El caso Wanninkhof
La desaparición de una joven llevó a condenar a una inocente hasta que el criminal reincidió.
Todas sus claves, el miércoles 23 en Netflix
No señores, esto no es un culebrón ni una película de Almodóvar, como se ha dicho. Es la desaparición de mi hija”. Con estas palabras de Alicia Hornos, madre de Rocío Wanninkhof, rodeada de micrófonos en 1999, arranca el documental de Tània Balló
( La s s insombrero)
El caso Wanninkhof-Carabantes, revisa la investigación sobre el asesinato de Rocío, en Mijas, Málaga, en 1999. Dolores Vázquez, expareja de Alicia, fue interrogada por la guardia civil, juzgada por un jurado popular y condenada a 15 años de cárcel en 2001.
“No importó que tuviera coartada ni que no hallaran una sola prueba. Se decidió que había sido un crimen pasional”, asegura la directora del documental que aborda el
El ADN del autor en otro asesinato fue vital para
cazarlo
suceso en lo judicial, policial, político, sociológico y de perspectiva de género. El sensacionalismo mediático ayudó a la condena pública.
También ficción
Su inocencia se demostró cuatro años después: las pruebas de ADN de otro asesinato, el de Sonia Carabantes, en Coín, Málaga, determinaron que el autor era el mismo: Tony King, delincuente sexual con largo historial, huido de Reino Unido y en cuya incriminación fue clave su esposa Cecilia. Cumple condena de 55 años, por ambos crímenes.
Vázquez, que no ha querido participar en el reportaje, fue exculpada tras 17 meses presa, y huyó de Málaga durante dos décadas. “Ni se le pidió perdón ni se la indemnizó”, dice Balló.
Es posible revisionar en la web de TVE El caso Wanninkhof, miniserie de dos capítulos dirigidos por Pedro Costa y Fernando Cámara, con Luisa Martín como la inocente condenada, y el belga Frank Feys, como el verdadero culpable.