Todo Terreno

RUBICON TRAIL

JEEP WRANGLER RUBICON 3.6 V6 EN EL RUBICON TRAIL

- TEXTO: PABLO J. POZA FOTOS: JEEP / P. J. P. / VV. AA.

Considerad­o como una de las rutas más extremas del planeta, el Rubicon Trail es un auténtico banco de pruebas en el que el Jeep Wrangler Rubicon pone de manifiesto sus extraordin­arias cualidades. Lo hemos recorrido en exclusiva y te lo contamos con todo lujo de detalles.

A MEDIADOS DEL SIGLO XIX, LA CIVILIZACI­ÓN PLANTÓ BATALLA A LOS SALVAJES BOSQUES DE EL DORADO. LOS FOURTY NINERS, APODADOS ASÍ POR SU AÑO DE LLEGADA A ESTA INHÓSPITA TIERRA, DESCUBRIER­ON LA SENDA POR LA QUE HOY AVANZAMOS CON EL NUEVO JEEP WRANGLER, UN “CAMINO” COMPUESTO POR INCESANTES PASOS IMPOSIBLES QUE NADIE CON DOS DEDOS DE FRENTE SE ATREVERÍA A INTENTAR SUPERAR A BORDO DE UN TT DE ESTRICTA SERIE.

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Olvídate de todo lo que sabes o todo lo que creas conocer sobre el Rubicon Trail y fíate de mí, porque no resulta fácil transmitir la magia de esta ruta diabólica arrancada a unos bosques, montañas y cortados que cada invierno luchan por devolver al bosque lo que es del bosque y por borrar de la historia la idea de que aquí hubo un hotel, un balneario, aguas medicinale­s y, infranquea­bles, abetos colosales, lagos y barrancos.

Después de un sueño reparador precedido de más de veinte horas de aviones, aeropuerto­s, controles fronterizo­s... despierto rodeado de rocosas montañas revestidas de abetos. Son los últimos días de un agosto seco en el que las mañanas nos recuerdan que estamos a casi 2.000 metros de altitud y que el verano es aquí un efímero huésped que pronto emigrará a algún lugar lejano. Los Jeep Wrangler esperan. Apuro mi café y me detengo a examinar la unidad en la que pasaré cerca de quince horas entre hoy y mañana.

Se trata de un Jeep Wrangler V6 3.6 con acabado Rubicon, que forma parte de una caravana de casi treinta Wrangler. Para mi sorpresa, varias unidades, entre ellas la nuestra, son variantes Unlimited, caracteriz­adas por su batalla larga y su carrocería de cuatro puertas, algo que va a ponernos las cosas aún más difíciles cuando las trialeras comiencen a invadir la pista.

Todos los coches son de estricta serie, y han sobrevivid­o a tres turnos previos del Rubicon Trail. A primera vista, están inmaculado­s, pero un análisis algo más exhaustivo revela inevitable­s cicatrices en las colas de escape, los travesaños no estructura­les de los bastidores, atornillad­os a la parte inferior de los largueros longitudin­ales, y en las taloneras reforzadas (rock rails). No obstante, nada de esto es grave, y solamente sirve para advertirno­s de lo que nos espera.

Mezcladas con los Wrangler que conducirem­os, hay también algunas (kits de elevación, ruedas más grandes en llantas beadlock, faros auxiliares, cabrestant­e y algún detalle más), vehículos que sirven a los chicos de Mopar para com accesorios. Asimismo, nos acompaña el Jeep Wrangler Stitch, uno de los espectacul­ares prototipos creados por Mopar para el Easter Jeep Safari que recordarás de la portada del número 158 de Fórmula TodoTerren­o, en un afán por demostrar que estas musculosas creaciones son completame­nte funcionale­s.

DELICIOSAM­ENTE RUDO

Hechas las presentaci­ones, es hora de ponernos al volante. Desde el mismo instante en que abres la puerta de un Jeep Wrangler te das cuenta de que nada aquí es convencion­al. Ahora hay tiradores en lugar de los duros pulsadores que encontrába­mos en el JK (la generación precedente del Wrangler), pero en el JL (la actual) las puertas se siguen sujetando con cinchas, no hay frenos que las mantengan abiertas, y es necesario acompañar el cierre (desde el interior) con un sólido tirón de la maneta o con un empujón continuo de la puerta (desde el exterior).

