Jaime Lorente
Honesto, cercano y ambicioso, el actor aspira a seguir tocando el corazón del público con sus personajes.
nos acerca a su personaje, Nano, en Élite.
Reconoce que por su físico tienden a ofrecerle papeles de “macarra”, pero Jaime no se cierra a nada siempre que el papel y la historia “le emocionen”. Es lo que ha ocurrido con Élite, una de las ficciones más aplaudidas de Netflix, que le ha dado proyección internacional después del gran éxito de La Casa de Papel. Debutó en televisión dando vida a Elías, en El secreto de Puente Viejo y, a sus 26 años y con una carrera en vertiginoso ascenso, Lorente sabe mantener los pies en la tierra.
Te ha tocado otra vez el papel de chico malo...
Cuando te pones la chupa de cuero, te metes rápido en el rol. Me gusta este estilo de personajes, pero quería que Nano fuera totalmente distinto a Denver, de La Casa de Papel.
Además, acaba acusado de la muerte de Marina (María Pedraza).
Tenía todas las papeletas para que sucediera, pero por eso también era obvio que no sería el asesino. Al final, Nano es un trozo de pan, que ha crecido más rápido de lo que debería y que encuentra la felicidad a través de esa chica rica. Yo comprendo por lo que ha pasado.
¿Qué te atrajo de Élite?
Sobre todo, que reflejaba la realidad. Salgo de la serie entendiendo mejor a mi hermano pequeño y ahora empatizo con sus problemas. Los jóvenes merecen que se les escuche. Creo que hacía falta una serie así.
¿Eres seguidor de ficciones juveniles?
Nunca las he seguido porque no me sentía identificado. Al principio me asustó que este proyecto ya se hubiese hecho. Pensé que no me iba a compensar, pero cuando comprobé que era distin
to, lo acepté enseguida.
“Me encanta mi profesión y estar en la cresta de la ola”
Has pasado de La Casa de Papela Élite sin descanso. No lo necesitaba. Me encanta mi profesión y estar en la cresta de la ola, y si me dejan hacerlo, perfecto.
¿Cómo ves tu futuro?
Quiero hacer cosas que me emocionen y estar en proyectos que me toquen mucho más. Mi profesión cobra sentido cuando un chico me dice por la calle que mi personaje le salvó la vida porque se vio reflejado.