El teleadicto
Pensaba escribir sobre el paseo de Ayuso con Bertín y el desenmascaramiento de Esperanza Aguirre, chorizos incluidos, pero prefiero hacerlo sobre otro protagonista que abraza el que, para mí, es el valor de la buena tele, ausente de los shows con políticos: la honestidad. Me refiero a Bob
Pop ya Maricón perdido, la serie que llega a TNT. Como hizo Almodóvar en Dolor y
gloria o Berto Romero en
Mira lo que has hecho (si ves todos los capítulos entenderás la referencia), el escritor y ‘chico Buenafuente’ se ha sumado a la tendencia de la autoficción con una historia que parece sencilla, casi fugaz, pero que destila emoción, chispa, creatividad, humanidad. Un personalísimo biopic que bebe a morro del universo almodovariano –se aprecia en el glorioso personaje de Candela Peña y en el retrato de su enfermedad– y también de la frescura y la reivindicación de la diversidad de Paquita Salas y Veneno. Como Los Javis,
Bob Pop reconstruye su presente urbanita y moderno echando raíces en esa
España de extrarradio, tan hipnóticamente kitsch como cruel y tóxica, con la que desafía el plomo heteropatriarcal. Intuyo que la fidelidad a sus vivencias evita que la trama sea más redonda. Esa falta de moraleja te deja una sensación inconclusa, sí, pero llena una verdad que toca. Ojalá que la vida dé tiempo a este creador para seguir compartiendo su visión del mundo.