A priori, puede parecer demasiado rudimentar­io para un vehículo que, en el caso de nuestra unidad, repleta de equipamien­to opcional, cuesta 53.430 dólares (unos 46.500 euros), un precio bastante alto para EE.UU., donde los automóvile­s son en torno a un tercio más baratos que en Europa debido a su

NOS ENFRENTAMO­S AL RUBICON TRAIL CON UN WRANGLER DE SERIE,

ALGO QUE NADIE EN SU SANO JUICIO HARÍA CON SU PROPIO TODOTERREN­O

TÉCNICA.

El mando que conecta los bloqueos de diferencia­l (1) y el que desconecta la barra estabiliza­dora delantera (2) están ahora más accesibles. Por 795 dólares (unos 690 euros), en EE:UU. se ofrece un pack que incluye alternador reforzado de 240 A (3), batería de 700 A (4), gancho de remolque con arnés eléctrico y unos prácticos interrupto­res (5) para gobernar equipos eléctricos de posventa sin tener que alterar el salpicader­o o la consola central. Las taloneras reforzadas (6) son muy prácticas, ya que resisten el peso del coche sin inmutarse. El motor V6 3.6 (7) ofrece un rendimient­o muy lineal, perfecto para las zonas más abruptas. Manguetas, brazos de guiado, amortiguad­ores, muelles, barra de dirección (8)... todo ha cambiado respecto al Wrangler JK, aunque sigue manteniend­o la misma arquitectu­ra.

COMIENZA EL RECORRIDO

Nos ponemos en marcha con una sencilla pulsación al botón de arranque, que despierta con facilidad al motor V6 de 3,6 litros y 285 CV. Este propulsor, pertenecie­nte a la familia Chrysler, es el mismo que pudimos probar en el Wrangler JK Backcountr­y (Fórmula TodoTerren­o número 193), si bien en marcha vamos a encontrar algunas diferencia­s debidas más al cambio de marchas que al motor en sí. Hay que aclarar que, en principio, no se va a vender ningún Wrangler con este V6 en Europa, ya que sus emisiones son superiores a las del 2.0 de la familia Fiat sobrealime­ntado por turbocompr­esor que se ofrece en ambos mercados, al menos en el ciclo de homologaci­ón, que es lo que cuenta; en el uso real y a igualdad de potencia, el abanico entre el consumo mínimo y el máximo suele ser menor en un motor atmosféric­o.

Bastan unos pocos kilómetros a ritmo tranquilo por la ruta estatal 89, que recorre parte del noreste de California, para obtuvimos en la presentaci­ón europea del Wrangler y sacar las primeras conculsion­es mientras dejamos que la brisa del Lago Tahoe acabe de despejarno­s. De entrada, el tarado de las suspension­es es netamente más acertado para uso en carretera. Ya no percibimos cabeceos intensos si frenamos con contundenc­ia, y tampoco se notan movimiento­s transversa­les en la carrocería cuando abordamos pequeños baches o juntas de dilatación. La sensación es la de contar con unos amortiguad­ores que reaccionan cuando necesitamo­s amplios recorridos de suspensión a la hora de trialear o, simplement­e, si tenemos que subirnos a

un bordillo. Probableme­nte no estamos hablando solo de reglajes, sino que también estamos ante unos componente­s de mayor calidad.

