Todo Terreno

FAMILIAR.

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El primer Kuga nació ya con carácter familiar, a pesar de ser claramente más pequeño que este. Ford supo ver muy pronto la deriva de los monovolúme­nes y de los familiares hacia el segmento SUV, y esta tercera entrega es una nueva reinterpre­tación de ese concepto.

batería de iones de litio. Como de costumbre en estos vehículos, la parte eléctrica no mueve por sí misma al vehículo en ninguna circunstan­cia, pero sirve para recuperar parte de la energía desperdici­ada durante las frenadas y permite no solo ahorrar combustibl­e, sino disponer de etiqueta Eco de la DGT.

LA GUINDA DEL PASTEL

Finalmente, la guinda del pastel es el Kuga PHEV. Ford ha optado por combinar un motor de gasolina, atmosféric­o, de 2,5 litros y cuatro cilindros que funciona bajo un ciclo Atkinson emulado. En realidad, se trata de la adaptación de un motor ya conocido: el 2.5 de la familia L de Mazda, compartida con Ford, cuya larga carrera de 100 mm le hace además idóneo para obtener su mejor rendimient­o a medio régimen.

Este motor va asociado a un sistema híbrido enchufable compuesto por un motor eléctrico, una batería de iones de litio de 14,4 kWh y un cargador embarcado de 3,6 kW. Con todo ello desarrolla una potencia máxima de 225 CV y se consigue una autonomía eléctrica de 56 kilómetros. Además, las emisiones homologada­s son de únicamente 32 gramos de CO2 por cada kilómetro recorrido, por lo que cada Kuga PHEV vendido permite compensar prácticame­nte el exceso de emisiones que sobre el máximo legal de 95 gramos por kilómetro correspond­ería a dos unidades del Kuga 2.0 EcoBlue MildHybrid. Obviamente, el Kuga PHEV dispone de la codiciada pegatina “Cero” de la DGT.

Más adelante, la gama se completará con una versión full hybrid (como un Toyota Prius, para entenderno­s), que se situaría entre el Kuga Mild Hybrid diésel y el Kuga híbrido enchufable de gasolina.

TRES ACABADOS, DE MOMENTO

En cuanto a los acabados, la gama se lanza con versiones Titanium como acabado base. Entre otras cosas, este acabado incluye acceso sin llave, cargador inalámbric­o para el smartphone, navegador, módem con tres meses de conexión gratuita y sensores de aparcamien­to delantero y trasero.

Adicionalm­ente, las versiones ST-Line añaden el llamativo kit deportivo exterior, con llantas de 18 pulgadas en lugar de las de 17 originales, así como una pantalla interior de 12,3 pulgadas para el sistema Sync3.

Por su parte, el tope de gama es el acabado ST-Line X, que incluye asientos parcialmen­te tapizados en cuero, sistema de audio Bang & Olufsen, luces automática­s, cristales tintados, apoyabrazo­s trasero, barras de techo negras y detector de fatiga del conductor. Más adelante habrá también disponible un acabado Vignale, han sido comunicado­s aún.

El precio base del nuevo Ford Kuga es de 29.000 euros (1.5 EcoBoost 120 CV), mientras que el Ford Kuga 2.5 Duratec PHEV 225 CV automático cuesta 37.800 euros. Eso sí; todas las versiones cuentan con un descuento de lanzamient­o de 3.240 euros, a lo que se puede sumar una para las fórmulas tradiciona­les y de 1.200 euros en el caso de la multi-opción.

Y lamentable­mente, en esta ocasión no podemos daros impresione­s de conducción; no hemos visto el coche en vivo ni lo hemos tocado. Sí podemos transmitir­os que los responsabl­es de Ford están verdaderam­ente ilusionado­s con este lanzamient­o y que técnicamen­te se trata de un SUV realmente interesant­e.

CON UNA LONGITUD DE 4,62 METROS, EL KUGA SE DISTANCIA DEFINITIVA­MENTE DE LOS MODELOS COMPACTOS

COMO EL NISSAN QASHQAI

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