Cuida tu cuerpo
Los riñones
QueQue todo el organismo mantenga su equilibrio interno (lo que se conoce como homeostasis) depende en gran medida de cómo funcione el sistema urinario y, en especial, los riñones. Entre las importantes funciones que deben hacer estos dos órganos gemelos se encuentran…
• Eliminar el exceso de líquidos en forma de orina. Así, el cuerpo puede deshacerse de desechos y desperdicios de la sangre para que esta mantenga una composición equilibrada, su pH idóneo (y que
no tenga una acidez extrema) y el volumen adecuado. Además, eso ayuda a que sustancias como el sodio, el potasio y el calcio se mantengan en las cantidades adecuadas.
• Elaborar hormonas fundamentales para tener una presión arterial saludable y otras –como la EPO, o eritropoyetina– que envían la señal a la médula ósea de que debe producir más glóbulos rojos. Esto tiene gran trascendencia para la salud general porque si se padece una dolencia inflamatoria crónica (como la artritis reumatoide), si se sufre un tumor o si los riñones no funcionan bien, se fabricará menos EPO y puede sobrevenir una anemia importante por falta de glóbulos rojos.
• Activar la vitamina D. Los riñones se encargan de que esta vitamina –una vez obtenida tras exponernos al sol o tras comer pescado, huevos o champiñones– sea eficaz en el cuerpo y haga correctamente las funciones que tiene encomendadas (mantener una buena salud ósea y unos buenos niveles de calcio y fósforo; estimular la producción de insulina, la capacidad del músculo cardiaco para contraerse o la mejora de las defensas, entre otras).
Síntomas de que trabajan forzados
• Cuando notamos muchos calambres musculares sin que podamos achacarlo a otra causa, náuseas o vómitos, falta de apetito, hinchazón de tobillos y pies o exceso (o falta) de orina, debemos empezar a sospechar que nuestros riñones se están quejando. Es el momento de acudir al médico para que lo estudie. Además de esa pista, será una analítica –y en concreto los niveles de creatinina y la tasa de filtración glomerular o TFG– lo que le aportará más información.
• Una orina muy espumosa es otro chivato que avisa de alteración renal, en concreto de que hay albúmina. Es una proteína que se encuentra en la sangre (por eso también se le denomina proteinuria). Si el riñón está sano, la albúmina no pasa de la san
Con los años, sus estructuras internas (nefronas) disminuyen y filtran peor. Por eso, hay que cuidar aún más el riñón Tienen el tamaño de un puño y pesan unos 150 gramos. Sin embargo, el riñón izquierdo es algo mayor y es donde más cálculos se forman
gre a la orina, pero sí ocurre cuando trabaja demasiado forzado.
Por lo general, una alteración renal tarda años en producirse; sin embargo, en algunos casos solo sabemos de su presencia cuando ya está avanzada. Por esto, conviene vigilar los factores de riesgo: tener hipertensión o diabetes no controlada, togramos mar muchos medicamentos o tomar más de dos bebidas de alcohol diariamente.
Cómo ayudarlos
Las piedras en el riñón, las infecciones frecuentes (muchas veces por cistitis recurrente por limpiarse de atrás hacia delante en el baño) o la insuficiencia renal aguda (de menos de 3 meses) son las dolencias más habituales. En muchos casos se pueden evitar tomando suficiente agua y comiendo sano.
• Que tu dieta sea rica en vegetales diuréticos. Lo son, sobre todo, las alcachofas, el apio, el pepino y la remolacha. Puedes, incluso, elaborar zumos caseros con ellos porque actúan como un bálsamo para los riñones.
• Recuerda que mucha sal no les sienta bien. No añadas a los platos o hazlo muy poco; decántate por productos que contengan, como máximo un gramo de sodio por cada 100 de producto (si tienes un problema cardiaco, elige los que aporten solo 0,25 g).
• Reduce el azúcar y las grasas saturadas. Consumiendo bollería o snacks industriales a diario, carnes muy grasas y embutidos le haces un flaco favor a estos órganos porque, al metabolizarlos, se generan más toxinas y desechos. Y ellos tendrán que trabajar el doble para eliminarlos.
• Toma menos procesados. Cuando incluimos estos productos varias veces a la semana aportamos al cuerpo tres veces más fosfatos (unas sales) de los que necesita, con el consiguiente sobresfuerzo para el sistema renal.
Tomar un antiinflamatorio cada día durante años puede provocar daño renal