PEUGEOT 306 CABRIOLET

¿Qué demonios tiene que ver un Peugeot 306 Cabriolet con la alta conducción? Poca cosa. A ver: bajo el capó no vas a encontrar datos con los que pavonearte ante tus amigos... a priori. Se trata de un cuatro cilindros atmosférico de 1,6 litros con 90 CV. El mismo que puedes encontrar en una Berlingo. Es una roca, sí, por no hablar de los infinitos repuestos que existen. Pero anda tirando a poco.

Otra cosa es el exterior. Esta carrocería la dibujó el centro de estilo de Pininfarina, y por eso puede lucir con orgullo la insignia del carrocero en los laterales. Bajo mi humilde opinión, es el último gran diseño como tal de la marca.

¿Que por qué sale aquí? Le faltará potencia, pero te regala placer de conducción a raudales en el día a día. Porque cuando giras la llave todo mola más. No necesitas ir rápido, simplemente avanzas disfrutando de un sonido simpático que sale del escape que, ¿sabes qué? ¡Es natural! No está estudiado por músicos ganadores de un premio Oscar.

Este descapotable lo utilizo en el día a día para ir de A a B cuando no tengo coches de prueba. Buscaba algo sencillo, barato, fácil de mantener y en el que poder poner dos sillitas infantiles. Este era ideal: la única concesión a los nuevos tiempos es el aire acondicionado, al dirección asistida y los cuatro elevalunas eléctricos. ¿La capota? Manual, así no se rompe el sistema hidráulico.

Hace ya bastante tiempo que compartimos camino, y lo cierto es que a pesar de los achaques típicos de este tipo de coches (la ventanilla del lado del conductor decidió quedarse abajo y no subir en una de las últimas DANAS de esas de lluvia y viento que ha habido últimamente), apenas me da la lata.

Un claro ejemplo de que no tienes que ahorrar 50 años para comprarte un deportivazo con el que disfrutar de la conducción. La vida es demasiado corta para conducir coches aburridos, dicen algunas pegatinas de esas de Aliexpress. No lo pienses: haz como yo y cómprate un coche que no necesitas con un dinero que no tienes. Al menos, será divertido.