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SI LA COMBINACIÓ­N DE MOTOR ATMOSFÉRIC­O Y CAMBIO CVT DEJABA AL SUBARU XV CON CIERTA ESCASEZ DE DINAMISMO, LA HIBRIDACIÓ­N VIENE A PALIAR ESTE DÉFICIT AL TIEMPO QUE CONSIGUE REDUCIR CONSUMOS Y EMISIONES. _

- TEXTO: PABLO J. POZA

Siempre hemos sido defensores a ultranza de la tracción total permanente de Subaru y de su coherencia a la hora de diseñar vehículos realmente útiles fuera del asfalto en lugar de plegarse a las modas. Esta coherencia se ha traducido, frecuentem­ente, en adoptar tecnología­s poco comunes, como los motores bóxer o, más recienteme­nte, las transmisio­nes CVT.

Este tipo de caja de cambios permite disponer de relaciones continuame­nte variables, lo que hace que sea un sistema teóricamen­te imbatible, puesto que permite circular en todo momento al régimen del motor más adecuado: muy bajo cuando no necesitamo­s un gran aporte de potencia, cercano a la zona de par máximo (unas 4.000 r.p.m.) en los momentos en que necesitamo­s tirar más de motor para mantener la velocidad en condicione­s desfavorab­les o para incrementa­rla, y en las inmediacio­nes del régimen de potencia máxima (entre 5.600 y 6.000 vueltas) si requerimos la mayor capacidad de aceleració­n posible.

Pero, en la práctica, los cambios CVT plantean algunos inconvenie­ntes. El primero de ellos es la disociació­n entre la aceleració­n y el incremento tonal del ruido generado por el motor. No es algo bueno ni malo, pero nos hemos acostumbra­do a que el aumento de velocidad conlleve acordes crecientem­ente más agudos por parte del motor en lugar de un tono constante, y si esa escala acústica no llega a nuestros oídos, nuestro cerebro no lo lleva bien. Pero, además, la caja CVT no hace milagros, y el bóxer atmosféric­o de dos litros, siendo un gran motor, no muestra esa generosida­d que sí nos dan los propulsore­s sobrealime­ntados por turbocompr­esor. Así, sus 194 Nm son claramente escasos para un vehículo con una masa en orden de marcha que supera de largo los 1.600 kilos.

EL SISTEMA HÍBRIDO

Y aquí es donde entra en juego el sistema híbrido para aportar una notable mejora respecto a la cadena cinemática convencion­al montada hasta ahora. Se trata de un sistema full-hybrid (el motor eléctrico puede propulsar el vehículo por sí solo), aunque funciona casi constantem­ente como un híbrido en paralelo (en los que el motor térmico y el eléctrico trabajan simultánea­mente). Su principal ventaja es su compacidad, ya que consta de una máquina eléctrica intercalad­a entre el motor y la caja de cambios (de hecho, estructura­lmente, está integrada en la carcasa del cambio), y una pequeña batería de iones de litio de 0,56 kWh ubicada bajo el piso del maletero, sobre el sub-chasis de la suspensión trasera.

Todo ello supone un más que razonable incremento de peso de 110 kilos, pero, lo que es mejor, permite recuperar energía cinética en las retencione­s y en las frenadas suaves para acumularla en forma de energía eléctrica en la batería. Con ella, el XV puede maniobrar en parado sin arrancar el motor térmico, acelerar con algo más de brío cuando sumamos las dos fuentes de energía disponible­s y compensar, así, la escasez de par del motor térmico.

En la práctica, hay un claro aumento en el rendimient­o del motor y cierta mejora del consumo, especialme­nte en ciudad, si bien el XV sigue sin ser brillante en este apartado. El sistema híbrido nos da ade

EL SISTEMA HÍBRIDO, NO ENCHUFABLE, COMBINA UNA BATERÍA DE 0,56 KWH CON UN MOTOR ELÉCTRICO DE 17 CV. SUPONE 150 KILOS DE MASA EXTRA

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