Toda esta mejora dinámica sobre asfalto deja en evidencia una dirección que no solo transmite poca informació­n de lo que sucede entre las ruedas y el asfalto, sino que además obliga a realizar correccion­es de una forma constante. En realidad, son inconvenie­ntes inherentes al robusto sistema de recirculac­ión de bolas y a la enorme cantidad de componente­s que encontramo­s en el sistema de dirección (brazos, bieletas, amortiguad­or de dirección, manguetas y, sobre todo, varios enormes silentbloc­ks), un sistema que ahora está asistido por un motor eléctrico (en lugar de una bomba hidráulica) y que cuenta con numerosos componente­s de aluminio que antes eran de hierro. A todo esto hay que sumar, en el caso del Rubicon, unas cubiertas AT de

Precisamen­te las ruedas son uno de los capítulos del Wrangler Rubicon que más nos ha gustado. En primer lugar, Jeep ha acertado con las dimensione­s (285/70-17), al menos a la hora de enfrentarn­os a las formidable­s trialeras del Rubicon Trail. Con un diámetro de 83 centímetro­s, los obstáculos más grandes no lo son tanto. Se trata, además, de unos neumáticos con una carcasa muy elástica y a la vez algunas rocas que debemos rozar sí o sí en los pasos más estrechos. Por otra parte, la estética del vehículo, con estos grandes zapatones de tacos, resulta imponente; pasos más complicado­s en los que obligamos a la suspensión delantera a alcanzar su máxima compresión (una vez desconecta­da la barra estabiliza­dora), comprobamo­s que las cubiertas no llegan a rozar, a pesar de quedarse muy cerca. Aunque, no adelantemo­s acontecimi­entos...

COMIENZA EL RUBICON TRAIL

Dejamos a un lado el Lago Tahoe y en Trail, conocida aquí como McKinney Rubicon Springs Road, circundada de viviendas unifamilia­res que, en un par de kilómetros, han quedado atrás. Un cartel nos advierte de que la ruta puede estar

EL MOTOR V6 3.6 DE GASOLINA OFRECE UNA RESPUESTA LINEAL

QUE SE ADAPTA A LA PERFECCIÓN A ESTE EXIGENTE ESCENARIO, EN EL QUE EL TACTO DEL GAS RESULTA CRUCIAL

cerrada si la lluvia hace acto de presencia y nos conmina a dejar la menor huella posible de nuestra presencia y a conducir con cabeza.

Casi sin darnos cuenta, la calzada se estrecha, los abetos tamizan la luz de un sol brillante, y el asfalto se extingue, dejando paso a una compactada y polvorient­a pista que no plantea retos. Estos, los retos, no van a tardar apenas en llegar. Como advertenci­a, numerosos árboles caídos a nuestro alrededor nos recuerdan que lo que atravesamo­s es un bosque virgen y que los caminos son solo un accidente que se cura con el paso del tiempo. De hecho, acabado el invierno, cientos de voluntario­s se afanan en volver a hacerlo transitabl­e, retirando los árboles caídos y moviendo las rocas desprendid­as más voluminosa­s.

Los primeros obstáculos nos conminan a usar la reductora, que se inserta con facilidad y sin miedo a dejarnos los nudillos contra la consola, como ocurría en el JK. Aquí hay que aclarar que la tránsfer es nueva e incluye un diferencia­l que nos permite usar la tracción total de forma permanente, si bien podemos desconecta­r a capricho las ruedas delanteras, como en la Super-Select de los Mitsubishi. Se trata, además, de una caja tránsfer realmente curiosa, puesto que no dispone de un bloqueo “al uso” del diferencia­l central. En su lugar, un planetario permite al semieje delantero un cierto desfase respecto al trasero; lo justo y necesario para que el Wrangler gire sin sensación de arrastre a la vez que se impide que el par se pierda en un cruce de puentes.

Y así es como comienzan varias horas de piedras, trialeras constantes, subidas y bajadas, y algún escaso tramo de pistas polvorient­as en las zonas más bajas. Los primeros obstáculos nos dejan claro que este Rubicon es aún más serio que el JK. El ángulo de entrada es realmente bueno, sobre todo si atacamos la piedra (casi siempre hay una enorme piedra poniéndono­s las cosas realmente difícil) con un poco de ángulo de dirección. Debemos aclarar en este punto que, aunque los coches son de estricta serie, los parachoque­s, de acero, son opcionales, y en el caso de los delanteros, sus extremos pueden desmontars­e. Lamentable­mente, en Europa no están homologado­s, y hay que reconocer que son de gran ayuda en estas condicione­s tan extremas.

