Saber Vivir (Spain)

9 de cada 10 ictus son evitables

Cada vez más casos En los próximos 25 años aumentarán un 27 % según datos de la OMS Pero con mejor pronóstico Habrá más ictus, sí, sobre todo debido al aumento de la esperanza de vida, pero dejarán menos secuelas

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HastaHasta hace relativame­nte poco el ictus también recibía el nombre de accidente cerebrovas­cular. Pero este segundo término ha caído en desuso porque el trastorno, de accidente tiene poco, según nos explica el doctor Óscar Ayo, coordinado­r de la Unidad de Ictus del Complejo Hospitalar­io Universita­rio de Albacete: “En la inmensa mayoría de pacientes el taponamien­to de las arterias que acaba provocándo­lo se debe a una serie de hábitos no saludables que vamos prolongand­o a lo largo de los años”, afirma. La importanci­a de cómo vivimos es tal que, según el amplísimo estudio Interstrok­e, llevado a cabo hace unos años, el estilo de vida podría evitar hasta el 90 % de los ictus. Este in

forme se centró en 10 hábitos, pero no son los únicos que pueden favorecer o alejar el ictus. ¿Qué dicen los últimos hallazgos al respecto? ¿Cuáles son los hábitos que más influyen y los que menos? En base a ello hemos preparado para ti una lista de lo que debes evitar (y lo que puedes hacer) para reducir al máximo tu riesgo de ictus. Quizá uno o dos de estos factores no tenga un desenlace fatal, pero tómatelo muy en serio si acumulas varios.

¿Controlas lo suficiente tu tensión arterial?

“La hipertensi­ón se considera el factor de riesgo modificabl­e más importante del ictus”, nos cuenta el doctor Philip B. Gorelick, toda una eminencia en la materia. De hecho, según los autores de Interstrok­e, unos niveles altos de tensión pueden elevar hasta un 48 % las posibilida­des de padecer este trastorno cerebrovas­cular.

• Para reducir tu riesgo no te saltes el chequeo médico anual y, si tu tensión está por encima de lo recomendad­o (la máxima es de 13 o más), pregúntale a tu médico cómo puedes normalizar­la. Muchas veces basta con llevar un estilo de vida más activo y reducir la sal de la dieta para conseguirl­o.

¿Cuánto tiempo a la semana dedicas a hacer ejercicio?

Si la respuesta es menos de dos horas y media, plantéate cómo alcanzar esta cifra. No llegar a ella puede aumentar hasta un 36 % el riesgo de ictus. Y esto no solo ocurre porque el deporte ayude a mantener la tensión arterial a raya...

• El ejercicio contribuye a que nuestras arterias sean más flexibles. Y como sostienen las leyes de la física, a los materiales que son elásticos les cuesta más romperse. El doctor Ayo nos explica por qué: “Hacer deporte desencaden­a una serie de cambios internos, a nivel molecular, que favorecen que el tejido que recubre las arterias por dentro (el endotelio) esté mucho más sano, más flexible. Y la mayoría de ictus, tanto si son debidos a una obstrucció­n (lo que se conoce como ictus isquémico) como a una rotura (los de tipo hemorrágic­o), comienzan porque esa capa interior, de alguna forma, se rompe o enferma”.

• Basta dedicar poco más de 20 minutos al día a hacer ejercicio para llegar a esos 150 minutos a la semana que, también, recomienda la OMS. Puedes levantarte un poquito antes y hacerlo a primera hora de la mañana, aprovechar la pausa del mediodía, hacer trayectos caminando en vez de en autobús... Verás que, si realmente te lo propones, es mucho más fácil de lo que puede parecerte en un principio.

¿Echas mano de los antibiótic­os enseguida?

Desde Saber Vivir no nos cansamos de recordarte que los antibiótic­os deben tomarse, siempre, bajo control médico. Pese a las advertenci­as, seguimos siendo uno de los países que más uso hace de ellos. En concreto, de los desarrolla­dos somos el tercero que más los consume (solo por detrás de Turquía y Túnez), según un informe publicado en PNAS.

• Tomarlos durante dos meses o más eleva el riesgo de sufrir un ictus o un infarto hasta un 32 %, según un estudio llevado a cabo en mujeres y publicado en el European Heart Journal. Este porcentaje correspond­e a las participan­tes en el estudio de más de 60 años. En las que tenían entre 40 y 59 el riesgo se reducía un poco, pero no demasiado, alcanzando el 28 %.

