CEREBRO Y MICROBIOTA, UNA ÍNTIMA RELACIÓN
Nuevos estudios revelan que la flora intestinal podría influir en el desarrollo del alzhéimer. ¿Cómo se explica este vínculo? Esta relación se explica porque se ha comprobado que existe un eje cerebro-intestino, es decir, una conexión entre estos dos órganos a través de la microbiota que puebla el tracto digestivo.
¿Y cómo se produce esa conexión?
Es una comunicación que se realiza en doble sentido. Las bacterias que conforman la flora intestinal envían información al cerebro y modulan la respuesta de este órgano. De hecho hay estudios en ratas que revelan que las que no tienen microbiota intestinal no llegan a formar bien su sistema nervioso central o tienen alteraciones en este sentido. Y, a su vez, el cerebro también influye en la composición bacteriana de la microbiota (por eso, las emociones o nuestro estado anímico afectan a su composición, como también influyen otros factores como la toma de antibióticos).
¿Qué ocurre exactamente para que la microbiota acabe favoreciendo el deterioro cognitivo?
Los estudios apuntan a que podría haber un desequilibrio en la flora que provocaría un aumento de bacterias que disparan la inflamación (Escherichia/Shigella) y una disminución de las que provocan el efecto contrario (Eubacterium rectale). Este desajuste podría favorecer la acumulación de proteínas beta-amiloide en el cerebro. No podemos decir ni mucho menos que la microbiota provoque alzhéimer porque en esta enfermedad todavía quedan muchos mecanismos por descubrir, aunque cada vez está más claro que podría influir en su aparición.
Pero sí podríamos decir que una microbiota equilibrada ayuda a protegernos del alzhéimer... Hay indicios de que así es. De hecho, se han realizado estudios con probióticos en pacientes con alzhéimer y se ha visto que mejoraban sus puntuaciones cognitivas, aunque todavía queda mucho por estudiar.
¿Hasta qué punto unos hábitos saludables son claves para cuidar nuestra flora? Son muy importantes, pero hay que hacer una aclaración: cuando se habla de restaurar una flora desequilibrada se piensa en los probióticos que se compran en el supermercado. Sin embargo, los probióticos de verdad son productos en concentraciones muy altas. El consejo es la prevención para evitar que se altere. Y para ello no basta una dieta sana y rica en fermentados como el kéfir, también hay que hacer ejercicio y alejar el estrés.