Viajes.
CUENCA El casco histórico de esta localidad manchega es escenario de ‘Vía Mística’, una exposición llena de luz del artista Bill Viola.
Cuenca, la ciudad encantada
Hasta el 24 de febrero, 16 obras de carácter espiritual del pionero de la videocreación Bill Viola se reparten en cuatro destacados espacios de Cuenca formando Vía Mística. Es una ruta que aúna tradición con modernidad para elogiar la espiritualidad y la energía artística de la ciudad manchega.
Así en la iglesia de San Miguel se puede disfrutar de La ascensión de Tristán, Emergente y La serie de los mártires; en la iglesia de San Andrés se proyecta The Messenger, a pocos metros, en la Escuela de Arte Cruz Novillo se ha instalado Las Pasiones, y en el Museo de Arte Abstracto se proyecta la película El estanque reflectante y se exhibe Los soñadores.
La obra del neoyorquino casa perfectamente con esta localidad levantada entre las hoces del río Júcar y su afluente Huécar, cuyo casco histórico es Patrimonio de la Humanidad desde 1996. Para disfrutar de él lo más aconsejable es subir al barrio del castillo, con espléndidas vistas del vertiginoso puente de San Pablo, diseñado por José María Fuster, discípulo de Gustave Eiffel, que lleva al convento homónimo, hoy convertido en Parador de Turismo. Desde aquí se tiene la mejor vista de las Casas Colgadas, sede del Museo de Arte Abstracto, fundado en 1966 por Fernando Zóbel, con obras de Chillida, Saura, Canogar, Oteiza y Tàpies. Este centro compite con la Fundación Antonio Pérez, en el antiguo Convento de las Carmelitas, que custodia piezas de Luis Gordillo, Torner, Equipo Crónica y Miquel Barceló.
Los rascacielos
La Plaza Mayor es el centro de la ciudad y en ella se encuentran el Ayuntamiento, un edificio barroco con tres arcos de medio punto, el Convento de las Petras, y la Catedral de Santa María y San Jul ián, el primer edi f icio que se construyó en la ciudad tras la Reconquista, al que está adosado el palacio Episcopal, sede del Museo Diocesano.
Cerca queda el barrio de San Martín con los Rascacielos de Cuenca, unas viviendas populares que en su parte delantera, en la calle Alfonso VIII, tienen cuatro plantas de altura, pero que llegan a diez en su parte trasera. No hay que olvidarse de la Torre Mangana, una esbelta edificación, más propia de la Toscana, a la que se llega por la Plaza de la Merced, con el Seminario de San Julián y el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha.