Informe
Enfermedades autoinmunes
LosLos trastornos autoinmunes son de las alteraciones que más interés suscitan en estos momentos. Las razones son obvias: cada vez más personas las sufren… pero la medicina todavía no puede ofrecer soluciones definitivas. Se sospecha que en su aparición influyen factores externos (tóxicos del ambiente, por ejemplo) y también internos (una flora intestinal alterada). De momento, lo que sí se sabe con certeza es que –cuando ocurren– nuestro sistema inmunitario se desconcierta y actúa erróneamente.
Lo que llamamos defensas del organismo son en realidad un complejo entramado de órganos, células, tejidos... To
dos sus integrantes trabajan de forma coordinada para protegernos de aquellas sustancias que identifican como peligrosas o potencialmente dañinas.
• Desde la piel (la primera barrera de protección frente a los “invasores”) hasta la médula, pasando por los glóbulos blancos, los anticuerpos y diferentes proteínas, disponemos de toda una serie de herramientas que nos permiten hacer frente a gérmenes, virus, parásitos, células cancerosas...
• Si todo funciona bien, nuestras defensas localizan esos elementos potencialmente dañinos y los destruyen antes de que nos puedan atacar.
Sin embargo, algo ocurre que altera el sistema defensivo y acaba colgando la etiqueta de enemigos a ciertas células y tejidos propios del organismo.
Hasta ahora se han identificado más de 80 diferentes
Dada su cuantía, los científicos distinguen dos grandes grupos según el tipo de afectación que provocan: • Las enfermedades autoinmunes que causan daño localizado. Aparecen cuando los anticuerpos se dirigen únicamente contra un tipo determinado de células. Es el caso de la diabetes tipo 1, donde las defensas destruyen (solo) las células beta del páncreas. • Aquellas que inducen un daño generalizado, sistémico. Las defensas destruyen diferentes tejidos y órganos, alteran su crecimiento o modifican su funcionamiento. Es el caso del lupus, que puede afectar a la piel, las articulaciones, los riñones...
Como avanzábamos, no se sabe con exactitud cuáles son las causas que desencadenan la aparición de estos trastornos. En general, los expertos creen que se originan debido a una combinación de diferentes factores.
Quiénes pueden tener más riesgo de padecerlos
• Las personas que tienen una predisposición genética. Numerosos estudios han permitido identificar ciertos genes que, al activarse o mutar, desencadenan estas enfermedades. Eso no quiere decir que si eres portador de alguno de estos genes vayas a desarrollar el problema. Para que eso ocurra normalmente deben entrar en juego otros elementos.
• Factores ambientales. Son muchos los estímulos de nuestro entorno que, al parecer, pueden actuar en un momento dado como desencadenante: el estrés, la contaminación, ciertos tóxicos (el tabaco es uno de ellos), el sol en exceso, una dieta poco equilibrada o una carencia nutricional, algunos fármacos...
• Microorganismos. También se ha visto que algunos virus o bacterias podrían estar implicados. Por ejemplo, se sabe que el virus de Epstein-Barr, responsable de la enfermedad del beso (mononucleosis infecciosa), puede activar ciertos genes asociados con un mayor riesgo de desarrollar lupus y otras enfermedades autoinmunes.
Si sospechas que no rindes como antes... ve al médico
La mayoría de veces las enfermedades autoinmunes empiezan con síntomas inespecíficos que, además, pueden confundirse fácilmente con otros problemas de salud muy comunes. Por eso, muchas personas tardan meses y pasan por varios especialistas antes de recibir un diagnóstico. Sin embargo, los expertos coinciden en la importancia de prestar atención al propio cuerpo y acudir a la consulta si intuimos que algo no funciona bien. Algunos signos que nos pueden hacer sospechar son...
• Un gran malestar general, fatiga o cansancio constante, fiebre sin que detrás exista ningún motivo aparente...
• Inflamación y dolor en las articulaciones, hinchazón, enrojecimiento...
• Pérdida de peso (sin una causa que la justifique) y también de apetito.
