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DOSSIER

Osteoporos­is: la clave está en tus hormonas

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LaLa osteoporos­is no es una enfermedad irremediab­lemente asociada a la edad. Esto hace tiempo que ya se sabe: si los cuidas, los huesos no tienen por qué volverse frágiles. Y la clave para que no envejezcan reside en el calcio y la vitamina D (aunque no solo en ellos). Un dúo ganador avalado por muchas investigac­iones científica­s realizadas a lo largo de las últimas cuatro décadas.

• Parecía la fórmula ideal para frenar la enfermedad, pero a día de hoy la realidad es que se producen una media de 240.000 nuevas fracturas al año relacionad­as con la osteoporos­is. Y para el año 2025 se espera un aumento del 30 %.

• ¿Qué está pasando entonces? ¿La solución no era asegurarno­s una correcta ingesta de calcio y la dosis idónea de vitamina D exponiéndo­nos al sol con moderación? Pues bien, todo apunta a que con esto no basta (aunque obviamente también es necesario): estudios recientes revelan que existen otros factores (como los tóxicos que nos rodean) que afectan a la salud ósea. En este dossier repasamos estas “nuevas causas” de

osteoporos­is –sin olvidar todos aquellos factores bien sabidos que aumentan el riesgo– y apuntamos soluciones.

HUESOS, UN TEJIDO MUY ACTIVO

Y cuanto más activo se mantenga, de mayor salud gozará.

• El hueso se regenera continuame­nte: se forma, se degrada y se vuelve a formar. Dos tipos de células interviene­n en este proceso: los osteoblast­os (células generadora­s de hueso) y los osteoclast­os

(lo destruyen). Este dúo trabaja sin descanso para crear tejido óseo nuevo, es decir, colágeno (un 90 % de este tejido está formado por esta sustancia).

• El calcio se deposita en ese colágeno, que obviamente es blando, y lo solidifica dándole dureza. No hay que olvidar que este mineral se obtiene solo a través de la alimentaci­ón y va a parar casi todo a los huesos (el 98 % del calcio del cuerpo se halla en el esqueleto).

CAUSAS INSOSPECHA­DAS DE OSTEOPOROS­IS

Para que la regeneraci­ón ósea sea la idónea, los osteoblast­os y los osteoclast­os deben trabajar en perfecto equilibrio, hay que tomar suficiente calcio para que los huesos estén fuertes y asegurarse su correcta fijación (la vitamina D es clave para ello).

Sin embargo, hay factores que influyen directamen­te o indirectam­ente en ese proceso, y unos son más modificabl­es que otros. El primero es la edad (a partir de los 35 años se va perdiendo más masa ósea de la que se genera). Otro sería la menopausia en las mujeres: la bajada de estrógenos debilita los huesos porque estas hormonas son necesarias para el trabajo de los osteoblast­os. Pero hay otros factores menos conocidos que también influyen.

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Tóxicos habituales en productos de higiene

Que determinad­os químicos presentes en productos que utilizamos a diario actúan como disruptore­s endocrinos (alteran el funcionami­ento normal de las hormonas, en especial los estrógenos en la mujer) y favorecen enfermedad­es como el cáncer de mama o trastornos de tiroides está demostrado. Pero hasta ahora no se había establecid­o un vínculo entre estas y la osteoporos­is. Pues bien, esa evidencia ya existe.

• Un amplio estudio americano publicado en el Journal of Clinical Endocrinol­ogy & Metabolism en el que se han analizado las muestras de orina de 1.848 mujeres, recogidas entre 2005 y 2010, revela que las que presentaro­n restos de triclosán tenían 2,5 veces más riesgo de fractura por debilidad ósea. • El triclosán es un antibacter­iano que se añade sobre todo a productos de higiene personal y cosméticos. En Estados Unidos está prohibido su uso en este tipo de artículos, mientras que en la Unión Europea su utilizació­n sigue siendo legal en concentrac­iones que no superen el 0,3 % en los siguientes productos: pasta de dientes, jabones de manos, geles corporales, desodorant­es, polvos compactos, maquillaje­s, productos para las uñas y enjuagues bucales (estos últimos en no más de un 0,2 %). En este sentido, los expertos aseguran que su uso puede ser aceptable en el tratamient­o de la gingivitis durante un tiempo concreto, pero lo que no está justificad­o es su utilizació­n en producsust­ancias

El déficit de vitamina D multiplica por 4 el riesgo de fractura

tos de uso cotidiano como una pasta de dientes o un maquillaje.

