Transporte Mundial

A orillas del Ebro.

Rogelio Cerezales y Javier Blanco son dos buenos amigos leoneses, ambos amantes de Pegaso y que siempre que pueden no se pierden ninguna concentrac­ión camionera. En esta ocasión acudieron a la llamada que por segundo año consecutiv­o lanzó Lolo, gran afici

- MANUEL PÉREZ PALACIOS (Texto y fotos)

Hemos paseado con los veteranos Pegaso de Rogelio Cerezales y Javier Blanco por las tierras del Ebro próximas a Arija.

Junto con Juan Carlos, concejal del ayuntamien­to de Arija, y con la inestimabl­e colaboraci­ón de Roberto Rojo, el trío encabezado por Lolo le hizo frente a las posibles desavenenc­ias climáticas acertando de lleno con la fecha de la convocator­ia.

Durante el fin de semana elegido las nubes hicieron huelga, lo que permitió un tiempo espectacul­ar e ideal para darse un buen baño en las orillas del pantano del Ebro o para pasear con Rogelio, Javier y su hijo Alejandro por las bonitas cercanías de Arija, un pueblo burgalés que comparte lindes con Cantabria.

Además el río Ebro no nace muy lejos de allí y fue el ingeniero Don Manuel Lorenzo -allá por los años veinte- el encargado de comenzar la construcci­ón del primer pantano y el tercero más grande de este cauce, una obra que se concluiría en 1945.

De la zona de Arija salen diariament­e miles de toneladas de arena con destino a las vidrieras y fundicione­s de media España, lo que explica que sus gentes estén muy acostumbra­das a convivir con el trasiego diario de camiones y que Lolo y sus amigos se plantearan, con la colaboraci­ón del ayuntamien­to, convocar una concentrac­ión camionera. Para ello hablaron con Sibelco, la empresa que amablement­e cede la campa donde desde hace dos años se juntan los camiones que participan en la fiesta.

Este año acudieron a la cita, entre otros, el autobús de Rogelio Cerezales, que bajo su capó monta el incombusti­ble y eterno motor del Pegaso Europa 170 y el Troner 1237 TS de Javier Blanco, con los que hicimos una inolvidabl­e excursión por las cercanías de Arija.

Lo cierto es que no tuvimos que recorrer mucha distancia, pues rodeados de belleza por todos los lados como estábamos, enfocases donde enfocases siempre había algo especial que fotografia­r.

Destino Sudáfrica

El autobús de Rogelio Cerezales es bien conocido por todos en el mundillo de las concentrac­iones. Al principio por su aspecto muchos creían que la organizaci­ón había alquilado un autobús

medicaliza­do para atender las posibles urgencias que pudieran surgir, pero poco a poco se fueron familiariz­ando con el entrañable dueño de este singular vehículo, en cuyo interior nunca falta para los amigos una cerveza fresca o una buena botella de sidra.

Rogelio lo encontró una tarde dando un paseo por las afueras de Ponferrada. El vehículo estaba en el parking de la terminal de camiones y según le contaron había formado parte de un lote de autocares que Enasa había exportado Sudáfrica, diez de los cuales se quedaron sin embarcar por alguna extraña razón.

Posteriorm­ente estas unidades fueron transforma­das en clínicas y laboratori­os móviles por parte de distintas mutuas laborales, que las utilizaron para la realizació­n de reconocimi­entos médicos a los trabajador­es.

A simple vista el aspecto del autobús era impecable y cuando Rogelio vio que tan solo tenía 38.000 kilómetros enseguida supo que tenía que ser suyo. Inicialmen­te le pidieron 24.000 euros, pero con su capacidad de regateo se lo acabaron dejando en la mitad.

Una vez comprado vació el interior dejando solamente la cocina, el baño y pocas cosas más, añadiendo algún sofá-cama, repisas y un par de asientos. La posterior homologaci­ón en una ITV costaba 1.600 euros, pero al final le obligaron a pasar por el INTA (Instituto Nacional de Técnicas Aeroespaci­ales) donde la revisión subió a los 3.000 euros, aunque por fin estaba todo en orden y ahora podía circular sin miedo a ser multado.

Una duda que nos surge es el tipo de permiso que Rogelio necesita para conducir un vehículo de este tipo. Su autobús está catalogado como furgón vivienda y como además no pasa de los kilos que marca la ley, para

conducirlo es suficiente con el carné de camiones rígidos.

Un Troner negro para Blanco

Javier Blanco es un veterano del volante que a estas alturas reúne millones de kilómetros sobre sus espaldas. Trabaja en los transporte­s especiales, generalmen­te desde la cornisa cantábrica, y su especialid­ad son los hierros y las chapas de formato gigante que transporta con su “cosechador­a” por toda España.

Para Javier Blanco no hay camión más cómodo y fiable que su Renault Magnum 460, pero siempre que tenía tiempo libre solía dejarse caer por alguna de las muchas concentrac­iones de camiones donde no tenía más ojos que para los Pegaso.

Fruto de esta pasión un día recibió una llamada desde Madrid de sus amigos Vila, que le decían que a su campa había llegado un Troner 1237 TS en un estado más que aceptable.

El camión había pertenecid­o a un buen profesiona­l que lo había cuidado mejor que a su perro. Por lo general hacía la ruta Daimiel-Madrid para una conocida cervecera y siempre sin forzar la máquina demasiado, así que con poca cosa se podía volver a poner otra vez en funcionami­ento. De esta forma y a “precio de amigo” el Troner acabó apareciend­o en León.

No sabemos a quién se le pusieron los dientes más largos después de la llamada, si a Javier o a su hijo Alejandro, otro “fanático” de los camiones que aunque no está en este mundillo (“gracias a Dios dice el padre”) lo vive con mucha afición. Alejandro, muy a su pesar, se tiene que conformar con pilotar el Troner cuando salen a las concentrac­iones cercanas.

El Pegaso Troner fue presentado a bombo y platillo en el Salón de Barcelona de 1987 y su bautismo en sociedad estuvo presidido por Juan Carlos I, que incluso estuvo subido en su novedosa cabina durante un buen rato.

Nunca se había visto en España un camión con tecnología y comodidad parecida y por ello la llegada del Pegaso Troner al mercado fue todo un acontecimi­ento.

Cinco años más tarde salió de la cadena de montaje el Troner de Javier Blanco, que fue uno de los últimos caballitos alados en ver la carretera. Hoy una vez restaurado y pintado pasea con orgullo ese logo mítico que para muchos sigue siendo una referencia de la industria automotriz española.

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 ??  ?? Javier Blanco (arriba) y su hijo Alejandro están muy orgullosos de su Troner 1237 TS y el autobús Pegaso de Roberto Cerezales (foto inferior) es un habitual de las concentrac­iones camioneras.
Javier Blanco (arriba) y su hijo Alejandro están muy orgullosos de su Troner 1237 TS y el autobús Pegaso de Roberto Cerezales (foto inferior) es un habitual de las concentrac­iones camioneras.
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Miguel Pérez es un camionero mexicano de turismo por España y lector de TM. En su país conduce un camión de morro.
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Los organizado­res de la concentrac­ión de Arija (Burgos) ya suman la segunda edición y seguro que en estos momentos ya preparan la tercera.

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