• Lesiones cutáneas, sensibilidad exagerada al sol (incluso el reflejo a través de la ventana puede desencadenar una reacción en la piel), úlceras en la boca, caída exagerada del pelo... Cuando acudas a la consulta del médico, tras realizar una historia clínica exhaustiva (es importante que le cuentes todos los síntomas, antecedentes familiares, hábitos de vida...) y una exploración física, es probable que solicite pruebas de imagen (ecografía, radiografía, resonancia magnética...) y analíticas para detectar posibles alteraciones del sistema inmunitario.
Por suerte, las investigaciones no dejan de avanzar
Pese a que falta mucho por aclarar, la Ciencia no se detiene y en muchos casos ya hay tratamientos que permiten llevar la enfermedad a un estado de remisión, una especie de adormecimiento.
• Los últimos estudios buscan desarrollar terapias selectivas, que actúen solo sobre las células que no funcionan correctamente y hacen que se desencadene la dolencia.
• Otro gran objetivo es lograr la detección precoz para poder aplicar técnicas que modifiquen la evolución natural y eviten el desarrollo de la enfermedad.
• Mientras los científicos siguen investigando, si te han diagnosticado un trastorno autoinmune, además de seguir a rajatabla el tratamiento médico, lo mejor que puedes hacer es adoptar un estilo de vida saludable, hacer ejercicio ejercicio suave con regularidad (andar, natación, pilates...) y dejar atrás el estrés.
• Compartir tus preocupaciones con otras personas o recurrir a alguna asociación de apoyo puede ser otra buena forma de plantarle cara. Y, en todo caso, conocerlas es el primer paso para vencerlas. Estas son las más habituales.
Lupus eritematoso, la enfermedad de la mariposa
Este trastorno inflamatorio, que puede afectar a diferentes órganos (piel, articulaciones, riñones, corazón...), es la enfermedad autoinmune sistémica más prevalente en nuestro país.Es mucho más frecuente en mujeres (9 de cada 10 casos) y suele empezar a manifestarse entre los 20 y los 40 años.
• Muchas veces el diagnóstico supone todo un reto para los médicos porque no se suele encontrar a dos pacientes con los mismos síntomas. Normalmente evoluciona en forma de brotes, leves si afectan solo a la piel, o más graves.
• Además de cansancio, sensibilidad solar, dolor articular... es frecuente que aparezca una erupción en forma de mariposa que cubre nariz y mejillas (erupción malar). También suelen darse lesiones en otras zonas del cuerpo, sobre todo después de la exposición al sol.
Articulaciones inflamadas: artritis reumatoide
Dolor, hinchazón, enrojecimiento y sensación de aumento de la temperatura en las articulaciones son algunos de los síntomas más típicos de este tipo de artritis. Como curiosidad, estas molestias suelen aparecer de forma simétrica, es decir, duelen por igual las dos muñecas, ambas rodillas...
• En este caso, el sistema inmunitario ataca la membrana que cubre las articulaciones (sinovial), y causa dolor, rigidez, dificultad de movimiento... Las molestias se notan sobre todo por la mañana, al levantarse. Y, si la inflamación se mantiene en el tiempo, puede llegar a dañar también huesos, ligamentos y tendones, entre otros tejidos. • El clima y la humedad no aumentan el riesgo de padecer artritis reumatoide, según la Sociedad Española de Reumatología (aunque los cambios de tiempo sí que pueden empeorar el dolor articular, sea cual sea su origen). En cambio, se ha demostrado que el tabaco y las infecciones recurrentes en la boca sí favorecen su desarrollo.
Enfermedad inflamatoria intestinal (EEI)
Bajo este nombre se incluyen dos patologías autoinmunes que suelen manifestarse en forma de brotes, que se alternan con periodos asintomáticos. • La más frecuente es la colitis ulcerosa. En este caso, la inflamación afecta a la zona del colon y el daño se localiza únicamente a nivel superficial (en la mucosa intestinal). Produce síntomas parecidos a los de una gastroenteritis. También es habitual que las personas que la padecen tengan la sensación de no haber evacuado por completo después de ir al baño.
• La enfermedad de Crohn puede dañar cualquier punto del sistema digestivo (desde la boca hasta el ano) y provoca lesiones más profundas. Diarrea, dolor abdominal (sobre todo en el lado derecho), fiebre, pérdida de peso... son algunos de los síntomas habituales.