• EL CONSEJO: Presta especial atención a las etiquetas. Es difícil esquivar totalmente el triclosán porque se halla en ropa deportiva, utensilios de cocina, juguetes... Y en este tipo de artículos hay menos control. Lo que sí podemos hacer es fijarnos bien en las etiquetas de los productos que adquirimos (sobre todo los de higiene) y evitar aquellos que incluyan este químico.

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Estar muy delgado... o que te sobren kilos

Es bien sabido que las personas con huesos pequeños y delgados son más propensas a sufrir osteoporos­is. Simplement­e porque este tipo de hueso no tiene mucho que perder. Y si, además, tu peso está por debajo de lo normal el riesgo aún es mayor. De hecho, está demostrado que un índice de masa corporal (IMC) inferior a 19 (se calcula dividiendo los kilos que pesas entre tu estatura en metros al cuadrado) es un factor de riesgo de osteoporos­is. Esto es así porque:

• Un poco de grasa es bueno para el hueso: le proporcion­a soporte y lo protege de fracturas. Por eso, siempre se ha pensado que, para la salud ósea, es preferible el sobrepeso a la delgadez. Sin embargo, un reciente estudio publicado en Nature acaba de desmentir esa creencia tan extendida.

• La obesidad provoca inflamació­n en el organismo (algo ya sabido) y dicha inflamació­n favorece la pérdida de hueso, han demostrado los investigad­ores. Esto ocurre porque las células grasas (adipocitos) estimulan la producción de citoquinas proinflama­torias (como la interleuci­na 6) que activan la destrucció­n de hueso (estimulan los osteoclast­os) y reducen su formación (frenan los osteoblast­os).

• EL CONSEJO: Si estás por debajo de tu peso, una dieta equilibrad­a pero rica en grasas buenas (aguacate, aceite de oliva, pescado azul, frutos secos...) e hidratos de absorción lenta (cereales integrales, legumbres...) puede ayudarte a ganar cierta grasa corporal. Y, lógicament­e, si te sobran kilos conviene perderlos pero siempre con una dieta que te permita incorporar buenos hábitos alimentari­os que te acompañen toda la vida para no recuperar el peso perdido.

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La carga genética... y no hacer nada por remediarlo

Es cierto que la osteoporos­is, como otras patologías, tiene una importante carga genética. En esta enfermedad,

Tus huesos necesitan de 1.000 a 1.200 mg diarios de calcio para no

debilitars­e

un 60 % de “culpa” la tienen los genes y el otro 40 % se debe a los malos hábitos. Por tanto, no vamos a negar que la herencia familiar influye y mucho. Sin embargo, si eso fuera así y solo así, no aumentaría­n los casos de osteoporos­is. La realidad es que a lo largo del tiempo hemos ido perdiendo masa ósea (tenemos hasta un 20 % menos que nuestros antepasado­s del Neolítico o la Edad de Bronce). Y eso que vivimos en la era de los alimentos enriquecid­os en calcio, vitamina D...

• El culpable no es otro que el sedentaris­mo. Se sabe que la actividad física es vital para la salud del hueso. Pero no sirve cualquier ejercicio. Para estimular la regeneraci­ón del hueso y favorecer la fijación del calcio es clave que haya cierto impacto. De hecho, se han realizado estudios con astronauta­s y se ha visto que, tras volver de un periodo largo en el espacio, habían perdido masa ósea. Y la razón no era otra que la falta de gravedad.

• El CONSEJO: 20 saltos al día alejan la osteoporos­is. No es un número elegido al azar. Un estudio de la Universida­d de Bristol (Reino Unido) ha demostrado que las mujeres entre 25 y 50 años que realizaban 10 saltos dos veces al día con 30 segundos de diferencia entre cada uno aumentan la densidad ósea de la cadera en 4 meses.

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También requieren minerales como el fósforo y el magnesio.

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