personas ataviadas con trajes tradicionales – Alti Dante, Ueli y Waggis– toman las calles iluminadas por 200 faroles gigantes pintados a mano, que más tarde se exponen en la plaza de la Catedral, al son de la música de los pífanos y los tambores mientras las comparsas recitan sus canciones donde casi siempre se mofan de la clase política.
El martes 20 es el Día de la música, la Guggenmusiken, y se inicia con la marcha de las Estrellas, en la que las bandas desfilan desde la Feria hasta la Markplazt; también es cuando desfilan los más pequeños. La celebración finaliza el miércoles 21 con el Endstraich, o toque de retirada, otra vez a las cuatro de la mañana.
Basilea, a orillas del Rin, navegable y cristalino para nadar, es la ciudad más cosmopolita de Suiza, cruce de caminos entre Francia y Alemania, con un casco histórico que posee los edificios del siglo XV mejor conservados de Europa, y 40 museos.
Capital del arte
Destaca la catedral gótica, de piedra rojiza, donde reposan los restos de Erasmo de Rotterdam; la plaza del Mercado, con el Ayuntamiento renacentista; las iglesias medievales de San Martín, San Pedro, en el barrio universitario, y la de los Descalzos, y el barrio de Saint Alban, que conserva su carácter medieval y sus molinos de agua.
La prestigiosa feria Art Basel la ha convertido en la capital europea del arte con tres destacados museos: la Fundación Beyeler, con una importante colección de arte contemporáneo; el Museo Tinguely, con las esculturas del artista, cuyas fuentes pueden verse en la plaza del Teatro, y el Kunstmuseum, con obras de la familia Holbein.
El autobús 55 nos lleva al Vitra Museo, ya en suelo alemán, un recinto con edificios de Frank Gehry, Zaha Hadid, Álvaro Siza, que rivaliza con el Novartis Campus, de la empresa farmacéutica local.