• Además de estas dos enfermedades, otra dolencia de origen autoinmune que afecta al intestino es la celiaquía. En este caso, la inflamación se origina por una reacción exagerada del organismo ante la presencia del gluten (proteína de algunos cereales). Las personas celiacas, si no evitan el gluten, pueden desarrollar lesiones en la mucosa intestinal que alteran la absorción de vitaminas, minerales y otros nutrientes.
Diabetes: el ataque se dirige a las células del páncreas
Nuestro cuerpo segrega insulina para que la glucosa pueda penetrar en el interior de las células, que la utilizan como fuente de energía. En ocasiones, el sistema inmunitario ataca a las células beta del páncreas, encargadas de fabricar esta hormona. Cuando no disponemos de insulina o esta no trabaja correctamente, la concentración de azúcar en sangre va en aumento y aparece la diabetes tipo 1.
• Orinar con mucha frecuencia, beber más de lo habitual, sentir cansancio extremo, perder peso a pesar de comer con normalidad (o incluso aumentando las cantidades )... son síntomas típicos de esta enfermedad.
• Una vez diagnosticada, el tratamiento pasa por medir la glucosa en sangre varias veces al día e inyectarse insulina para mantener la glucemia bajo control. Para sobrellevar el trastorno, se deberá realizar ejercicio físico y seguir una dieta equilibrada de por vida.
La piel, otra víctima de unas defensas confundidas
La psoriasis o el vitíligo son dos trastornos en los que, por error, el sistema inmunitario altera el equilibrio de la piel.
• La psoriasis provoca el crecimiento descontrolado de células nuevas. El principal síntoma es la aparición de placas gruesas de color rojizo, cubiertas por escamas blancas que se desprenden y causan picor y dolor. Todo lo que reseca la piel, como la calefacción y el aire acondicionado, perjudica.
• En el caso del vitíligo, el problema se desencadena porque las células que producen melanina y dan color a la piel (melanocitos) dejan de hacer su función. Eso hace que algunas zonas queden despigmentadas. Esas manchas de color blanquecino pueden tener diferentes tamaños (incluso puntitos). Habitualmente suelen salir primero en las partes expuestas al sol (manos, rostro, labios, pies...); y luego, en cualquier zona. • Aunque todavía no se dispone de una cura para estas afecciones, los tratamientos han avanzado mucho en los últimos años y permiten que la persona experimente una gran mejoría. Uno de los más efectivos es la fototerapia, que utiliza los rayos ultravioleta tipo A y B (UVA y UVB), para ralentizar la actividad de las células inflamatorias.
Aún no se sabe cómo, pero se sospecha que el nivel de estrés podría influir
Esclerosis: en dos décadas, el doble de afectados
El sistema nervioso coordina los procesos que nos permiten realizar todo tipo de actividades, desde respirar hasta andar o incluso recordar. Pero a veces nuestras defensas lo atacan por error.
• La esclerosis múltiple se desencadena cuando se deteriora una sustancia que cubre las fibras nerviosas (la mielina), lo que provoca que se interrumpan las señales de comunicación entre neuronas. Normalmente se desarrolla en forma de brotes que afectan a la movilidad y se alternan con periodos asintomáticos, que pueden durar incluso años. • La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) afecta a las neuronas que transmiten mensajes desde el cerebro y la médula hasta los músculos voluntarios. Normalmente las personas afectadas pierden fuerza y, con el tiempo, el debilitamiento muscular y la incapacidad de movimiento se agravan. Las mujeres tienen menos tendencia a sufrir enfermedades infecciosas que los hombres pero, en cambio, tienen mucha más predisposición a desarrollar trastornos autoinmunes.
• Todavía no se ha podido determinar con exactitud cuál es la causa. Al parecer, parte de la culpa la tiene el cromosoma X, que porta muchos genes relacionados con el sistema inmunitario (algunos investigadores afirman que las mujeres desarrollan una respuesta inmune más rápida y potente para proteger al feto mientras se desarrolla).
• Por otro lado, las hormonas que ayudan a regular el funcionamiento del sistema inmunitario podrían ser otro desencadenante: mientras que los estrógenos (hormonas sexuales más presentes en la mujer) lo estimulan, los andrógenos (hormonas típicamente masculinas) proporcionan protección contra la autoinmunidad.
¿Por qué en la mayoría las mujeres corren más riesgo?