Sin ellos no somos nada
El gesto más tonto y no necesariamente brusco puede provocar que nos quedemos literalmente clavados, os lo digo por experiencia. Demos gracias a que la mayoría de las veces se debe sólo a una contractura muscular, pero algunas veces ese “bloqueo” y ese dolor esconden una patología del disco intervertebral .
El disco intervertebral es cada una de las almohadillas que separan las vértebras de la columna. Cada uno forma un amortiguador cartilaginoso que organiza y permite ligeros movimientos de las vértebras y actúa como un ligamento que las mantiene juntas. Está compuesto por dos partes: • Núcleo pulposo: es la parte central, de tipo gelatinosa. Absorbe fuerzas de compresión entre las vértebras. • Anillo fibroso: formado por un anillo externo de colágeno, que rodea a una zona más amplia de fibrocartílago, de forma que limita la rotación entre vértebras. Ejerce como una “corteza”.
Comportamiento del disco intervertebral sometido a diferentes cargas
• Elongación axial: los cuerpos vertebrales se separan, lo que aumenta el grosor del disco y disminuye su anchura, mientras que la tensión de las fibras del anillo aumenta. El núcleo adquiere una forma más esférica. La elongación disminuye la presión interior del núcleo (por ejemplo al colgarnos de una barra). • Compresión: las cargas de compresión son transmitidas de la placa terminal de una vértebra a la placa terminal de la vértebra inferior a través de los elementos intermedios: el núcleo pulposo y el anillo fibroso. Al aplicar la carga se desarrolla, por tanto, una presión en el interior del núcleo que empuja las estructuras circundantes alejándolas del mismo. Esta presión, en definitiva, aplasta y ensancha el disco, aplana el núcleo aumentando su presión interna de manera notable, y empuja radialmente al anillo fibroso (en los saltos por ejemplo). • La flexión provoca tensiones de tracción en las fibras posteriores del disco y compresión en las fibras anteriores. En la flexión, por tanto, la vértebra superior se desliza hacia delante, el espacio intervertebral disminuye en el borde anterior y el núcleo se desplaza hacia atrás de modo que se sitúa sobre las fibras posteriores del anillo, aumentando la tensión del mismo (¡ojo! son los movimientos que más comprometen al disco). • La extensión provoca el efecto contrario: la vértebra superior se desplaza hacia atrás, el espacio intervertebral disminuye hacia atrás y el núcleo se proyecta hacia delante, de modo que se desplaza hacia las fibras anteriores del anillo. • Torsión: originada cuando el tronco gira sobre su eje longitudinal respecto a la pelvis. En este movimiento de rotación axial las fibras del anillo cuya oblicuidad se opone al sentido del movimiento de la rotación, se tensan y las fibras cuya oblicuidad es inversa se distienden. El núcleo está fuertemente comprimido y su tensión interna aumenta proporcionalmente con el grado de rotación. (movimientos también muy peligrosos para el disco por las fuerzas de torsión que se provocan) • Cizallamiento: está ligada al movimiento de flexión del tronco y es mayor cuanto mayor es dicha inclinación. Durante las actividades de la vida diaria, el disco se carga de una manera compleja y normalmente se somete a una combinación de compresión, flexión y torsión.
Hernia discal
Ocurre cuando todo o parte de un disco de la columna es forzado a pasar a través de una parte debilitada del disco. Esto puede ejercer presión sobre los nervios cercanos o la médula espinal. La “corteza” del disco se agrieta o rompe y el contenido del disco sale a través de dicha falla. • El disco se puede salir de su lugar ( herniarse) o romperse a causa de una lesión o distensión. Cuando esto sucede, puede haber presión sobre los nervios raquídeos. Esto puede llevar a que se presente dolor, entumecimiento o debilidad. La zona lumbar es la más frecuentemente afectada. Las hernias discales ocurren con mayor frecuencia en los hombres de mediana edad y de edad avanzada, generalmente después de una actividad extenuante. Otros factores de riesgo pueden incluir: levantar objetos pesados, tener sobrepeso, doblar o torcer repetitivamente la espalda baja (¡ojo a la posición de la pelvis en subidas y bajadas!), sentarse o quedarse parado en la misma posición por muchas horas, tener un estilo de vida sedentario, tabaquismo…
Síntomas
El dolor ocurre con mayor frecuencia en un lado del cuerpo. Los síntomas varían dependiendo del sitio de la lesión y pueden incluir lo siguiente: dolor punzante en una parte de la pierna, la cadera o los glúteos, en la parte posterior de la pantorrilla o la planta del pie. Con frecuencia, el dolor empieza lentamente. Puede empeorar: después de estar de pie o estar sentado, por la noche, al estornudar, toser o reírse, al doblarse hacia atrás o caminar, al hacer esfuerzo o retener la respiración, como cuando se va a defecar.
Diagnóstico
Un examen físico cuidadoso y la historia clínica casi siempre es el primer paso. Según dónde tenga los síntomas, habrá que explorar en busca de de entumecimiento o pérdida de la sensibilidad, reflejos musculares, que pueden estar más lentos o ausentes, Fuerza muscular, que puede ser más débil, la postura o la forma de la curvatura de la columna, la capacidad de flexionar la columna, de caminar sobre las puntas de los pies o los talones, doblarse hacia adelante, hacia atrás y hacia los lados.