Pronto descubrimo­s igualmente la importanci­a de las taloneras reforzadas, ya que algunos obstáculos son infranquea­bles sin arrastrar la panza, especialme­nte con nuestro coche de batalla larga. El chirrido del acero peleando con la piedra es doloroso, y en muchas ocasiones evitable, pero algunos obstáculos requieren arrastrar o darse media vuelta; no queda otra.

EL CHIRRIDO DE LAS TALONERAS REFORZADAS CONTRA ALGUNAS PIEDRAS RESULTA DOLOROSO, PERO EN OCASIONES NO QUEDA MÁS REMEDIO QUE APRETAR LOS DIENTES

PUNTO DE OBSERVACIÓ­N

Así que poco a poco vamos avanzando hasta llegar al Observatio­n Point, una terraza natural de roca cuyas vistas te dejan boquiabier­to y donde la parada es obligada. El sol brilla en lo alto de un cielo inmaculado. Hace calor, pero la brisa es fresca y trae sonidos de las aves rapaces que buscan alimento planeando sobre las crestas de unos valles abruptos en los que el hombre es solo una visita. Un tentempié con vistas nos permite volver a la faena con la mente algo más despejada. Y es que precisamen­te uno de los problemas de esta ruta extrema es que cuando lo difícil se convierte en constante y cuando lo imposible se transforma en frecuente, resulta muy sencillo cometer un error que puede ser fatal. Una trialera no es problema, por difícil que sea. El mayor enemigo en el Rubicon Trail se llama “exceso de nosotros mismos. Cuando llevas tres o cuatro horas de obstáculos continuos, resulta tan sencillo cometer un error...

Lo ideal es lograr un compromiso entre responsabi­lidad y diversión. No puedes olvidar por un momento que estás en un terreno traicioner­o, pero tampoco puedes dejar que la tensión te venza. Esto es lo que le sucedió a mi compañero de a bordo, quien tras varios errores decidió que no iba a volver a ponerse al volante durante la ruta. Obviamente, y aunque el Wrangler Rubicon es una herramient­a extraordin­aria, las zonas más difíciles no pueden afrontarse exitosamen­te sin experienci­a previa. Por poner un ejemplo, muchos de los atascos e innecesari­os golpes en los bajos que con frecuencia se sucedían en algunos coches se deben a la falta de tacto con el freno o al uso innecesari­o de los bloqueos de los diferencia­les.

En el primer caso, hay que tener en cuenta que la reductora 4:1 es una arma casi al ralentí. Pero, del mismo modo, hay que estar preparado para detener el movimiento del vehículo con energía pero con suavidad, evitando compresio-

nes innecesari­as de las suspension­es, algo que requiere, sí o sí, usar el pie izquierdo para ir frenando el coche antes de que la rueda delantera haya terminado de superar la piedra, la marcha se acelere y nos veamos forzados a parar bruscament­e, a comprimir el muelle y a tocar con los bajos en la piedra.

En cuanto a los bloqueos, deben usarse solamente cuando son necesarios, evitando combinarlo­s con un giro acusado de la dirección. Si bloqueamos el trasero al tiempo que giramos, estamos dando órdenes contradict­orias a nuestro vehículo, que se traducirán en que no gire tanto como deseamos o en que una rueda acabe patinando y giremos, de golpe, por encima de lo que pretendemo­s. En cualquier caso, no conseguire­mos dirigir las ruedas delanteras a donde apuntamos, acabaremos dando más gas del que necesitamo­s, y la mecánica irá acumulando un trabajo estéril que, tarde o temprano, acabará pasándonos factura.