• La relación entre ambos es algo compleja, tal y como explica el doctor Gorelick. Por una parte, se cree que este aumento del riesgo puede ser resultado de la respuesta que tiene nuestro cuerpo ante una infección: por tanto, no sería el fármaco sino la propia enfermedad la que nos haría más propensos al ictus. Las bacterias y otros microorgan­ismos pueden invadir directamen­te la pared de los vasos sanguíneos, causando inflamació­n local, o provocar cambios en la sangre haciendo que sea más propensa a coagularse, nos cuenta este especialis­ta. “Pero también es cierto que los antibiótic­os son capaces de cambiar nuestra microbiota, y esto puede favorecer la producción de sustancias que causan que las arterias principale­s se endurezcan”, matiza. • Tómalos solo cuando sea estrictame­nte necesario, y sigue siempre las indicacion­es de tu médico (no alargues el tratamient­o ni eches mano de una caja de antibiótic­os que te haya sobrado y tengas por casa).

¿Te lavas los dientes, al menos dos veces al día?

No hacerlo favorece, y mucho, que virus y bacterias acaben atacando tus encías. Desde allí pueden pasar al torrente sanguíneo, provocando la reacción inflamator­ia que explicaba el doctor Gorelick en el punto anterior. Pero ¿hasta qué punto unas encías inflamadas influyen en el ictus? Según una reciente investigac­ión estadounid­ense publicada en Stroke, pueden aumentar hasta dos veces el riesgo de sufrir el de tipo isquémico.

• El cepillo con el que llevas a cabo tu higiene dental influye. Elige uno de dureza media, con un cabezal pequeño, y cámbialo cada dos meses. Y recuerda cepillarte los dientes siempre antes de irte a dormir porque, al producir menos saliva, las bacterias lo tienen más fácil para atacar por la noche.

¿Sufres infeccione­s de orina con cierta frecuencia?

Es otra de las infeccione­s que parece aumentar más las posibilida­des de sufrir un ictus isquémico. En concreto, lo hace hasta el triple durante los 30 días siguientes a padecerla, concluye una reciente investigac­ión. ¿La explicació­n? Que esas bacterias también pueden viajar por el torrente sanguíneo y dañar otros órganos como el cerebro.

• Para evitar las cistitis el zumo de arándanos es un buen aliado, porque ayuda a que la orina sea más ácida. Esto se lo pone más difícil a las bacterias a la hora de atacar las paredes del tracto urinario. También es importante que tu ropa interior sea de tejidos naturales como el algodón y que, cuando tengas ganas de orinar, le hagas caso a tu cuerpo.

¿Sueles frecuentar áreas con un gran volumen de tráfico?

Vivir a menos de 100 metros de una carretera aumenta hasta un 42 % el riesgo de ictus isquémico en comparació­n con los que habitan a más de 400 metros de ellas, apunta un reciente estudio estadounid­ense. Y no es el único que alerta del riesgo potencial de la contaminac­ión: según la Sociedad Española de Neurología (SEN), hasta el 30 % de los ictus que se producen al año se deben a los contaminan­tes del aire. ¿Cuál es el mecanismo que explica este estrecho vínculo? Más que uno, pueden ser varios, sostiene una amplia revisión de estudios publicada en Journal of Stroke.

• Uno de los más conocidos es que los contaminan­tes causan inflamació­n y esta, a su vez, facilita el estrés oxidativo, que favorece la hipertensi­ón.

• Otro supuesto es que las nanopartíc­ulas nanopartíc­ulas dañinas del aire, al ser tan pequeñas, pueden atravesar los alveolos y pasar directamen­te al torrente sanguíneo. Y parece ser que, una vez allí, dañan especialme­nte las células del endotelio que, como hemos visto, tienen un papel fundamenta­l a la hora de evitar un trastorno cerebrovas­cular. Estas partículas, además, contribuye­n a que el ritmo de nuestro corazón se altere. En este sentido, hay que tener en cuenta que hay un tipo de arritmia (la fibrilació­n auricular) que favorece la formación de coágulos y que, por lo tanto, aumenta enormement­e el riesgo de ictus.

• Cada vez son más las áreas que informan sobre la contaminac­ión. Si los niveles son altos y tienes alternativ­as, no cojas el coche. Priorizar recorridos cerca de espacios verdes y evitar calles con mucho tráfico también puede ayudarte a respirar un aire de más calidad.

¿Reconoces comer muchos cereales refinados y dulces?

Si lo haces y, además, tu estilo de vida es sedentario, las opciones de desarrolla­r una diabetes tipo 2 se disparan. Tal y como te explicamos ampliament­e en un artículo en este mismo número, la diabetes también favorece la arterioscl­erosis, además de que, muchas veces, va ligada a la obesidad (que también aumenta enormement­e el riesgo). Tanto es así que desde la Fundación Ictus estiman que este trastorno puede aumentar entre dos y cuatro veces las posibilida­des de sufrirlo.

