NISSAN GT-R
Un Samurai y 570 caballos dispuestos a recorrer la cordillera más importante de nuestro país. ¡Una aventura épica!
Un coche que ha cambiado poco con el tiempo, quizá por eso sigue siendo tan fresco como el primer día. Y lo celebramos cruzando los Pirineos de punta a punta en plena explosión del otoño.
LAS MEJORES VISTAS DE ARAN: UNHA Y EL ANETO DE FONDO
por primera vez el Infierno Verde. Todo el mundo quedó impresionado ante un coche que ponía unas cifras que parecían ir a contra corriente del sentido común. Más grande, más pesado, menos potente pero más rápido. Y no solo en línea recta, donde su sistema Launch Control dejó a todos pasmados, sino también en un circuito tan revirado como Nürburgring. Había nacido un coche inmortal.
El Pirineo tiene poco que ver con Nürburgring. Bueno, en realidad tiene varias cosas en común: carreteras con muchas curvas, subidas y bajadas, árboles y un clima no siempre benévolo. Es la cordillera montañosa más importante de España, con tanto valor natural e histórico que necesitarías mucho tiempo para poder conocerlo al detalle. Hoy el Nissan GT-R se viste de Samurai para cabalgar, de punta a punta, por el Pirineo Catalán.
De Vielha a Portbou, ese es el reto. Del extremo más occidental al más oriental. De los Pirineos más salvajes a los más suaves. De la montaña al mar. Una aventura que me llevará por tres países y varias comarcas catalanas, paisajes diferentes y únicos. Lugares que combinan belleza e historia. Y todo eso con un coche que parece negarse a morir.
El Nissan GT-R nació en el año 2007, aunque su comercialización en España no arrancó hasta marzo de 2009, con un motor V6 de 3,8 litros, doble turbo, y 480 CV. Han pasado 10 años y el coche, fundamentalmente, es el mismo. ¿Y sabéis lo más increíble de todo? Que sigue estando en plena vigencia. Estéticamente, las líneas del GT-R son una maravilla. Imperecederas e inmortales. Una mezcla justa entre deportividad extrema y elegancia de auténtico gran turismo.
Pero el secreto está en que prácticamente no ha habido un año en el que Nissan no haya implementado mejoras en el GT-R, tanto en el motor como en los frenos, la suspensión o los materiales utilizados. El coche, 10 años después de su presentación, es mejor que nunca, es una versión optimizada hasta el extremo, mejorada día tras día por el mejor grupo de ingenieros de la firma y de la división deportiva de la marca, Nismo.
Hoy, mi particular Samurai se presenta en la línea de salida de Vielha con un diseño más afilado, con tubos de escape todavía más grandes, un alerón en fibra de carbono y con un interior completamente rediseñado. Pero lo interesante es lo que no se ve: el motor V6 ha evolucionado hasta los 570 CV y quedan pocos componentes que no se hayan revisado. Mi ejemplar equipa además el paquete ‘ Track’ desarrollado por Nismo que incluye una suspensión con amortiguadores Bilstein Damp Tronic y unas espectaculares llantas Rays, con un diseño inspirado en las Volk TE37.
El Valle de Arán es un lugar único y especial. Para empezar es el único valle español situado en la cara norte de la cordillera, lo que provoca que tenga ciertas diferencias tanto a nivel climático como a nivel cultural con el resto de valles españoles situados en la cara sur. El aislamiento histórico provocó también la aparición de un idioma propio, el Aranés, derivado del Occitano, el idioma medieval utilizado en el sur de Francia.
El frío es contundente y las calles de Vielha están vacías: solo algunos alumnos del instituto alucinan con mi presencia. El recorrido arranca por la C-28, en dirección a Baqueira-Beret. Bordeando el Rio Garona se acumulan los diferentes pueblos del valle. Tras una breve parada en Arties, me dirijo a Bagergue, uno de los que mejor conservan el estilo aranés y considerado como uno de los pueblos más bonitos de España. El Valle de Arán es probablemente el corazón de los Pirineos, ya que se encuentra prácticamente en el centro de la cordillera. Desde Vielha la subida es incesante hasta llegar a Baqueira, donde arranca uno de los puertos de montaña más míticos: La Bonaigua. Este paso es la conexión histórica entre Cataluña y el Valle de Arán, un paso que en invierno se convierte en una pesadilla. Por la cara norte no es especialmente bello, a nivel de conducción, pero en la cara sur se encuentra uno de los serpenteos más espectaculares del país. El GT-R puede parecer un deportivo grande y pesado para algo así, pero más que sufrir, ¡disfruta como un enano!
