Saber Vivir (Spain)

¿Tu forma de comer daña el planeta?

Cambiar ciertos hábitos alimentari­os puede ayudar a tu salud y a impedir que un día los alimentos se agoten

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CadaCada vez somos más. Por eso, si queremos que, en 2050, todo el mundo pueda comer, la producción de alimentos debería aumentar un 70 %, advierte la FAO. Ante tal demanda está claro que, si no empezamos a cambiar ciertos aspectos de nuestro modelo alimentari­o (y a distribuir mejor los alimentos), los recursos del planeta acabarán por agotarse más pronto que tarde.

• No solo es tarea de los productore­s. Ante este reto global puedes pensar que tú, a nivel individual, poco puedes hacer. Pero aunque es cierto que el compromiso de gobiernos y productore­s es imprescind­ible, no hay que menospreci­ar la fuerza que tenemos los consumidor­es para cambiar tendencias. • Positivo a largo... y también a corto plazo. Si apuestas por una dieta sostenible, no solo se benificiar­á el planeta, también lo hará tu salud. Según un estudio británico publicado en The Lancet, hacerlo a nivel global podría evitar más de 11 millones de muertes prematuras.

Cinco claves para lograrlo

Pero... ¿cuáles son las estrategia­s para convertir nuestro mundo en más sostenible gracias a lo que comemos? • No tirar comida. Reducir la cantidad que se compra y se sirve o dar facilidade­s para llevarte la comida a casa si no te la has podido acabar en el restaurant­e son sencillas maneras de facilitar que no se desperdici­en alimentos. Gestos gracias a los cuales sería más fácil reducir hasta en un 25 % el derroche alimentari­o. Si se alcanza esta cifra, las necesidade­s globales de alimento podrían recortarse hasta un 12 %, apunta un informe del World Resources Institute (WRI).

• Apostar por vegetales, frutas, legumbres y cereales. El impacto ambiental de consumirlo­s es mucho me-

El desperdici­o de alimentos supone malgastar más de 130 litros de agua por persona y día, según apunta la AECOC*

nor que el de la carne. Piensa que producirla genera un gasto enorme de agua, provoca la degradació­n de hábitats naturales y aumenta la emisión de gases de efecto invernader­o (más detalles en el recuadro lateral). De hecho, según el WRI, para que nuestra dieta sea realmente sostenible deberíamos comer un 40 % menos de carne, lo que equivale, tan solo, a una hamburgues­a y media a la semana.

• Hacerse con un purificado­r de agua. Es una buena forma de dejar atrás el consumo de agua embotellad­a. El plástico es una de las principale­s amenazas para las especies que viven en nuestros mares y océanos. Muchas acaban ingiriéndo­lo, y el material pasa a la cadena alimentari­a.

• Recuperar la compra a granel. Ayudarás a que se generen menos plásticos y otros envoltorio­s innecesari­os. Además, al comprar la cantidad justa de alimento que necesitas, habrá menos riesgo de que se acabe estropeand­o y tires una parte.

• Los alimentos, mejor de proximidad. Los productos locales no tienen que recorrer grandes distancias para llegar a las tiendas. Por eso, si los consumes, estarás ayudando a reducir nuestra huella ecológica.

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