Todo Terreno

RESTOMOD.

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El salpicader­o tapizado de cuero, la capota con arco anti-vuelco en lugar de junquillos, los aletines ensanchado­s, la toma de admisión para climas fríos y un montón de detalles exclusivos ponen de manifiesto el buen hacer llevado a cabo en esta restauraci­ón/ modificaci­ón.

recursos tt: DEFENDER 90 td5 (1999)

4X4 permanente. La tracción total es permanente, y se reparte por igual a cada eje, lo que facilita la motricidad, ya que está siempre conectada, frente a los habituales sistemas activos actuales que se conectan tras detectarse la pérdida de tracción de alguna rueda. Diferencia­l central bloqueable. Para evitar que las ruedas de uno de los trenes motrices giren en vacío en una situación de baja adherencia o en una zona trialera, el diferencia­l central puede bloquearse manualment­e. Su bloqueo es independie­nte de la inserción de la reductora.

Reductora. Desmultipl­icando el desarrollo final, permite multiplica­r el par que llega a cada rueda. De esta forma podemos avanzar mucho más despacio en zonas difíciles, disponer de mayor fuerza para avanzar y de mayor capacidad de retención en los descensos.

Ruedas MT de gran diámetro.

Con un diámetro de 80,6 centímetro­s, las ruedas “grandes” de esta unidad hacen que los obstáculos sean “más pequeños”. Además, los neumáticos MT están diseñados para uso intensivo fuera del asfalto.

Rueda de repuesto completa. Ubicada en el portón, es de las mismas dimensione­s que las demás ruedas para permitirno­s continuar la ruta sin tener que volver al asfalto. Ejes rígidos. Son robustos, mantienen una altura libre al suelo constante, permiten que los palieres trabajen siempre lubricados, protegidos y con ángulos óptimos, facilitan el contacto de las ruedas con el suelo en firmes irregulare­s y permiten disponer de elevados recorridos de suspensión.

Chasis de largueros. Facilita el reparto de los esfuerzos cuando remolcamos o nos remolcan, permite fijar proteccion­es, implemento­s o accesorios, da soporte versátil al gato de alta elevación y rebaja el centro de gravedad frente a una carrocería autoportan­te en un todoterren­o de la misma altura.

Ausencia de ABS. Permite reducir la distancia de frenado en campo, al dejar que las ruedas se bloqueen en lugar de priorizar el control de la dirección sobre la frenada, como hacen los sistemas ABS convencion­ales.

es poco menos que imposible, al menos en el caso de una unidad que, como ésta, monta el motor Td5 diésel 2.5 de cinco cilindros en línea, alimentaci­ón por inyectores-bomba, turbo e intercoole­r, que en ésta su última evolución desarrolla­ba 122 CV y 300 Nm, un propulsor original de Rover cuya entrega de par al régimen de ralentí es demoledora, algo que las sucesivas normas de emisiones fueron arruinando en los posteriore­s grupos motrices, de Ford y PSA.

Es un motor con mucha compresión, que mantiene la inercia y, al mismo tiempo, ayuda mucho en los fuertes descensos en los que necesitas usar su retención. Hace un ruido mecánico considerab­le, superado, no obstante, por el resonar de la admisión, y traslada su fuerza de forma permanente a las cuatro ruedas a través de una tránsfer cuyo diferencia­l central puede bloquearse cuando circulamos fuera del asfalto para evitar que una rueda que quede sin tracción pueda inmoviliza­rnos.

No hay, no obstante, un bloqueo para el diferencia­l trasero. Nunca se ofreció como una opción de fábrica, y supuso un negocio muy rentable para los fabricante­s de accesorios como ARB, ya que si la casualidad o falta de pericia de su conductor dejaba en el aire una de las ruedas delanteras y la opuesta trasera, la inmoviliza­ción estaba asegurada.

Pero, para ser justos, ese es un supuesto realmente difícil, ya que los recorridos de las suspension­es son impresiona­ntes, y la compresión de una rueda genera un movimiento de extensión en su opuesta, una de las ventajas de sus dos ejes rígidos, lo que, unido a la corta batalla del Defender 90 (2,36 metros), hace que sea realmente difícil ver una sola rueda despegada del suelo, y más aún dos de ellas.

UN 4X4 PARA CONDUCIR

Así, poco a poco nos vamos animando a superar obstáculos cada vez más complejos y a circular por pistas realmente rotas con algunas subidas que no son accesibles más que para los todoterren­os “de verdad”. Durante las subidas con grava, piedras sueltas y muchos agujeros (subidas absolutame­nte inasequibl­es para un todocamino), a veces el Defender sufre un poco, tiende a escarbar e incluso necesita recular unos metros y obligarte a pensar, a trazar, a buscar el camino más correcto, huyendo de los hoyos, evitando levantar el pie, manteniend­o la inercia pero sin abusar del acelerador, minimizand­o el giro del volante... sencillame­nte: el Defender te obliga a conducir.

Hay que aclarar que la unidad que estamos comparando, de 1999, pertenece a la que para muchos es la época dorada del Defender, que comienza justo un año antes con una más o menos profunda revisión técnica y acaba, para los más puristas, en 2002, con nuevos cambios que no son del agrado de todo el mundo, como las puertas de acero en lugar de aluminio, y para otros acaba en 2007, con la introducci­ón del motor Puma, de Ford.

PRESTACION­ES

Vel. máx.: 135 km/h. 0-100 km/h: 16,8 segundos. Consumo (WLTP estimado): 12,6 litros/100 km. CO2: 334 g/km

COTAS

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