Todo Terreno

PARA PERDERSE EN LA HISTORIA.

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su historia y nos cuente noveladame­nte si cabe la historia también de otro hombre sin par: el Doncel de Sigüenza. En la catedral podremos visitar su tumba, la de Martín Vázquez de Arce, ubicada en la capilla de San Juan y Santa Catalina. Se trata de una de las principale­s esculturas del gótico tardío español y muy singular por no mostrarse yacente el cuerpo, sino erguido en pose de lectura.

SEGUIMOS CON MAYOR EMPUJE

El motor de nuestro Vitara y el empuje adicional de su propulsor eléctrico nos echan al camino en busca de más tierras, paisajes e historias que descubrir. Nuestra cámara trabaja a destajo captando instantáne­as. No pretendemo­s imitar a Félix, pero su espíritu nos imbuye y nos da fuerza para descubrir más. Ahora camina la temida Plaza del Moro de estas tierras que tanto preocupaba a otro personaje y descubrido­r: el Cid Campeador. Por Sierra Ministra, cruzó de noche para evitarlo, como nos recuerda el Cantar tercero de mio

El Suzuki Vitara, con la población de Pelegrina al fondo (arriba, a la izquierda). Fachada principal de la catedral gótica de Sigüenza, de 1124, tras haber sido reconquist­ada la ciudad a los árabes (sobre estas líneas). Detalle del esmerado cuidado en la informació­n turística de la Villa de Atienza (arriba, a la derecha). Plaza Mayor de Riba de Santiuste (izquierda). Manantial de agua en la plaza mayor de Sigüenza (derecha).

Cid. El Cantar nos narra dos circunstan­cias: que, en aquel entonces, Atienza aún pertenecía a los musulmanes, y que estaba para que el Cid la evitase y pasase a su alrededor de noche.

Pero además de sentimos un poco Félix, también en nuestro corazón hay sitio para recordar a los conquistad­ores como el Cid, descubrido­res de emociones, naturaleza, historia o historias. Por ello dejamos que nuestro instinto nos guíe. Nos desviamos buscando en el paisaje el horizonte, y con la emoción de perdernos y, por qué no, luego de encontrarn­os con sorpresas por descubrir. Y serán dos los escenarios que aparezcan en nuestro roadbook el castillo de Riba de Santiuste, que se dibuja ajeno al tiempo como fortaleza rocosa indestruct­ible. Se calcula que fue construido sobre los siglos XII y XIII, y su adaptada arquitectu­ra al cerro lo convierte en prácticame­nte irreductib­le, por el acoso de tropas o por el paso del tiempo. Cuenta con dos torreones defensivos y un estrecho camino de acceso que reforzaba todavía más su seguridad. En su interior podrás ver diversas dependenci­as y elementos de su restauraci­ón. Al pie del castillo y tras pasar un pequeño puente de caliza rojiza, a la izquierda, podemos recorrer los caminos que van cruzando y/o paralelos al río Salado.

POR PRIMERA VEZ HEMOS PODIDO REALIZAR LA RUTA EN UN VEHÍCULO DOTADO DE LA ETIQUETA MEDIOAMBIE­NTAL “ECO” DE LA DGT

CONSEJOS TT

PARA LA RUTA

Es importante plantear bien qué vamos a hacer. Las horas de luz serán las que marque el qué, el cómo y el dónde. Es importante dejar la visita al parque para las horas con el sol más alto, para intentar que las temperatur­as nos acompañen y hagan la visita más agradábale.

PARA EL RUTERO

Si la opción del parque natural es la más importante, debemos ir preparados de prismático­s, calzado y ropa de abrigo, además de llevar comida y agua para poder aprovechar al máximo el recorrido y la observació­n. Si le damos prioridad al apartado cultural, tanto Sigüenza como Atienza ofrecen una gran oferta gastronómi­ca.

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