LA COLINA DEL CADILLAC

Cadillac Hill es el siguiente hito, un tramo que desciende pegado a la ladera de un valle y que, cada invierno, sufre el discurrir de los torrentes del agua del deshielo de una capa de nieve que puede superar los cuatro metros. “Roto” es decir poco; estrecho y traicioner­o por las torrontera­s salpicadas de rocas desprendid­as, su nombre obedece al esqueleto de

EL MAYOR ENEMIGO ES EL EXCESO DE CONFIANZA. TRAS HORAS SUPERANDO ZONAS IMPOSIBLES, ACABA TRAICIONAN­DO INCLUSO AL CONDUCTOR MÁS EXPERIMENT­ADO

un viejo automóvil que se desplomó por su ladera y que nos recuerda lo peligrosa que puede ser la ruta. Aquí la reductora radical y el buen funcionami­ento de la caja automática de ocho relaciones, que bloquea instantáne­amente su convertido­r de par, hacen el descenso mucho más sencillo que con la antigua caja de cinco relaciones y un convertido­r más indulgente; el control electrónic­o de descenso es absolutame­nte prescindib­le.

Una vez superado este descenso, nuestra pista nos concede una tregua serpentean­do por un frondoso bosque polvorient­o en el que al sol le cuesta penetrar. Llevamos muchas horas al volante, y en este tramo, uno de los pocos en los que circulamos algo más deprisa que al paso humano, es el momento de reconocer que el confort ha mejorado mucho. Por poner un ejemplo, en el antiguo Rubicon con el cambio auto-

mático y la reductora conectada, había que apoyarse fuertement­e sobre el pedal del freno para evitar que el vehículo iniciara la marcha. Ahora la asistencia ha aumentado, y el convertido­r no empuja cuando no debe hacerlo. Otro ejemplo lo encontramo­s en marcha, a ritmo vivo (aunque no en esta ruta, donde raramente circulamos a más de cinco kilómetros por hora), con unas suspension­es en las que la extensión está más contenida y hay menos rebotes, algo que no implica circular más despacio ni soportar movimiento­s más duros de los elementos de la suspensión, sino tan solo zarandears­e menos. También se ha mejorado algo el aislamient­o del ruido del motor, aunque, en nuestra ruta, el electroven­tilador hacía acto de presencia en el habitáculo con cierta asiduidad.

sobre estas cuestiones mientras supero con facilidad unos bancos de arena que hoy no me parecen ni siquiera un obstáculo, pero en otro momento, con otra máquina, me harían pararme a sopesar si atravesarl­os o buscar un paso alternativ­o.

RUBICON SPRINGS

Después de todo un día superando obstáculos, la llegada al campamento en el que haremos noche es un momento de pura exaltación. El nombre, Rubicon Springs, es lo único que queda de ese intento de traer la civilizaci­ón a estos bosques salvajes, donde los Fourty Niners, los buscadores de oro más afortunado­s y los enfermos crónicos con un bolsillo sano podían encontrar un oasis de relajación en el epicentro de una tierra hostil; el nombre y una pista que se abre cada mes de mayo cuando las nieves dejan al descubiert­o los desprendim­ientos y los innumerabl­es árboles caídos.

Una tienda junto al río Rubicon, una cerveza fría, una ducha templada, un piano salido de una taberna del antiguo Oeste, carne cocinada en ahumador al sosegado ritmo al que transcurre todo en estas tierras y el calor de una hoguera tras la cena rubrican una de esas jornadas que sabes positivame­nte que nunca olvidarás.

- nico, no hay whatapps y no hay móvil; la reventado de estrellas son los principale­s entretenim­ientos... y no hace falta más.

Mañana cubriremos el camino de vuelta, pero ahora simplement­e toca descansar, rememorar, lamentarme, en mi caso, un Wrangler, y compartir historias de bosques olvidados, de ríos legendario­s y rutas imposibles en las que un solo nombre se oye sin cesar alrededor del fuego: Rubicon... Rubicon... Rubicon...

MUCHOS CAMBIOS SUTILES RESPECTO AL MODELO PRECEDENTE HACEN QUE ESTE RUBICON SEA NO SOLAMENTE ALGO MÁS EFICAZ SINO TAMBIÉN MÁS CÓMODO

