el sueño de edison... y de henry ford
“La electricidad es la clave. No hay engranajes que zumben y rechinen con sus numerosas y confusas palancas.
No hay ese latido y zumbido incierto, casi aterrador, del poderoso motor de combustión. No hay un sistema de circulación de agua que se estropee, no hay peligrosa y maloliente gasolina, ni ruido.” Más de un siglo ha tenido que pasar para que las palabras con las que Thomas Edison defendía el coche eléctrico dejen de ser algo más que una mera anécdota de la historia de la automoción. Edison había logrado importantes avances en la fabricación de grandes baterías para usos industriales, baterías de níquel-hierro con las que pretendía fabricar coches eléctricos en un lejano 1903. Incluso Henry Ford, amigo, vecino y hasta ex empleado de Edison en su juventud, anunciaría once años más tarde su determinación de lanzar al mercado un vehículo eléctrico asequible. Thomas y Henry habían estado trabajando durante varios años en ese prototipo que daría luz verde a la fabricación en masa de automóviles eléctricos. Se rodearon de un talentoso grupo de colaboradores, desarrollaron sucesivos prototipos (“concepts” los llamaríamos ahora), y hasta hicieron inversiones en una planta generadora de electricidad y en la que supuestamente sería la fábrica de los Edison-Ford, en la avenida Woodward de Detroit. Pero, finalmente, aquel coche eléctrico que había de costar 500 dólares y debía ser capaz de recorrer hasta 160 kilómetros antes de recargarse nunca vio la luz. ¿Una conspiración, retos tecnológicos irresolubles, costes insalvables? Poco importa ya. Ha tardado en llegar, pero a día de hoy el sueño de Edison y de Henry Ford es una realidad. Saludos TT.