PRUEBAS DIAGNÓSTICAS:
Los exámenes que se pueden solicitar son: • Se puede hacer una Resonancia Magnética para mostrar cómo se encuentra el disco, y en caso de estar herniado si afecta y comprime raíces nerviosas y/o médula espinal. • Electromiografía (EMG) para determinar la raíz nerviosa exacta que está comprometida. • Radiografía de la columna vertebral para descartar otras causas de dolor. No es posible diagnosticar una hernia de disco únicamente por medio de una radiografía de la columna.
Tratamiento
El primer tratamiento para una hernia discal es un periodo corto de reposo con analgésicos. Esto seguido de fisioterapia. La mayoría de las personas que sigan estos tratamientos se recuperarán y volverán a sus actividades normales. Algunas necesitarán recibir tratamiento adicional, que puede incluir la toma de analgésicos, antiinflamatorios, relajantes musculares e inyecciones de esteroides o cirugía. El ejercicio y la alimentación son muy importantes para mejorar el dolor de espalda si hay sobrepeso. La fisioterapia es importante para casi todas las personas con enfermedad discal. Hay que aprender la forma de levantar objetos adecuadamente, caminar, vestirse y desempeñar otras actividades, en eso tienen mucho que ver las “escuelas de espalda”. También habrá que fortalecer los músculos que ayudan a sostener la columna e incrementar la flexibilidad de la columna y de las piernas. La mayoría de las personas mejora con tratamiento; sin embargo hay pacientes con dolor prolongado e incluso algunos en los que a pesar del tratamiento el dolor persiste y precisan tratamiento por las unidades del dolor. Pueden pasar varios meses hasta poder reanudar todas las actividades sin tener dolor en la espalda. Es posible que en trabajos que implican levantar objetos pesados o hacer esfuerzos con la espalda necesiten cambiar sus actividades laborales para evitar lesionarse la espalda de nuevo. Cuidado sobre todo con las posturas forzadas. Pero… ¿hay algo nuevo en el tratamiento de la artrosis de la columna y de la patología del disco, de las hernias? Pues parece ser que sí, que entre muchas terapias hay una con resultados prometedores. Según los Drs Eduardo Anitua y Sabino Padilla del “Eduardo Anitua Foundation for Biomedical Reserch and BTI-Biotechnology Institute”, el dolor lumbar crónico es una experiencia personal compleja y multidimensional donde influyen factores fisiopatológicos, sensoriales, emocionales, cognitivos, comportamentales y socioculturales. Esta condición endémica cuyo síntoma es el dolor lumbar relacionado con factores mecánicos relacionados con la musculatura lumbar, la degeneración del disco intervertebral, la artrosis de las carillas articulares lumbares y ocasionalmente radiculopatias asociadas, conduce a una incapacidad funcional del paciente. En general, se han realizado importantes investigaciones específicamente in vitro, in vivo y en estudios clínicos, que proporcionan evidencias de la síntesis de matriz extracelular y los efectos antiinflamatorios, antiapoptóticos y antiálgicos de los PRPs en degeneración de la articulación intervertebral y dolor crónico de espalda. Además, el reconocimiento de las sorprendentes similitudes tanto a nivel funcional como patológico, entre la artrosis de rodilla y la degeneración articular del disco intervertebral junto con los resultados obtenidos en ciencia básica, en estudios preclínicos y en pacientes con artrosis de rodilla y cadera cuyo dolor crónico se vio reducido significativamente con infiltraciones de PRGF, nuestro grupo de trabajo sugirió 4 efectos sinérgicos del PRGF en las articulaciones sinoviales artrósicas: condroprotección, efecto antiinflamatorio, modulación de los fenotipos celulares, y reducción del dolor, lo que hace al PRGF una importante terapia en el tratamiento del dolor crónico lumbar. Las etapas media y tardía de la degeneración del disco se asocian con la presencia de un deterioro colateral del tejido adyacente, incluidos los osteofitos, la artrosis facetaria y la hernia anular, por lo que es necesario tratar otras estructuras de la columna vertebral además del disco. Recientemente se han identificado lesiones a nivel subcondral de donde se inicia un placa vertebral, células del núcleo pulposo y células del anillo fibroso. Se ha demostrado que las infiltraciones intraóseas de PRP aumentan la osteogénesis, disminuyen la adipogénesis y disminuyen la reabsorción ósea en animales y en humanos reducen el dolor articular artrósico, procesos biológicos clave en lesiones de tipo Modic. Estos hechos fisiopatológicos, nos lleva a sugerir que siempre que se presenten cambios moderados, los tratamientos para detener o al menos retrasar la degeneración del disco deberían ser biológicos y abordar el endplate. Además, las inyecciones intraneurales de PRGF podrían aplicarse en el caso de la compresión de la raíz nerviosa principalmente debido a los prometedores resultados clínicos obtenidos por esta estrategia en este tipo de neuropatías perifericas. Por último, pero no menos importante, los médicos deben recurrir a la fisioterapia para tratar y y estimular los músculos y ligamentos de diferentes segmentos de la columna vertebral. Así pues… lo esencial la prevención: fortalecimiento, trabajo de flexibilidad, modificación de la posición de pelvis-columna. Y si al final la hernia nos alcanza hemos de saber que con paciencia la evolución puede ser buena.