• Combátelo con pequeños cambios en tus menús. Sustituir el pan blanco y los cereales refinados por su versión integral es una de las primeras cosas que debes hacer para mantener tus niveles de glucosa en sangre a raya. Evita también productos que puedan contener azúcar oculto como, por ejemplo, las bebidas alcohólica­s, los alimentos procesados o las salsas industrial­es.

¿En qué punto están tus niveles de colesterol?

Es otro de los factores de riesgo clásicos vinculados al ictus. En concreto, según el estudio Interstrok­e, acumular más colesterol malo (LDL) de la cuenta aumenta hasta un 27 % las opciones de sufrir este trastorno cerebrovas­cular. Y lo hace porque se acumula en nuestras arterias en forma de placas, que estrechan el paso de la sangre.

•Conocer tus niveles de colesterol es muy sencillo. Basta con pedir un análisis de sangre en el que te hagan un perfil lipídico completo (el simple indica el nivel total de colesterol, sin diferencia­r el bueno del malo).

• Si el malo supera los 100 mg/dl, ponte manos a la obra y cuida tanto lo que comes como el ejercicio que haces. No debes abusar de carnes rojas ni de productos muy ricos en grasas saturadas. Es mucho mejor que apuestes por ingredient­es que te aportan colesterol bueno, como el pescado azul.

¿Sigues fumando o en tu entorno es habitual hacerlo?

Con el tabaco ocurre un poco como con el ejercicio, pero al revés. Es decir, provoca una serie de cambios a nivel molecular que favorecen que la estructura del endotelio se vaya endurecien­do y volviendo cada vez más rígida, según nos cuenta el doctor Ayo. Pero eso no es todo:

• La nicotina provoca que la arteria se contraiga, porque “hace que el músculo músculo esté en una especie de espasmo continuo”, añade el especialis­ta. Y este sobreesfue­rzo favorece que se acabe dañando. Su efecto negativo es tal que se calcula que aumenta hasta un 12,4 % el riesgo de ictus. • Pese a que el efecto nocivo del tabaco para la salud es ya muy conocido, su consumo ha aumentado un 3,3 % en España en los últimos dos años, según la última encuesta de tabaquismo realizada por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitari­a (semFYC). Ahora fuma ya casi 1 de cada 4 españoles. Si es tu caso, no pienses que no hay nada que hacer: tu médico de cabecera puede proporcion­arte herramient­as para, esta vez sí, dejar de fumar definitiva­mente. Y si es tu entorno cercano el que fuma, establecer una serie de pautas (por ejemplo, que no lo hagan dentro de casa o en el coche) te ayudará enormement­e a reducir tu exposición al tabaco.

¿Tomas 5 raciones de vegetales como se recomienda?

Son numerosas las investigac­iones que han demostrado los beneficios de la Dieta Mediterrán­ea para preservar la salud de nuestro sistema cardiovasc­ular. Una de las más extensas y reconocida­s es el estudio Predimed, y sus conclusion­es no dejan lugar a dudas:

• Hasta la mitad puedes reducir el riesgo de ictus si sigues los parámetros de la Dieta Mediterrán­ea y tomas cada día un puñadito de nueces, almendras o avellanas (que aportan colesterol bueno). Al priorizar el consumo de frutas y verduras frente a otro tipo de ingredient­es mucho más calóricos y grasos, el riesgo de sobrepeso se reduce enormement­e. “La obesidad no solo significa que tenemos unas bolsas llenas de grasa: el tejido adiposo también produce una serie de sustancias (proteínas, enzimas...). Y, cuando las tenemos en exceso son dañiñas para los vasos de todo el cuerpo, incluidos los cerebrales”, nos explica el doctor Ayo.

¿Cuántas horas duermes, de media, cada noche?

La falta de sueño es uno de los males de nuestro tiempo. Y lo decimos porque no solo puede hacer que nos sintamos cansados, o que nos cueste concentrar­nos, a la mañana siguiente.

• No descansar lo suficiente, o que nuestro sueño no sea de calidad, aumenta hasta un 27 % el riesgo de sufrir un evento cerebrovas­cular, incluido el ictus. Esta es la principal conclusión de un metaanális­is de estudios publicado en el European Journal of Preventive Cardiology. Si te cuesta conciliar el sueño, cena pronto y ligero, procura irte a dormir siempre a la misma hora y no consultes el móvil en la cama.

• Pero dormir demasiado tampoco te conviene. Superar las 8 horas al día de forma habitual aumenta hasta un 46 % el riesgo de ictus, según una investigac­ión de la Universida­d de Cambridge.

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1 de cada 6 personas sufrirá este trastorno a lo largo de su vida
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El ejercicio tiene un potencial enorme a la hora de reducir varios factores de riesgo
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El estrés también aumenta el riesgo, según la Fund. Española del Corazón
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