CONTACTO
JAGUAR F-PACE SVR
Nunca he sido muy partidario de un subsegmento en el que se combinan propiedades tan a priori dispares. Hablo de los SUV deportivos, vehículos voluminosos y cercanos a las dos toneladas de peso que esconden una mecánica de medio millar de caballos bajo su capó. Y opino así porque, si bien las prestaciones puras quedan fuera de toda duda, hasta ahora ningún SUV de este tipo ha logrado ser plenamente satisfactorio en términos dinámicos cuando llegan las curvas.
Y aquí es donde entra el departamento Special Vehicle Operations de Jaguar Land Rover, que se ha empeñado en meter su conocido motor 5.0 V8 sobrealimentado en el vano del F-Pace. ¿El resultado? Lo cierto es que mucho mejor de lo esperado. Para empezar, su diseño se bene
parrilla, alerón, llantas de
21”, tomas de refrigeración, un alborotador escape de cuatro salidas... Pero, donde realmente gana credibilidad, es bajo todo eso: barras estabilizadoras más gruesas, suspensión adaptativa más dura, frenos enormes y hasta el diferencial autoblocante de un deportivo de verdad: el Jaguar F-Type.
Las prestaciones en línea recta son brutales. Los 4,3 segundos que necesita para pasar de 0 a 100 km/h son en especial conmovedores cuando vas montado en un aparato de 1.995 kilos de peso. El motor, con 550 CV y 680 Nm, es demencial por encima de 5.000 r.p.m., ‘tragándose’ apresuradamente cada marcha de la caja automática ZF de ocho velocidades al alcanzar las 6.500 rpm mientras tu espalda se incrusta en el asiento.
En zonas de curvas es realmente sorprendente. Y lo es porque muestra un comportamiento deportivo. Se siente a gusto apurando los límites, frenando tarde y fuerte, y exhibiendo su enorme agarre lateral en curvas rápidas. En cierto modo, se aprecia hasta ligero, y de eso tiene buena culpa el diferencial del F-Type, que le proporciona una gran motricidad y una buena agilidad. A cambio, como te puedes imaginar, la suspensión rebajada y los neumáticos deportivos limitan su uso fuera del asfalto.
La verdad es que sigo sin encontrarle demasiado sentido a un SUV de dos toneladas y más de 500 CV. Sin embargo, reconozco que el F-Pace SVR ofrece un resultado sorpresivamente bueno, a mi juicio hasta ahora solo equiparable al del Alfa Stelvio Quadrifoglio. Dentro de las limitaciones inherentes a un SUV, el SVR es un coche con aptitudes verdaderamente deportivas.
POR LÓGICA, LOS AJUSTES EN EL CHASIS DEL F-PACE SVR PENALIZAN SUS APTITUDES EN CAMPO, PERO EN ASFALTO SE CONVIERTE EN UN MISIL