La cesta de la compra
Bajan las horas de sol y la huerta se adapta a nuestras nuevas necesidades
Córtala
fina, lávala, déjala en vinagreta media hora y úsala como guarnición
La potencia púrpura de la col lombarda
Este es un alimento de origen europeo, probablemente mediterráneo, y quizá por eso la llamamos así, como si estuviera ligada a la región italiana de Lombardía. Lo cierto es que romanos y egipcios la saboreaban y utilizaban con fines medicinales.
Si te gustan las empanadas vegetales, puedes usarlas para el relleno. Saltea por separado (porque cada uno tiene su punto de cocción) col lombarda cortada en tiras, cebolla y ajos tiernos hasta que queden al dente. Mézclalos en un bol y aliña como más te guste.
También luce en una quiche con cebolla o puerro (salteados como la col), un poquito de jamón, huevo, nata vegetal y parmesano rallado. Hornéala a 160º hasta que cuaje.
Manzana: la fruta que levanta pasiones
Royal gala, fuji, reineta, golden... Por muchas variedades de manzanas que conozcas, no llegarás a nombrar ni una centésima parte ¡porque existen más de 7.500!
Es el tentempié sano por excelencia, pero reina en los postres. Disfrútala en este ravioli dulce: hornéalas, separa la pulpa, forma montoncitos sobre una bolsa de plástico, pon otra encima, aplasta y guarda en el congelador. Elabora una crema pastelera, mézclala con piñones tostados y dispón una cucharada entre dos discos de manzana. Deja que se descongele un poco... ¡y a la mesa!
Casa bien con platos salados. Vacíalas un poco, rellénalas con carne picada, riega con aceite y vino blanco y hornéalas apretadas en una bandeja.
Caqui, imagen del otoño
Su nombre científico, Diospyros kaki, nos habla del fruto de Zeus, aunque aquí siempre nos hemos referido a él como palosanto porque su maduración coincide con la festividad de Todos los Santos.
Aprovecha el poco tiempo que estará en las tiendas. Por ejemplo, haciendo este postre: pon en el fondo de una copa pulpa troceada y unas hojas picadas de menta, coloca encima una capa de yogur griego ligero o kéfir, y dispón dos pisos más. Termina con unas virutas de chocolate negro o unas galletas desmenuzadas.
Otra opción es usarlo para enriquecer un helado de vainilla. Deja que se reblandezca un poco, mezcla con la fruta troceada en un bol y vuelve a congelar rápidamente.
Redescubre las posibilidades del nabo
Humilde en su resistencia, el nabo fue durante años un producto básico en la cocina económica. Eso ha hecho que se consuma hervido, aliñado, confitado, guisado...
Puedes probarlo en arroz como lo hacen en Valencia, con alubias y pencas de acelga. Pero si lo que te apetece es empezar con las sopas, te proponemos una que cuidará tu microbiota: corta bien finos nabo, zanahoria, espinacas... Ponlos en boles, vierte encima caldo con miso diluido, tapa y sirve.
¿Eres amante de las parrilladas de verduras? Pues el sabor un punto amargo del nabo encaja a la perfección con una salsa romesco o mojo picón.