ÁLVARO POMBO
Es uno de nuestros escritores más insignes y acaba de recibir el Premio Francisco Umbral al Libro del Año por su última novela, Santander, 1936. Le encanta The Crown, la poesía de Rilke, Alain Delon en El Gatopardo, y confiesa que “tener 84 años a los 20 es la combinación ideal”.
Qué libro tiene ahora en la mesilla de noche. El silencio de la guerra, de Antonio Monegal. Un escritor al que siempre vuelve. Rilke. Un filósofo. Platón y Aristóteles. Una verdad inmutable. No hay verdades inmutables salvo nuestra voluntad de saber.
Qué diría Umbral del mundo de hoy. Quizá unos versos de Mallarmé: “Como en Sí Mismo al fin la eternidad lo cambia, / el poeta suscita con su espada desnuda / a su siglo espantado de no haber conocido / que triunfaba la muerte en esa voz extraña”.
Qué echa de menos. Nada, es una lástima que la vejez venga tan pronto. Con 20 años era medio guapo pero muy inseguro. Con la sabiduría que tengo ahora, habría sido un terremoto. Lo que más le gusta hacer. Estar en casa con mis libros.
Lo que menos. Tratar con gente con la que no tengo afinidad. Me gustan las personas de una en una. No me gustan los bares. Pero no soy un misántropo. Tres poetas imprescindibles. T. S. Eliot, los Machado, Luis Cernuda. Una obra de arte. Un retrato con 13 años que me hizo mi compañero de pupitre de la infancia, Juan Navarro Baldeweg. Una certeza. Soy un solitario.
Una manía. Ver The Crown y saber donde está mi gato, Michi. Qué le quita el sueño. Si no tomo mis pastillas, puedo estar en una especie de alerta comatosa dando vueltas a la memoria hasta la madrugada. Antes le gustaba, pero ya no... El whisky, porque se me sube a los pies. Qué talento le gustaría tener. Tocar la guitarra. Un vicio. En este momento, soy un alma pura. Le obsesiona... Los celos. He sido un celoso introvertido. Qué le atrae de un hombre. La belleza física.
Y de una mujer. La elegancia. Qué rasgo cambiaría de sí mismo. Me tortura la impaciencia. Me gustaría ser más ecuánime. Qué le aburre muchísimo. Los pesados. Un pesado malévolo es la peor combinación de persona. Un personaje de ficción. Hans Castorp en La montaña mágica. Un superpoder que le gustaría tener. La gracia sobrenatural. Su tema de conversación preferido. Algo ligero. En quién se reencarnaría. En José Antonio Marina. Su lema de vida. Vive resueltamente.
—César Suárez.