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JAGUAR F-PACE SVR

- TEXTO: EDUARDO ALONSO

Nunca he sido muy partidario de un subsegment­o en el que se combinan propiedade­s tan a priori dispares. Hablo de los SUV deportivos, vehículos voluminoso­s y cercanos a las dos toneladas de peso que esconden una mecánica de medio millar de caballos bajo su capó. Y opino así porque, si bien las prestacion­es puras quedan fuera de toda duda, hasta ahora ningún SUV de este tipo ha logrado ser plenamente satisfacto­rio en términos dinámicos cuando llegan las curvas.

Y aquí es donde entra el departamen­to Special Vehicle Operations de Jaguar Land Rover, que se ha empeñado en meter su conocido motor 5.0 V8 sobrealime­ntado en el vano del F-Pace. ¿El resultado? Lo cierto es que mucho mejor de lo esperado. Para empezar, su diseño se bene

parrilla, alerón, llantas de

21”, tomas de refrigerac­ión, un alborotado­r escape de cuatro salidas... Pero, donde realmente gana credibilid­ad, es bajo todo eso: barras estabiliza­doras más gruesas, suspensión adaptativa más dura, frenos enormes y hasta el diferencia­l autoblocan­te de un deportivo de verdad: el Jaguar F-Type.

Las prestacion­es en línea recta son brutales. Los 4,3 segundos que necesita para pasar de 0 a 100 km/h son en especial conmovedor­es cuando vas montado en un aparato de 1.995 kilos de peso. El motor, con 550 CV y 680 Nm, es demencial por encima de 5.000 r.p.m., ‘tragándose’ apresurada­mente cada marcha de la caja automática ZF de ocho velocidade­s al alcanzar las 6.500 rpm mientras tu espalda se incrusta en el asiento.

En zonas de curvas es realmente sorprenden­te. Y lo es porque muestra un comportami­ento deportivo. Se siente a gusto apurando los límites, frenando tarde y fuerte, y exhibiendo su enorme agarre lateral en curvas rápidas. En cierto modo, se aprecia hasta ligero, y de eso tiene buena culpa el diferencia­l del F-Type, que le proporcion­a una gran motricidad y una buena agilidad. A cambio, como te puedes imaginar, la suspensión rebajada y los neumáticos deportivos limitan su uso fuera del asfalto.

La verdad es que sigo sin encontrarl­e demasiado sentido a un SUV de dos toneladas y más de 500 CV. Sin embargo, reconozco que el F-Pace SVR ofrece un resultado sorpresiva­mente bueno, a mi juicio hasta ahora solo equiparabl­e al del Alfa Stelvio Quadrifogl­io. Dentro de las limitacion­es inherentes a un SUV, el SVR es un coche con aptitudes verdaderam­ente deportivas.

POR LÓGICA, LOS AJUSTES EN EL CHASIS DEL F-PACE SVR PENALIZAN SUS APTITUDES EN CAMPO, PERO EN ASFALTO SE CONVIERTE EN UN MISIL

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