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 ??  ?? SILLÓN DE MANDO. EL CALZADO PERFECTO. El puesto de conducción elevado mejora la visibilida­d y reduce el cansancio, al mantener las piernas menos flexionada­s, algo importante después de una larga jornada de ruta. El maletero del Unlimited es amplio, aunque echamos en falta una cortinilla que oculte la carga. Las BFGoodrich All-Terrain T/A KO2 en medida 285/70-17 infladas a la presión estándar (2,55 kg/cm2) se encontraba­n en su salsa. No hubo ni un pinchazo en ninguno de los 30 vehículos que componían la caravana.
SILLÓN DE MANDO. EL CALZADO PERFECTO. El puesto de conducción elevado mejora la visibilida­d y reduce el cansancio, al mantener las piernas menos flexionada­s, algo importante después de una larga jornada de ruta. El maletero del Unlimited es amplio, aunque echamos en falta una cortinilla que oculte la carga. Las BFGoodrich All-Terrain T/A KO2 en medida 285/70-17 infladas a la presión estándar (2,55 kg/cm2) se encontraba­n en su salsa. No hubo ni un pinchazo en ninguno de los 30 vehículos que componían la caravana.
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 ??  ?? TRIALERAS INFINITAS. Pensar en el Rubicon Trail como en un camino es un error. Debes afrontarlo pensando que se trata de una sucesión de constantes trialeras.
TRIALERAS INFINITAS. Pensar en el Rubicon Trail como en un camino es un error. Debes afrontarlo pensando que se trata de una sucesión de constantes trialeras.
 ??  ?? PRÁCTICO. El copiloto tiene a su alcance tres asideros: uno en el techo (una cincha asida al arco de seguridad), otro en el pilar del parabrisas y un tercero frente al salpicader­o. En las versiones de batalla larga, el subwoofer se instala en un lateral del maletero, mientras que en los cortos se sacrifica el hueco bajo el piso.
PRÁCTICO. El copiloto tiene a su alcance tres asideros: uno en el techo (una cincha asida al arco de seguridad), otro en el pilar del parabrisas y un tercero frente al salpicader­o. En las versiones de batalla larga, el subwoofer se instala en un lateral del maletero, mientras que en los cortos se sacrifica el hueco bajo el piso.
 ??  ?? EL DORADO. El bosque de El Dorado, en la cordillera de Sierra Nevada, es una masa árborea completame­nte virgen de unos 2.500 km2; casi la mitad de lo que mide la Comunidad Autónoma de Cantabria.
EL DORADO. El bosque de El Dorado, en la cordillera de Sierra Nevada, es una masa árborea completame­nte virgen de unos 2.500 km2; casi la mitad de lo que mide la Comunidad Autónoma de Cantabria.
 ??  ?? ARTICULACI­ÓN. La capacidad de “dislocarse” de las suspension­es nos permite mantener casi constantem­ente las cuatro ruedas apoyadas y evitar el uso de los bloqueos de diferencia­l.
ARTICULACI­ÓN. La capacidad de “dislocarse” de las suspension­es nos permite mantener casi constantem­ente las cuatro ruedas apoyadas y evitar el uso de los bloqueos de diferencia­l.
 ??  ?? HARDWARE. Las carcasas de los diferencia­les (1) son el componente más expuesto a golpes, si bien su altura respecto al suelo permanece constante. La tránsfer permite elegir entre 4x2, 4x4 y 4x4 con reductora (2). Las plazas traseras disponen de tomas USB y un enchufe doméstico (3). Hay un práctico hueco bajo el piso que se bloquea “con llave” al cerrar sobre él la portezuela trasera (4). Si desmontamo­s las puertas o el parabrisas, tenemos huecos específico­s para dejar los tornillos (5) y, justo debajo, se sitúan el gato y la herramient­a. La toma de admisión respira desde el lateral del capó (6).
HARDWARE. Las carcasas de los diferencia­les (1) son el componente más expuesto a golpes, si bien su altura respecto al suelo permanece constante. La tránsfer permite elegir entre 4x2, 4x4 y 4x4 con reductora (2). Las plazas traseras disponen de tomas USB y un enchufe doméstico (3). Hay un práctico hueco bajo el piso que se bloquea “con llave” al cerrar sobre él la portezuela trasera (4). Si desmontamo­s las puertas o el parabrisas, tenemos huecos específico­s para dejar los tornillos (5) y, justo debajo, se sitúan el gato y la herramient­a. La toma de admisión respira desde el lateral del capó (6).
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