PRUEBA RACING
TOYOTA LAND CRUISER 120 T-2
El Toyota Land Cruiser lleva más de seis décadas en el mercado. Con la anterior caja (Series 120/125), han sido muchos los equipos privados que han tenido la posibilidad de iniciarse costo de preparación contenido al que aún se le puede pedir que se mantenga en primera línea de fuego.
UNA VIDA NO SIEMPRE FÁCIL
El coche, propiedad de Toyota España en 2004, es una unidad con carrocería de cinco puertas (Serie 120) y cambio manual, que fue cedido al piloto José Santos en labores de navegación, tenía intención de participar en el Dakar del año siguiente. La particularidad era que llevaría un tercer asiento de competición, para el periodista Roberto Palomar, que iba a contar a los lectores del diario Marca la carrera desde dentro. Aparte del Land Cruiser de carreras, existía una segunda unidad para las labores de asistencia.
La preparación se llevó a cabo en las instalaciones madrileñas de Soldaduras Carmona, donde se hizo lo habitual en la época para adaptarse a la reglamentación de T-1, que era la denominación de la FIA en aquellos años para los coches de serie. Sin tocar muchas cosas, como los frenos, el motor o la electrónica, se llevaron a
EL PEDIGRÍ DE ESTE TOYOTA ES ÚNICO, YA QUE FUE CONCEBIDO PARA DISPUTAR EL RALLY DAKAR EN 2005
cabo refuerzos estructurales a la par del arco antivuelco integral, que pesaba 70 kilos, sin olvidar la mejora de la robustez de ambos trenes, protecciones de bajos, depósito de mayor capacidad (170 litros suplementarios a los 85 originales), doble amortiguación trasera… lo justo para abordar una carrera de las de la época, que en la edición de 2005 tenía más de 9.000 kilómetros de recorrido, de los cuales casi 5.500 eran contra el crono, saliendo de Barcelona hasta Granada, con prólogos en ambas ciudades, atravesando posteriormente, tras cruzar el estrecho, Marruecos, Mauritania, Mali y Senegal hasta llegar a su capital y al Lago Rosa.
Salieron 165 coches y llegaron 75, quedando los españoles sexagésimos novenos. El objetivo de acabar quedó cumplido. Tras volver a España, los coches fueron expuestos en diversos actos, incluido el Salón del Automóvil de Madrid. El de asistencia se sorteó en una - te en el norte peninsular en manos de un afortunado particular, mientras que el de carreras quedó en las instalaciones de Toyota España. El piloto quiso hacerse con él semanas después, pero ya era tarde. Había desaparecido.
Saltamos al año 2011. Alberto Dorsh acaba de vender su Toyota Land Cruiser corto a la piloto burgalesa Cristina Gutiérrez y busca coche. Intentó hacerse con alguno de los que volvieron del Dakar de ese año, pero no llegó a ningún acuerdo, por lo que rastreó las ofertas existentes en el mercado interior... y apareció. Francisco Flores, piloto ya retirado al que el propio Alberto ha copilotado, lo tenía en un garaje, sin restaurar y muy de la preparación habían desaparecido, y contaba con cinco asientos, e incluso tenía instalado un techo practicable. Tras valorarlo, Alberto desestimó adquirirlo y siguió buscando en el mercado. Pasaban los días, el principio de la temporada se
El trabajo fue entonces para los hombres de ARC y Miracar, quienes desmontaron el coche por completo, actualizaron la jaula de seguridad, sanearon el conjunto, mejoraron los refuerzos, repasaron la mecánica y volvieron a montar todo en tiempo récord. El esfuerzo mereció la pena, ya que el coche le ha dado al piloto las mayores satisfacciones deportivas, con tres títulos nacionales de la categoría de coches de serie, con Marcos Martínez como copiloto. El coche lo utiliza el piloto también en citas del autonómico de rallies
TRAS HABER SIDO RECUPERADO POR ALBERTO DORSCH, EL VEHÍCULO TUVO QUE SER REHECHO POR LOS ESPECIALISTAS DE ARC Y MIRACAR
de tierra, y no falta su presencia en todos los eventos en los que Kobe está presente.
Para este 2020, se plantea hacer carreras sueltas, ya que la implicación del piloto en las copas monomarca que organiza la concesión madrileña con los Aygo le impide disponer de fechas para seguir el certamen al completo. De hecho, el Land Cruiser ha estado a la venta, con algún que otro interesado venido de Portugal, pero Alberto lo vendía con la boca pequeña, deseando por dentro que la operación no cuajara, por lo que sigue en su poder y, dadas las circunstancias, para los restos. Además, su primer piloto estaría encantado de recuperarlo en caso de que volviera realmente al mercado.
