Revolución, no evolución
CHEVROLET CORVETTE STINGRAY Z51
Chevrolet ha estado hablando de construir un Corvette con motor central durante décadas, pero hemos tenido que esperar hasta 2020, 70 años después del primero, para que el sueño se convirtiera en realidad. Sin embargo, el nombre es el mismo. C8, de octava generación; y el base es el Stingray. Este tiene el pack de rendimiento Z51. Como siempre.
Pero despeja tu mente de esto. No se parece en nada al C7 más que en el nombre. El C8 es al C7 lo que el champán es al Red Bull: un producto completamente diferente con un sabor distinto. En donde el C7 tenía un motor delantero y respondón, el C8 es central y bastante silencioso, calmado. Cuando aceleras en un C7 es brutal, incluso rebelde; en el C8 la respuesta es más delicada y lineal, pero también rápida. Es mejor coche.
Pero... ¿es un mejor Corvette? Bueno, si se supone que un Vette tiene aspecto de muscle car pero rendimiento de superdeportivo, entonces la respuesta es sí.
El chasis de aluminio es un 19% más ligero que el de su predecesor, y su 6.2 V8 envía todo a las ruedas traseras a través de una transmisión de doble embrague y ocho marchas. Y sí, es atmosférico. Inusual, ¿verdad? Habrá versiones más potentes a su debido tiempo, pero esta ya es la leche. 312 km/ h de velocidad punta y menos de 3 segundos de 0 a 100.
Cualquiera de sus seis modos de conducción suaviza todo lo que pises en la calle, salvo los baches realmente malos. Mejor con la amortiguación activa, que es opcional. Diría que es hasta demasiado silencioso. El mayor ruido a 110 km/ h son el viento y el rodar de los neumáticos. No es la banda sonora entusiasta y gruñona que espero de un Chevy.
Todos los controles son muy sensibles y requieren la sutileza de los dedos de manos y pies. Desde la dirección hasta los frenos. Los asientos son muy cómodos y te hacen sentir como si estuvieras flotando. ¿Demasiado suave y silencioso para ser divertido? Pues no. Cambia el modo de conducción y da un par de acelerones. Pasará de ser una ovejita inofensiva a un lobo aullando en plena noche. Es cierto que el ruido del motor debería estar más presente en la cabina, pero más allá de eso el C8 no deja ninguna duda de que está listo para la fiesta.
Sin embargo, tal vez no puedas jugar con él de la manera que esperabas. Con un reparto de pesos del 40% delante y el 60% detrás, el Corvette C8 no es capaz de girar tan bien como un Porsche Cayman de motor central. Está más 911-izado, pero carece de las sensaciones que te ofrece el de Stuttgart. El tacto de los frenos no acaba de transmitir un exceso de potencia, pero el cambio de doble embrague Tremec es impresionante. En esto sí que se acerca al PDK de Porsche. El en habitáculo hay información por todos lados. Hay una instrumentación configurable y el Head-Up Display
(opcional) te permite concentrarte en la carretera. Parece un avión de combate, pues estás rodeado por una ristra de interruptores que separan al conductor del pasajero. La calidad de los materiales también es decente. Además, hay tres tipos de asientos (Base, GT2 y Competition), así como un montón de extras. Base de carga inalámbrica para teléfonos móviles, una cámara frontal en HD e incluso un sistema que eleva el eje con memoria GPS para guardar hasta 1.000 ubicaciones. Una locura.
Nada de esto es demasiado caro de añadir, y hay que tener en cuenta que el Corvette C8 cuesta desde 58.900 dólares en Estados Unidos, que al cambio vienen a ser unos 54.600 euros. Aunque con unas cuantas opciones, el precio podría empezar por un 7. ¿Y en España? Pues no se sabe.
La impresión que me deja es que su conducción es diferente a la de cualquier otro coche, ya sea con motor central, trasero o delantero. Es más cómodo, silencioso, rápido, seguro y sencillo de manejar que un C7. Sin embargo, te exige que lo conduzcas de una manera única. Pero si lo haces bien serás recompensado por movimientos rápidos y predecibles.
Eso sí, cambia de opinión a mitad de curva y las pasarás canutas para mantenerlo mirando hacia delante. Te permite saber cuándo lo estás haciendo mal sin que tenga que intervenir la tecnología. Y eso es bueno. Pat Devereux
“HABRÁ VERSIONES MÁS POTENTES, PERO ESTA YA ES LA LECHE”