USADO
NISSAN PICK UP
Nissan lleva vendiendo camionetas con caja abierta o pick up trucks desde 1934, si bien durante décadas lo hizo únicamente bajo la insignia Datsun. No obstante, para encontrar el primer antepasado real del Navara, con un robusto chasis de todoterreno y suspensiones elevadas, tenemos que remontarnos a 1980, año en que aparece el Datsun 720. Su sucesor, el D21, se basaba en el Terrano de primera generación, cuyo desarrollo se realizó en los EE.UU., y adoptó por primera vez la denominación Navara.
Pero no sería hasta la aparición del D22 cuando el pick up de Nissan se popularizaría en nuestro mercado. Lanzado globalmente en 1997, este vehículo se comercializó en España con un motor turbodiésel de 133 CV, mucho más potente que la oferta media de la época, que oscilaba entre los 90 y los 115 CV. Con una cilindrada de 2,5 litros, este motor - ble siempre que su dueño fuera cuidadoso con la mecánica.
Una de las críticas más habituales del - lantera independiente. Sus recorridos se quedan escasos, y las barras de torsión que empleaba como elemento elástico pierden rigidez con el uso de forma acusada, lo que propicia que el tren delantero se hunda. Los amortiguadores tampoco ayudan, ya que son muy pequeños y, en consecuencia, están sometidos a un gran esfuerzo. El tren trasero, sin embargo, está bien capacitado para rodar cargado, y como todos los pick ups con este tipo de suspensión, ofrece una tracción mejorable.
El interior es agradable, resiste bien el paso del tiempo y, lo que es más importante, el uso descuidado, algo que hemos podido comprobar en varias unidades - petición.
A la hora de rodar, el propulsor no baja de los 11 litros cada 100 kilómetros, pero, a cambio, mueve con cierta soltura las casi dos toneladas que pesa, e incluso tira bien del vehículo a plena carga, si bien en estas circunstancias son las suspensiones las que peor lo pasan. No se trata de un motor para ir con el pie en la tabla, pero, como hemos dicho, con un mantenimiento adecuado puede hacer muchos kilómetros.
Los frenos están pensados para moverse al ritmo de un vehículo industrial. Aguantan bien una primera frenada de emergencia, pero se calientan rápidamente si abusamos de ellos, y los frenos de tambor traseros no ayudan a mejorar esta circunstancia. La idea es evitar bloqueos en las ruedas traseras cuando se circula con el vehículo descargado o si se emplea bruscamente el freno motor durante la frenada, pero lo cierto es que castigar al tren delantero con un extra de trabajo por los posibles pecados del tren trasero no es la mejor opción.
CON CERCA DE 400.000 KILÓMETROS EN SU ODÓMETRO Y UNA VIDA DURA, EL DESGASTE DE ESTA UNIDAD PONE DE MANIFIESTO UNA BUENA FIABILIDAD