CERCANO A LA CALLE
Lo que son las cosas; de todos los coches de carreras probados, con este es con el que más kilómetros he hecho. En varios de los actos en los que ha esta
do presente, ha sido porque lo hemos transportado rodando. De hecho, Alberto ha ido y venido a alguna carrera por carretera, sin llevarlo en remolque, como se ha hecho toda la vida, por lo menos en la disciplina de los raids, donde los vehículos están homologados para rodar
Exteriormente, es un capricho. A todo gustado siempre el Land Cruiser en todas sus versiones. Este, con un aspecto muy convencional de cinco puertas y, lo que es mejor, idéntico al de todos los que ruedan por la calle, hace que muchos vuelvan la cabeza a su paso preguntándose si de verdad es de carreras. Una vez, en un desplazamiento nos paró la Guardia seguimos nuestro camino.
La carrocería ha cambiado de decoración todas las temporadas, estando ahora de blanco inmaculado principalmente, lo que le hace parecer más grande. Las faldillas, las luces anti-polvo traseras, los cierres de capó delantero y las llantas son las principales diferencias que, aparte de no es de calle. Paradójicamente, mantenerse dentro de la categoría de coches de serie permite compararlo con cualquiera de los que se ven aparcados.
Las diferencias se agudizan en cuanto abrimos las puertas. La red de la ventanilla, para evitar sacar los brazos en caso de vuelco, y sobre todo el arco de seguridad nos meten directamente en el mundo de la competición. Subir a bordo es fácil, y una vez dentro compruebo que, pese a que tengo bastante más envergadura que Alberto, puedo manejar el vehículo sin problemas, aunque la posibilidad de vendría mal. Muchas son las cosas que se mantienen respecto al modelo de serie. Salpicadero, interior de las puertas y muchos mandos son como en el modelo original. El volante está muy vertical y próximo, lo que es de agradecer. El resto de componentes es totalmente de carreras. Conmutadores, interruptores y testigos están muy al alcance de la vista y del tacto. El puesto del copiloto lo dominan los sistemas de medición, con todo muy al gusto de Marcos Martínez, el copiloto, con las pantallas de los odómetros protegidas con parasoles y un pupitre para llevar enganchado el carné de ruta.
La visibilidad hacia delante es perfecta; hacia atrás, prácticamente nula. Los retrovisores laterales dejan ver menos de lo que parece, ya que desde el puesto de conducción la red tapa buena parte del espejo, y el espejo central, directamente, no existe. En carrera no habrá problemas hasta que haya que hacer una maniobra, en la que muchos movimientos se harán de oído. Nosotros hemos tenido que
LOS T-2 SON VEHÍCULOS CASI IDÉNTICOS A LOS QUE EL PÚBLICO PUEDE COMPRAR, ALGO QUE LES DOTA DE UN INNEGABLE ATRACTIVO
bajarnos en algún momento para asegurar la trayectoria y no darle a nada. Los todoterrenos de carreras son así.
En la parte trasera hay sitio de sobra, con el depósito tras la mampara que separa la zona de carga del habitáculo, y con las dos ruedas de repuesto en posición vertical, un diseño que tenía sentido para que pudieran ubicarse repuestos y material personal y de acampada, que fue para lo que se concibió en un principio.
EN MARCHA
Arrancamos el coche. El sonido no es abrumador, aunque el habitáculo vibra. Si aceleramos, sí que se nota que el propulsor está ahí. Lo más destacable es lo suave que va todo, el tacto de la dirección cuando giramos, los tres pedales, la palanca de cambios... todo tan agradable de tacto como si de un vehículo de calle se tratara, y es que el modelo y su preparación tienen lo justo para competir y poco más.
En prestaciones puras, el coche se muestra ágil; vamos solos y con míni
mo combustible, pero no es excusa para garantizar que el coche corre. El piloto nos hace saber que, tras haber probado centralita de serie, convenientemente tratada por los hombres de Tecis, quie - los 252 caballos que puede llegar a dar el motor a solamente 235. El vano motor rezuma sencillez y buena accesibilidad. Cabe recordar que en su preparación de que en África se corrió con 166 CV.
Si aceleramos con ganas en cualquier marcha, el Land Cruiser empuja siempre. Tras alcanzar un camino donde rodar, comenzamos a disfrutar más del coche. Mantiene todas sus bondades, pese a que el terreno se estropee. La suspensión está amortiguador por rueda, con un único contenido, asegurándonos el piloto que la variable de peso de rodar a tope de carga y combustible o prácticamente vacío no necesita la mas mínima atención. Si en algún salto se despegan las ruedas del suelo, el aterrizaje es impecable, sin rebotes ni sus muy rápido y, lo que es mejor, llevar un buen ritmo durante muchos kilómetros, que en el fondo es para lo que se concibió a la hora de prepararlo. Su comportamiento es siempre noble y previsible, lo que nos hace recordar la frase que siempre ha esgrimido Salvador Serviá: “Un coche corto es como una bola y uno largo como una bala”. no hay nada como una buena base para meterse en las carreras.
Pero no debemos olvidar que rodamos con un centro de gravedad muy alto, y que si se amontona el trabajo, las inercias nos pueden jugar una mala pasada. Lo mejor es, sin duda, que ha dejado deportivamente satisfechos a sus propietarios durante más de 15 temporadas, algo difícilmente imaginable con los modelos y las preparaciones actuales.