SEPÚLVEDA
En esta villa segoviana se aúna historia, arte, gastronomía y también naturaleza, dando su singular emplazamiento a los pies de las hoces del Duratón… todo un compendio de valor inmaterial, pero de cultura viva. Y aquí, a orgullo de los sepulvedanos, ellos mismos no se cohíben en definirla como “el Museo vivo más grande del mundo, es decir de Castilla León”… También se atribuyen el valor mundialista para su afamado cordero asado, que según su cabildo, “es el más sabroso del mundo”. La verdad es que la naturaleza que rodea a este ancla en la historia más que justifica tan sabroso resultado. Fruto también de pasado esplendor medieval de esta villa, los sepulvedanos, se crecen por ser poseedores de 15 iglesias. “Dicen que al igual que Sevilla, Toledo y la propia capital Segovia”. Y como estas, Sepúlveda, fue también, cómo no, un extracto de sociedad cristiana, musulmana y judía. En el siglo XV Isabel la Católica encontró en esta villa una de sus mayores e incondicionales lealtades. Y esta impronta de luchadores numantinos se vio reflejada siglos después ensalzada durante la Guerra de la Independencia; a través del famoso guerrillero El Empecinado, que tenía sus cuarteles en las próximas cuevas del Cañón del Duratón, a modo de testigo del tesón histórico de esta villa, y hoy, muestra viva de un pasado esplendoroso.