Hay varios elementos que brillan especialmente. El motor es una bomba, un generador de emociones cada vez que se roza el pedal derecho. Empuja con una contundencia sideral, gracias al trabajo infatigable del doble turbo. La suspensión es muy buena, ya que es eficaz sin ser especialmente dura. Aunque mi unidad de pruebas cuenta con algo que sí que me parece diferencial: los asientos. Vale, gastarte 8.000 euros en unos bucket de fibra de
RECUERDO MUY BIEN CUANDO E L N I S S A N G T- R CONQUISTÓ
CARRETERAS USADAS: C-28, C-13, N-260, N-145, CG-2, BV-4031, D-115...
carbono puede parecer mucho, pero son el complemento ideal a un coche así. Con un agarre lateral bestial, combinan dureza y comodidad, perfectos para un recorrido de curvas.
El Puerto de la Bonaiga me recibe con una escena fantasmagórica. Son las 9 de la mañana y las nubes de la cara sur luchan por alcanzar la cima y conquistar también la vertiente norte. Pero no pueden. El clima varía mucho entre vertientes y lo estoy viviendo en primera persona: el sol aranés da paso a las nubes en el Pallars Sobirá. La bajada de la Bonaigua tiene dos sectores: el primero tiene que salvar un gran desnivel y es muy revirado, el segundo, camino a Sort, es mucho más rápido. En esta zona, puedo disfrutar del espíritu GT de este deportivo. Me gusta mucho su dirección, rápida y precisa en curva pero con peso y estabilidad cuando la velocidad toma el protagonismo. En la bajada de la Bonaigua también han brillado los frenos, con discos de 390 mm en el eje delantero y pinzas de seis pistones, paran el coche con contundencia. Sin embargo, son discos de acero y dado el potencial, el peso y la exigente ruta, tengo mis dudas de su resistencia. ¡7 puertos de montaña pueden machacar a cualquiera!
Mi recorrido siguiendo el curso del Noguera Pallaresa termina en Sort, la capital mundial de la Lotería. Obviamente, no puedo evitar comprar un décimo para mi y para algunos compañeros de redacción. Pista: acaba en 2. En ese momento, toca cruzar el río y apuntar de nuevo hacia el este, para encarar el segundo puerto de la jornada, el Port del Cantó. Este es un puerto más rápido que la Bonaigua, más tendido y muy disfrutable, ya que en jornadas como esta, el tráfico es muy escaso. Es un puerto perfecto para un deportivo como este y lo disfruto a lo grande hasta que la niebla reclamó protagonismo.
La bajada del Cantó desemboca en otro condado ilustre, el Condado de Urgel, con su capital como emblema: la Seu d’Urgell. Es la sede religiosa de buena parte de los Pirineos Catalanes y también su ciudad más grande. Con una historia muy rica, sin duda es una parada obligada. Recorrer el centro de un pueblo de montaña con un GT-R no es algo muy recomendable. Queda muy lejos de ser su hábitat natural.
La historia de la Seu d’Urgell va intrínsecamente ligada a la historia de Andorra, mi próximo destino. Este diminuto principado pirenaico es un paraíso para los amantes de las carreteras de curvas, de la montaña, del esquí y de las compras. ¡Claro! Un enclave único en el mundo. El problema aquí es que vive mucha gente y las carreteras muchas veces se colapsan, así que voy a adentrarme en las profundidades andorranas para disfrutar a tope de mi GT-R. Elijo el Coll d’Ordino, un puerto que conecta el Valle del Rio Valira del Nord con el Rio Valira d’Orient. ¡Buena decisión! Este es un puerto fantástico, con un paisaje espectacular y un asfalto de primera. Paraíso ciclista, también es súper disfrutable en un coche de altas prestaciones.
Una vez coronado, decido parar en el Mirador Roc del Quer, una estructura colgante no apta para gente con vértigo pero que ofrece unas vistas magníficas del Valle y del Santuario de Meritxell, patrona del país. La bajada es menos emocionante que la subida desde Ordino, pero no es larga: pronto empalmaré con el Rey de todos los puertos pirenaicos. Con 2.408 metros de altura, el Puerto de Envalira o conocido también como Pas de la Casa, es el paso pirenaico más alto de la cordillera y una auténtica delicia para los amantes de la conducción.
Una cosa que cabe destacar de Andorra es el buen estado de sus carreteras: anchas, en muchas ocasiones con tres carriles y perfectamente asfaltadas. Decido parar a comer en la cúspide del puerto, un humilde bocadillo de jamón, mucho menos glamuroso que mi acompañante de cuatro ruedas. La bajada es también
bastante rápida: llevo cuatro puertos de montaña y los frenos aguantan con la misma eficacia. ¡Espectacular! Se nota que hay detrás un gran trabajo de desarrollo y puesta a punto.
El Pas de la Casa es la conexión natural entre Andorra y Francia y también el cambio de vertiente geográfica. ¡ Vuelta a la Cara Norte! Aunque será por poco tiempo. Al poco de cruzar la frontera encaro el quinto y último puerto del día, el Port de Puymorens, un trazado que personalmente me gusta más en dirección Andorra que en dirección Puigcerdá. La bajada se hace larga y poco emocionante, si no fuera por el toque romántico que pone la Tour de Carol, estación transfronteriza menos glamourosa que Canfranc pero siempre interesante para los frikis de los trenes.
A la mañana siguiente, en pleno corazón de la Cerdanya, el GT-R amanece completamente empapado. El motor brama con rabia cuando aprieto el botón de arranque. Algo que también me parece clave del GT-R es su concepción como coche útil. Cuenta con 315 litros de maletero y la verdad es que son tremendamente aprovechables. Además, cuenta con dos plazas traseras bastante dignas: no son para hacer grandes distancias pero dos adultos pueden entrar sin necesidad de amputarse las piernas.
El segundo día arrancó con la gran revelación del viaje: el Coll de la Creueta. Tras superar la subida que alcanza las estaciones de esquí de La Molina y La Masella, arranca un puerto sorprendente. Su primera parte es muy rápida, con gran visibilidad y curvas abiertas. Sin apenas tráfico, el GT-R literalmente voló, para mi disfrute total. Las vistas ponen su granito de arena y la bajada poco a poco se va complicando, terminando por convertirse en un puerto revirado y exigente. El desenlace está a la altura: la población de Castellar de n’Hug es una de las más bonitas del viaje, un pueblo de piedra entre montañas que, cuanto más al este, poco a poco van perdiendo entidad.
En ese momento me la juego y tomo una carretera que rápidamente se antoja como insuficiente para un coche como el GT-R: estrecha y con curvas completamente ciegas. Rezo a todos los santos para que no me cruce con ningún tractor. Afortunadamente, llego a Ripoll sin contratiempos, la que se podría considerar como capital del Pirineo Oriental.
Es momento de empezar el último gran puerto del viaje, el Coll d’Ares, un puerto tristemente recordado por ser una de las grandes vías de refugiados que en el duro invierno de 1939 salieron de España con lo puesto escapando de la represión franquista. Es un puerto muy bonito, con grandes bosques y un color espléndido en esta época del año. Hay dos problemas que enturbian algo la experiencia de conducción: por un lado un asfalto algo irregular y por otro, un mayor tráfico. La verdad es que el Nissan
EL COLL DE LA CREUETA FUE EL PUERTO REVELACIÓN
GT-R hasta aquí me ha sorprendido muy gratamente, sobretodo por su combinación magistral entre comportamiento GT y de deportivo radical. Desde el salpicadero puedes modificar la dureza de la suspensión, algo clave para modificar por completo el alma del coche según tus necesidades. O tu estado de ánimo.
7 puertos de montaña, más de 800 kilómetros en total, sumando el viaje desde Barcelona hasta Vielha, y muchas curvas después, debo confesar que decido completar mi último tramo por Francia con el modo confort activado, probando también las bondades ruteras del coche. Y la verdad es que me encanta. Incluso en este modo, la suspensión es firme y hace que el coche gire plano y con una gran eficacia.
El último tramo en Francia es, de lejos, el peor de todos. Muchas poblaciones diseminadas y un sinfín de rotondas. Afortunadamente, pronto llego al Mar Mediterráneo, donde el Pirineo muere plácidamente. El paisaje es también de una gran belleza. Es una costa agreste, con acantilados, pequeñas calas y mucho encanto. ¡Pero las curvas aún no se han terminado! Aún me doy un último homenaje en la carretera que une Cerbere y Portbou, dos localidades de frontera, unidas por el ferrocarril y por una historia siempre de la mano.
¡Objetivo cumplido! El GT-R revolucionó el segmento de los deportivos. Han pasado 10 años y resulta sorprendente que, convenientemente actualizado, siga siendo uno de los más completos y espectaculares del mercado. Sí, no tiene mil pantallas ni un nivel de conectividad brillante, pero es un coche rapidísimo, eficaz y mejor de lo que pensaba para viajar. Un coche que ya es inmortal y lo es por méritos propios. ¡Nadie le ha regalado nada!